Atención a la primera infancia durante emergencias y en contextos frágiles
Respuestas vitales e inmediatas para cada niña y niño pequeño

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¿En qué consiste
La atención al desarrollo de la primera infancia en situaciones de emergencia es fundamental, ya que brinda un apoyo inmediato, vital y desde los múltiples sectores y servicios que los niños y niñas necesitan, como vivienda, salud, nutrición, protección, educación y apoyo psicosocial en un entorno seguro y acogedor.
Es importante que, además de apoyar directamente a niñas y niños pequeños, la atención y los servicios se extiendan a mujeres embarazadas, madres lactantes, padres y otros familiares y cuidadores.


Además de causar enfermedades, lesiones, pérdida de vidas y daños en infraestructura, los desastres también afectan los medios de subsistencia de las familias. Pueden provocar traumas, estrés, separación familiar, trastorno en las rutinas por cambio de vivienda y escuela, y alteración de la dieta alimentaria.
Sin embargo, las niñas y los niños menores de 8 años continúan siendo uno de los grupos más invisibles cuando se planean acciones dirigidas a reducir los impactos de desastres. Algunas razones pueden ser:
- Se intenta primero responder a necesidades más visibles, como vivienda, alimentación, etc.
- No se consideran las necesidades específicas de las personas según su ciclo evolutivo.
- Se considera que las niñas y niños pequeños son considerados "demasiado jóvenes para darse cuenta de lo que está pasando”.
- No se tienen datos desagregados por sexo o edad que muestren el impacto y las necesidades específicas de las niñas y los niños pequeños (incluidos los neonatos) en emergencias y contextos violentos.
- Se desconocen los riesgos a los que están expuestos niñas y niños pequeños y las medidas que pueden tomarse para prevenirlos o responder adecuadamente a ellos.
- Falta una gestión del conocimiento basada en evidencia científica sobre los impactos perjudiciales de las emergencias en la primera infancia.
El desarrollo de la primera infancia y los servicios para padres, madres y cuidadores en entornos frágiles y de emergencia son cada vez más esenciales para poner fin a las muertes prevenibles, apoyar el sano desarrollo motor y socioemocional de recién nacidos y niñas y niños pequeños, y asegurar la salud y el bienestar general de la primera infancia.
¿Por qué son importantes y prioritarias las intervenciones de emergencia para el desarrollo de la primera infancia?

Hoy en día, millones de niñas y niños pequeños en todo el mundo viven en entornos que los exponen a traumas y múltiples privaciones, dejándolos en riesgo de experimentar estrés tóxico y limitándolos para alcanzar su pleno potencial de desarrollo.
Como sabemos, durante los primeros años de vida cuando se da el rápido y complejo desarrollo del cerebro, un niño o una niña puede ser excepcionalmente sensible a las influencias ambientales, así como a los impactos negativos de emergencias y conflictos, incluidas las crisis humanitarias y la migración.
La niñez que experimenta una prolongada exposición a eventos adversos, pobreza crónica, privación nutricional o exposición a violencia y conflicto, corre un mayor riesgo de desarrollar dificultades cognitivas, conductuales y emocionales, que pueden tener impactos multidimensionales y de largo plazo en la edad adulta.
Cuando la respuesta a una emergencia se dirige a atiende a niñas y niños pequeños con sus madres, padres y cuidadores, estos servicios tienen el potencial de impulsar la recuperación económica y la consolidación de la paz en comunidades y países.
¿Qué hacemos?
Trabajamos con instituciones de gobierno, organizaciones de la sociedad civil y asociaciones de especialistas en emergencias.
Asesoramos intervenciones de respuesta centradas en abordar los riesgos y promover el bienestar de madres embarazadas, recién nacidos, niñas y niños pequeños y personas cuidadoras en entornos humanitarios y frágiles, especialmente de las poblaciones más vulnerables.
De esta forma, contribuimos a mitigar los impactos negativos en:
- Bebés que aún están en el útero y dependen de la salud, el estado nutricional y los hábitos saludables de su madre y de su familia para desarrollarse y nacer sanos.
- Bebés, niñas y niños pequeños de 0 a 3 años de edad, especialmente susceptibles a los daños.
- Todos niñas y niños pequeños hasta los 8 años de edad para garantizar la realización de sus derechos esenciales
- Padres, madres y cuidadores que, al experimentar estrés en situaciones de emergencia, son menos capaces de brindar a niñas y niños pequeños un entorno positivo y acogedor, que conlleva que estas niñas y niños pequeños sean propensos al estrés tóxico.