Protección
Todos los niños y niñas tienen derecho a vivir en entornos libres de cualquier forma de violencia
Desafío
En el mundo, millones de niños y niñas son víctimas de distintas formas de violencia. En 2022 se verificaron 315.000 violaciones graves en más de 30 situaciones de conflicto armado en África, Asia, Oriente Medio y América Latina, según el Informe Anual del Secretario General de Naciones Unidas sobre niñez y conflictos armados. De esas, 290 graves violaciones fueron verificadas en Colombia, lo que representa un incremento de un 25% en comparación con 2021[1].
En Colombia existen retos significativos para proteger a la niñez y adolescencia de las diferentes formas de violencia que los afectan, incluyendo el conflicto armado. Estas violencias pueden ser físicas, psicológicas y sexuales y ocurren en todos los ámbitos: al interior de la familia, en el colegio, en otras instituciones y en la comunidad. Muchas de las formas de violencia contra la niñez están validadas por normas sociales y culturales, como el castigo físico, el matrimonio infantil y las uniones tempranas, el uso y utilización de niños y niñas para el conflicto, así como el reclutamiento armado. Todas las formas de violencia contra la niñez tienen consecuencias graves para su salud física y mental, su pleno desarrollo y causan secuelas para su vida adulta.
La familia es el primer entorno protector de niños, niñas y adolescentes, donde se espera que estén seguros. Sin embargo, es ahí donde la niñez y adolescencia sufre los mayores niveles de violencia. De acuerdo con Medicina Legal, 6.361 niños, niñas y adolescentes fueron víctimas de violencia física al interior de la familia en 2022. Ese reporte corresponde solo a los casos de extrema gravedad que ha examinado Medicina Legal, pero muchos de estos no son reportados.
La niñez y la adolescencia también son víctimas de violencia sexual, esto tiene un impacto profundo en su desarrollo, su integridad física y mental, sus habilidades sociales y cognitivas y su proyecto de vida. Desafortunadamente, las niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual tienen mayor riesgo de sufrir violencia sexual en el transcurso de su vida. En el 2022, Medicina Legal reportó haber realizado 20.877 exámenes por presunto delito de violencia sexual a menores de 18 años, de los cuales 18.233 exámenes fueron realizados a niñas y adolescentes. La mayoría de los casos reportados tuvieron como víctimas a niñas de 10 a 14 años. Al igual que la cifra de violencia física y psicológica, para esta también existe un subregistro y muchos casos nunca son reportados.
Los niños y niñas también son víctimas de violencias que ocurren en el marco del conflicto armado, como desplazamiento, reclutamiento, uso y/o utilización, violencia sexual y pueden ser víctimas de minas antipersonal o artefactos explosivos improvisados. Según el Registro Único de Víctimas de Colombia, entre 1985 y 2023, el conflicto armado en el país afectó a casi dos millones de niños, niñas y adolescentes a través del desplazamiento, el confinamiento, el reclutamiento, el abuso y la violencia sexual, entre otros. El Observatorio de Niñez y Conflicto Armado de la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico) registró en 2022, 398 eventos de conflicto armado en los que por lo menos 268.524 niñas, niños y adolescentes se vieron afectados de manera directa.
Lamentablemente, en el país el reclutamiento, uso y utilización de niñas, niños y adolescentes es un delito que ocurre a menudo y que va en aumento. Según el Informe Anual del Secretario General de Naciones Unidas sobre niñez y conflictos armados, en Colombia el reclutamiento y uso de niñez para el conflicto armado aumentó de 123 en el 2021 a 130 casos en el 2022.
UNICEF y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) presentaron el Estudio de caracterización de niñez desvinculada del conflicto armado entre 2013 y 2022 que analizó la situación de 2.181 niños, niñas y adolescentes víctimas de reclutamiento atendidos por el ICBF entre el 2013 y el 2022. Si bien este estudio no representa a la totalidad de las víctimas, sí permite establecer tendencias: el reclutamiento está afectando diferencialmente a las mujeres y a la niñez indígena y afrocolombiana. El estudio reporta que el 78,2 % de los encuestados refirieron haber vivido situaciones de violencia y victimizaciones en el grupo familiar antes del reclutamiento, lo que quiere decir que existen entornos que lo propician, a lo que se le suman otras circunstancias como la pobreza, falta de oportunidades y consumo de alcohol y sustancias psicoactivas.
Asimismo, en el actual contexto de movilidad humana de la región, Colombia es el principal receptor de población migrante, con vocación de permanencia y/o tránsito. Los contextos por donde transitan o en donde se asientan esas familias ofrecen los mismos riesgos para la niñez migrante, como para la niñez colombiana. En muchos casos, el nivel de vulnerabilidad de un menor de edad migrante es mayor, cuando, por ejemplo, no están acompañados o son víctimas de manifestaciones de xenofobia o ingresan al país de manera irregular y sin documentación.
En el año 2016 se atendieron 9.170 migrantes venezolanos, mientras que en 2022 se atendieron 108.098 en todos los servicios de prevención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, esto es un incremento en la atención de un 1,078 %. Así mismo, en protección, en el periodo entre 2018 a 2022, el número de migrantes venezolanos que ingresaron a Procesos Administrativos de Restablecimiento de Derechos (PARD), pasó de 1.068 en 2018 a 3.322 en 2022, lo que significa un aumento del 211%. Se registran casos de niñas, niños y adolescentes venezolanos no acompañados, víctimas de violencia/abuso sexual, negligencia, mendicidad y reclutamiento.
Muchos de estos casos no son reportados o atendidos, debido a que existen brechas en el sistema de protección institucional que perjudican su implementación a nivel local, así como la prevención de violencias y atención a víctimas. Sin importar el contexto, todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a estar protegidos de la violencia, la explotación y el abuso. Por ello, UNICEF trabaja para prevenir las prácticas nocivas y todo tipo de violencias contra ellos y ellas.
Los niños, niñas y adolescentes deben crecer y vivir sin miedo. Conviértete en donante de UNICEF y, con tu ayuda, podremos mitigar situaciones y conductas de maltrato, abuso o violencia que pongan en riesgo sus vidas.
Solución
Todos los niños y niñas tienen derecho a crecer y vivir en un entorno libre de violencia, seguro y protector. Aún estamos lejos de lograrlo y, por ello, debemos trabajar para prevenir y atender las violencias contra la niñez.
Queremos reducir las brechas entre los sistemas de protección de la infancia en el país. Para ello, apoyamos y trabajamos con la institucionalidad colombiana para prevenir todas las violencias contra la infancia y adolescencia y responder a todas las formas de violencia física, sexual y psicológica contra todos los niños, niñas y adolescentes en el país. Apoyamos al Gobierno Nacional -trabajando con distintos actores a nivel nacional, departamental y local- para coordinar acciones que faciliten que todos los sistemas de protección puedan atender las violencias cometidas contra la niñez y adolescencia de la misma manera, sin importar el lugar donde estén. Estas acciones se coordinan con otros actores locales, como organizaciones de la sociedad civil, juveniles y comunitarias. Además, UNICEF colabora con las instituciones y los Estados para la reparación y el reconocimiento del daño causado dentro de los diversos procesos de justicia transicional, así como en la construcción de paz.
Los niños, niñas y adolescentes no deberían vivir situaciones de violencia en sus entornos más cercanos: familias, escuelas y comunidades. Por eso, elaboramos e implementamos estrategias para la prevención de violencias físicas, violencias basadas en género, violencia en línea, prevención de reclutamiento y reincorporación, educación en riesgo de minas y acceso a justicia.
Fomentamos la atención integral de los niños, niñas y adolescentes víctimas para que sus derechos sean restablecidos. Promovemos el fortalecimiento del sistema de protección, apoyando la ampliación de coberturas, la cualificación de las modalidades actuales y la creación de nuevos mecanismos, para que el interés superior del niño o niña y la desinstitucionalización sean garantizados. Junto con el Estado, buscamos robustecer el sistema de registro civil, para que se garantice el nombre, identidad y nacionalidad de todo niño o niña nacido en territorio nacional; así mismo, reducir los niveles de impunidad y que los responsables de graves violaciones cometidas contra niños y adolescentes sean juzgados y condenados.
Además, queremos que haya reparación en los procesos de justicia transicional, así como reconocimiento a las víctimas para que sus vivencias no caigan en el olvido. Reconocer el dolor causado y los patrones de violencia, reparar el daño y garantizar la justicia y la no repetición contribuyen a construir la paz.
En 2005, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó la Resolución 1612 que crea el Mecanismo de Monitoreo y Reporte de graves violaciones en contra de la niñez y la adolescencia en situaciones de conflicto armado. Por ello, en Colombia lideramos y trabajamos con otras agencias de Naciones Unidas para supervisar, verificar y denunciar las graves violaciones de los derechos de la niñez que se producen en el marco del conflicto armado. De igual manera, queremos fortalecer el marco normativo, las políticas públicas, programas y servicios de prevención, protección y asistencia a niños, niñas y adolescentes víctimas o en riesgo de graves violaciones.
En contextos migratorios, trabajamos para que se acceda a los mecanismos de protección que promuevan la regularización y el registro civil; también, promovemos la inclusión de la niñez migrante para que tenga acceso a los mecanismos que garanticen sus derechos. Buscamos promover su protección, contribuyendo a que sea su interés superior el que determine las medidas pertinentes, bien sea, el fortalecimiento del vínculo familiar o la reunificación, o su acceso efectivo a medidas no institucionalizantes, como una forma de protegerlos ante la violencia, abuso, explotación y la discriminación.
Asimismo, trabajamos para eliminar prácticas perjudiciales como el castigo físico, el matrimonio infantil y las uniones tempranas. Estas prácticas están arraigadas en normas sociales que las justifican y requieren un cambio de comportamiento individual y colectivo.
Las violencias cometidas contra la niñez son de muchos tipos y se dan en todos los contextos. Queremos que todos los niños y niñas crezcan y desarrollen todo su potencial en entornos protectores y seguros, para romper los ciclos intergeneracionales de la violencia y contribuir a la construcción de paz del país.
Protección a la niñez en emergencias
En situaciones de emergencia, como desastres naturales, conflicto armado y crisis migratorias, la respuesta de protección contra la violencia de UNICEF incluye acciones de atención directa, en coordinación con actores humanitarios y entidades del Gobierno Nacional, como actividades de orientación para la recuperación de las comunidades afectadas.
Procuramos que niños, niñas y adolescentes que atraviesan situaciones de violaciones humanitarias, emergencia o crisis, accedan y participen activamente de mecanismos efectivos de prevención y atención para la restitución de sus derechos.
[1] Esta información no refleja la totalidad de las violaciones cometidas contra los niños, pero sí recoge las tendencias, verificadas por Naciones Unidas, de las violaciones graves cometidas contra ellos y ellas.