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ESARO Reportaje sobre Etiopía

© UNICEF Ethiopia/2009/Getachew

Tamuye Dawit, de 3 años, gravemente desnutrida, come alimentos terapéuticos en un centro apoyado por UNICEF en el distrito de Wondo Genet. Después de tres semanas de atención, su salud ha mejorado.

UN ESFUERZO CONJUNTO: LOS AGENTES SANITARIOS GANAN LA GUERRA CONTRA LA DESNUTRICIÓN AGUDA

ALDEA DE WOSHA SOYAMA, Etiopía meridional, 27 de agosto de 2009 – Por lo general, Alemitu Geneta puede mantener a sus siete hijos vendiendo la leña que recolecta de los bosques que rodean esta aldea. Se trata de un trabajo que la mantiene alejada de su hogar durante largas horas todos los días. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de esta madre sin pareja, se trata de una ocupación que a veces no da dinero suficiente para alimentar a sus hijos, entre los que hay uno de muy corta edad.

El niño, Dawit Samuel, sufre una creciente hinchazón en el cuerpo, o edema, que por lo general es síntoma de desnutrición grave aguda, una condición médica que puede resultar fatal para los niños si no reciben tratamiento adecuado.

Afortunadamente, en agosto de 2009 comenzó a funcionar en la aldea de Alimetu un nuevo servicio de atención de la salud mediante el cual el niño recibió atención inmediata. Por primera vez en la historia de la aldea, la población cuenta desde entonces con una clínica en la que trabajan agentes sanitarios calificados para la gestión de la desnutrición grave aguda. La clínica también cuenta con alimentos terapéuticos listos para el consumo y micronutrimentos esenciales para tratar la desnutrición.

La aldea de Wosha Soyama está ubicada en el Distrito Wondo Genet, una región con alta incidencia de desnutrición y uno de los varios sitios del país donde UNICEF brinda apoyo a las intervenciones de nutrición de emergencia en coordinación con las autoridades sanitarias nacionales, regionales y municipales y con diversas ONG.

“La primera vez que traje a Dawit Samuel al puesto sanitario, mi hijo estaba muy enfermo”, recuerda Alemitu. “Tenía todo el cuerpo hinchado y la piel cubierta de llagas. Desde que lo empezaron a tratar aquí se le ha ido la inflamación, han desaparecido las escamas que tenía en la piel y tampoco tienen llagas. ¡Es como si tuviera un cuerpo nuevo! Cuando llegó no quería comer nada, pero ahora, después de tres semanas, se alimenta y bebe líquidos de manera normal. Estoy muy feliz”.

La persona que descubrió que Dawit Samuel tenía un caso grave de desnutrición fue Senait Shelimo, una agente sanitaria de 24 años de edad que trabaja en el puesto sanitario de Wosha Soyama y que vio por primera vez al niño durante una de las visitas domiciliarias que suele realizar por las tardes.

“La verdad es que había ido por otras razones. Quería constatar si los aldeanos habían construido una letrina y si estaban usando los mosquiteros”, explica Senait. “Cuando vi por primera vez a Dawit, el niño tenía el cuerpo tan hinchado que me dio temor. También me sentí muy apenado por la madre, porque vi que tenía un grave problema bastante común entre los niños y niñas de esa zona. Le dije que llevara al niño al puesto sanitario al día siguiente, y luego les dije lo mismo a otras madres durante mis visitas domiciliarias posteriores. En realidad, así fue como comenzó el programa de alimentación terapéutica para pacientes ambulatorios de la clínica”.

Senait forma parte de un cuerpo de 30.000 agentes de promoción sanitaria que han recibido capacitación del Ministerio de Salud gracias al apoyo que éste obtiene de UNICEF y sus aliados. Desde 2008, UNICEF ha intensificado su programa de capacitación sobre la gestión y el tratamiento de la desnutrición grave aguda que lleva a cabo junto al Ministerio de Salud y las dependencias sanitarias regionales. La profundización de la colaboración entre todos esos organismos se debió a la necesidad de dar respuesta a la combinación mortífera de la sequía, la inflación, la recesión mundial y las limitaciones impuestas a la prestación de ayuda alimentaria, que han provocado el sufrimiento y la muerte de miles de personas debido a la desnutrición y a las enfermedades relacionadas con ella en la parte meridional del país, así como  la prolongación de esos efectos en 2009.
Para fines de 2009, el programa de capacitación y tratamiento funcionará en 211 distritos. Además, UNICEF ya distribuye alimentos terapéuticos listos para el consumo, medicamentos y otros suministros. El empleo de alimentos terapéuticos preparados posibilita que los niños y niñas que no tienen otros problemas de salud salvo la desnutrición reciban en sus propios hogares el tratamiento que les salvará la vida.

Mediante el programa de agentes de promoción también es posible prestar servicios a un número mayor de niños y niñas. “Este tipo de trabajo se debe realizar a nivel de los puestos sanitarios”, explica Senait. “Porque aquí estamos más cerca de la población. Si los niños que reciben este tratamiento no pueden venir por alguna razón, nosotros somos los que podemos localizarles con mayor facilidad y eficacia. Sabemos en qué vecindarios viven, dónde quedan sus casas... Sabemos cómo llegar a ellos”.