Como en cada recreo, Fernanda y sus amigos de la I.E. 10202 Virgen de La Paz, ubicada en el distrito de Pacora, a 25 minutos en auto de la ciudad de Lambayeque, en el norte del Perú, disfrutan del patio principal. Chapadas, escondidas, lingo o matagente, lo que fuere para hacer crecer su amistad y volver a las aulas para seguir aprendiendo. Sin embargo, no siempre fue así, hubo una pausa en 2023, cuando las lluvias azotaron esta zona.
“Todo el patio se llenó de agua, no podíamos jugar. Las aulas también se inundaron. El colegio determinó que tengamos clases virtuales y poco a poco las cosas se fueron regularizando. Todo el personal de la escuela y los padres de familia ayudaron a retirar el agua”, cuenta Fernanda.
Ella fue una de las casi 26 mil niñas, niños y adolescentes que, según cifras oficiales del Instituto de Defensa Civil (Indeci), se vieron afectadas por las lluvias a nivel nacional el año pasado. De esa cantidad, el 20% radicaban en la región Lambayeque.

Con un cordón rojiblanco sobre su hombro, que la acredita como la electa alcaldesa escolar, siente orgullo de todo lo que ha aprendido en este último tiempo en prevención y gestión de riesgo de desastres.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), gracias a la contribución del Gobierno de Corea, realizó capacitaciones sobre este tema a escolares, para que estos, a su vez, lo repliquen en sus familias consiguiendo que todos estén preparados ante una eventualidad climática, a la que el distrito de Pacora está especialmente proclive. Ello, sumado a la capacidad de organización y el apoyo en conjunto de la propia comunidad, ha surtido efecto.
Fernanda cuenta que en estas charlas ha aprendido a armar correctamente la mochila de emergencia y a tener claro el protocolo de atención ante un fenómeno natural para evitar “que uno se alborote”, como ella le llama.
“Supongamos que ocurre un sismo, una fuga de gas o un cortocircuito. Ahí pueden morir muchas personas, entonces es importante saber qué hacer antes, durante y después. Como comunidad, estamos mejor preparados”, continúa.
Durante las lluvias, además, Fernanda asegura que es importante también protegerse de los mosquitos que propagan enfermedades como el dengue. Por lo cual, dice que es necesario aplicarse repelente y dormir debajo de mosquiteros.
Su escuela, al igual que algunos padres de las comunidades aledañas, han recibido un kit de riesgo de desastres por parte de Unicef, que comprende pico, pala, carretilla, entre otros artículos, que servirán para atender emergencias climatológicas. Fernanda agradece la contribución, ya que el año pasado su padre tuvo que proteger su casa de las lluvias únicamente colocando ladrillos en la entrada.

Ella es consciente que el cambio climático es un problema mundial, y está convencida que se puede contribuir a mitigar su impacto con acciones pequeñas pero significativas. Por ello, cuenta que en su casa tienen tachos diferenciados de basura, junta botellas, latas y también recicla.
Cuando sea grande, espera convertirse en una científica porque “me gusta la ciencia, la química, la física. Quiero ir a la NASA y aprender cosas nuevas sobre los planetas”. En un mes será su cumpleaños y de regalo quiere conocer el Museo del Señor de Sipán. A pesar de estar a tan solo 25 minutos de trayecto en auto, nunca ha podido visitarlo debido a su situación económica.
“Me han comentado todo lo que se puede ver allí y me ilusiona mucho. ¿Te imaginas todo lo que puedo aprender ahí? Los conocimientos ancestrales, las culturas originarias… ¿Cómo hacían nuestros antepasados para cuidar el ambiente o prevenir fenómenos naturales? Eso para mí es muy interesante. Quiero ir”, culminó.