Cada niña, niño y adolescente tiene una oportunidad justa en la vida
Informe anual 2020

Más allá de los efectos en la salud, la pandemia por la COVID-19 también ha afectado otros múltiples aspectos de la vida de millones de personas en todo el mundo.
En México, los ingresos de un amplio grupo de hogares se vieron reducidos debido al confinamiento y ello tuvo un impacto negativo tanto en el ingreso familiar, así como en otros ámbitos de la vida en el hogar. Específicamente niños y niñas perdieron acceso a una alimentación adecuada y muchos se vieron afectados por la educación a distancia, al no contar con las herramientas necesarias tornando a aquellos con menores recursos mucho más vulnerables al abandono escolar y ampliando las enormes brechas existentes antes de la pandemia.
Sin duda, esta situación afectó diferentes dimensiones del bienestar de las niñas, niños y adolescentes, limitando sus oportunidades para tener un desarrollo adecuado y alcanzar todo su potencial; por esta razón, UNICEF centró su trabajo en abogar para que ningún niño, niña o adolescente se quedara atrás y por ello destacó el papel que tienen los programas de protección social como mecanismos de respuesta eficaz frente a la crisis económica generada por la COVID-19.
La protección social es fundamental para que las familias puedan atender necesidades básicas como alimentación, higiene, salud y educación, entre otros. Durante situaciones de emergencia o crisis económicas, las transferencias monetarias son mecanismos de protección social que pueden apoyar a las familias para hacer frente sus dificultades.
En ese sentido, para contrarrestar el impacto de la crisis económica en los hogares con niñas, niños y adolescentes, UNICEF desarrolló diversas propuestas dirigidas al gobierno tanto a nivel federal como a la Ciudad de México (CDMX) para mostrar cómo la expansión de los programas sociales, específicamente las transferencias monetarias, es una importante herramienta que ayuda a amortiguar la reducción del ingreso familiar debido a la crisis causada por la pandemia. Particularmente, al Gobierno de la CDMX se le presentó la propuesta para la expansión temporal del programa Mi Beca para Empezar, mediante la cual se recomendó proporcionar a las familias beneficiarias una cantidad adicional de efectivo para cubrir los servicios básicos durante los dos primeros meses de la pandemia. Como resultado del diálogo estrecho con el gobierno capitalino, éste decidió adoptar un enfoque similar al propuesto por UNICEF y extendió por tres meses más el beneficio mensual habitual del programa y con ello alrededor 1.2 millones de niños y niñas en educación básica, así como sus familias pudieron contar con mayores recursos económicos durante los meses iniciales del confinamiento.
En la misma línea, UNICEF también presentó una propuesta al Gobierno Federal que abogó por la ampliación de los programas de protección social existentes (Becas Educación Básica de Bienestar para las familias, Becas de Educación Media Superior Benito Juárez, Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, Pensión para Adultos Mayores, Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad) reconociendo su importante rol para apoyar a las familias más vulnerables del país y delineó los posibles escenarios que beneficiarían a aproximadamente 16 millones de familias que forman parte de estos programas.
Al inicio de la pandemia existía la creencia de que la COVID-19 no afectaba a la niñez ni a la adolescencia. Sin embargo, a medida que pasaban los días del confinamiento se hizo más evidente que la pandemia sí estaba afectando sus vidas y fuertemente. Además, con la finalidad de hacer visibles los desafíos que enfrentan las familias con niños, UNICEF unió esfuerzos con el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana para levantar la Encuesta de seguimiento de los efectos de la COVID-19 en los hogares con niñas, niños y adolescentes (ENCOVID-19 Infancia). Durante 2020, dicha encuesta recabó información bimestral sobre cómo la COVID-19 afecta el bienestar de la niñez, siendo su muestra representativa a nivel nacional. Los primeros resultados de esta pionera encuesta revelaron que los hogares con niños, niñas y adolescentes tuvieron más dificultades que los hogares donde no los hay, por ejemplo: en 40.8% hogares con niños los ingresos familiares se redujeron en un 30% comparado con los meses previos a la pandemia y eso tuvo un impacto en su capacidad económica para afrontar ciertos gastos, además en 1 de cada 3 hogares con niñas y niños experimentaron inseguridad alimentaria moderada o severa, es decir, se quedaron sin alimentos o pasaron hambre por falta de dinero o recursos; y en cuanto a los problemas de salud mental, estos se exacerbaron siendo la ansiedad y la depresión los de mayor prevalencia. Asimismo, esta encuesta también permitió identificar que, en las familias de las poblaciones más pobres, los niños y niñas no pudieron continuar con su educación a distancia, debido a la falta de acceso a internet o computadoras, así como por no contar con los mismos recursos educativos que hay en las escuelas.
Más allá de los efectos en la salud, la COVID-19 ha traído graves afectaciones económicas en los hogares, afectando que niñas, niños y adolescentes gocen plenamente de sus derechos a la salud, la educación, la igualdad y la protección.
El particular interés del Gobierno de la CDMX por conocer a fondo qué estaba pasando con las familias capitalinas con un especial foco en la infancia y la adolescencia, llevaron al Consejo de Evaluación del Desarrollo Social (Evalúa CDMX), UNICEF y el EQUIDE a unir esfuerzos para levantar la encuesta ENCOVID19-CDMX, la cual recabó información sobre los hogares con y sin niños en dos periodos del año (julio y noviembre de 2020) con la finalidad de medir el impacto de la pandemia en la población capitalina. Entre los hallazgos más relevantes se encuentra que los hogares con niños presentan mayores afectaciones que otro tipo de hogares. También se pudo constatar que, si bien de julio a noviembre 2020 hubo una importante mejoría en la ocupación y la actividad laboral, todavía el ingreso familiar era bajo; por otra parte, para el levantamiento de noviembre 2020, se pudo identificar una pérdida de seguridad alimentaria dado que solo el 27% de hogares con población infantil y adolescentes señalaron contar con acceso a alimentos suficientes y nutritivos para la familia. En cuanto a la educación de los niños y niñas en la CDMX, en 14% de los hogares, algún niño, niña o adolescente dejó de estudiar en el actual ciclo escolar (2020-2021) principalmente debido a la falta de recursos económicos (31%), carencia de internet o computadora (21%) o sentir que no estaban aprendiendo (9%).
La ENCOVID-19 CDMX también permitió conocer de qué manera los programas de protección social estaban beneficiando a la población capitalina y se identificó que 67% de los hogares con niñas, niños y adolescentes reportaron beneficiarse de algún programa social, cifra superior al promedio nacional mostrado con la ENCOVID-19 Infancia, lo cual representa un esfuerzo significativo por parte del gobierno capitalino.
Con el levantamiento de la encuesta nacional y la de la CDMX se pudo conocer el impacto en la población infantil y adolescente de la pandemia y se han visibilizado los desafíos que enfrentan las familias con niños en este complejo contexto. Por lo pronto, UNICEF y el EQUIDE continuarán recabando la encuesta periódicamente durante 2021, con la finalidad de brindar datos y evidencia para que los tomadores de decisión a nivel federal y en otras entidades federativas puedan diseñar respuestas acordes a las necesidades de la población y orientar de una mejor manera los programas de protección social para asegurar que llegan a todas las familias que lo requieren.
En todos los países del mundo, incluyendo a México, las repercusiones económicas de la pandemia por la COVID-19 obligaron a los gobiernos a hacer una revisión de sus presupuestos y ajustarlos para focalizar sus recursos en las áreas que requirieron mayor atención. Con el fin de abogar por una mejor asignación de recursos públicos a los programas dirigidos a la niñez y la adolescencia, UNICEF realizó un análisis del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) para 2021 y presentó una serie de recomendaciones dirigidas a los legisladores y tomadores de decisión para mejorar la asignación de recursos y así evitar un recorte que afectara el bienestar de millones de niños, niñas y adolescentes en el país.
Una mejor inversión de los recursos públicos destinados a la infancia contribuye a la reducción de las brechas de desigualdad y pobreza. En el contexto de la pandemia, invertir en la infancia ayudará a contrarrestar el impacto negativo que ha dejado ésta en sus vidas.
Este análisis del PPEF 2021 se centró en valorar los programas más relevantes dirigidos a la niñez y la adolescencia y mostró cuáles serían los escenarios si se realizaban recortes sustanciales en áreas como salud, educación, nutrición, protección social y protección contra la violencia. Uno de los hallazgos de mayor relevancia en este análisis fue que las asignaciones presupuestarias entre grupos de edad de la población infantil no son equitativas y ello evidencia la necesidad de invertir más en algunos grupos que otros a fin de lograr que puedan ver garantizados todos sus derechos. Por ejemplo, los niños en la primera infancia (0 a 5 años) es el grupo menos favorecido con tan solo 2% del gasto total frente a un 12% destinado a la niñez de entre 6 y 11 años.
Con este documento, UNICEF hizo un llamado a considerar asignar los recursos necesarios y suficientes para la garantizar el cumplimiento de los derechos de la infancia y adolescencia en el contexto actual de la pandemia, pues cualquier tipo de recorte afectará directamente su desarrollo pleno.
La inversión en las niñas, niños y adolescentes debe verse como la mejor inversión que hace el país por su presente y futuro. Invertir en ellas y ellos constituye la base para asegurar el bienestar de las familias, la cohesión social, la productividad y el desempeño económico futuros de una sociedad.
