Perú, país de oportunidades para niñez y adolescencia

Perú, uno de los primeros países en ratificar la CDN, realiza esfuerzos por adaptar su legislación y políticas públicas a la garantía de los derechos de los niños.

Olga Isaza
20 Noviembre 2018
Olga Isaza, representante a.i. de UNICEF

Olga Isaza

Representante a.i. de UNICEF

La Convención Sobre los Derechos del Niño (CDN), el tratado universal de derechos humanos más ratificado por los Estados del mundo, cumple 29 años. En estos años, las sociedades han transformado su mirada sobre las niñas, niños y adolescentes. Hoy los reconocen como personas con plenos derechos y con necesidades particulares de acuerdo con su edad.

Desde entonces el Perú, uno de los primeros países en ratificar la CDN, realiza esfuerzos por adaptar su legislación y políticas públicas a la garantía de estos derechos. Ha tenido importantes avances, pero también ha descubierto vacíos legales, aspectos culturales y prácticas sociales que dificultan el pleno ejercicio de estos derechos. El Perú ha sabido asumir la agenda de la niñez como política de Estado. Cada gobierno sumó esfuerzos al camino avanzado. Esa actitud permite mirar con optimismo el desafiante futuro.

El actual liderazgo del Ejecutivo en la lucha contra la anemia y su compromiso con la erradicación de todas las formas de violencia que afecta especialmente a las mujeres, niñas, niños y adolescentes constituyen una clara señal de que este gobierno concede a la niñez y adolescencia un lugar prioritario en su agenda. Recordemos que los dos son problemas que afectan a niñas, niños y adolescentes de todos los sectores socioeconómicos y geográficos, y frenan tanto su desarrollo personal como el del país. Ambos requieren más que estrategias sanadoras o sancionadoras.

Resulta paradójico que con la riqueza alimentaria que posee el Perú exista un alto índice de anemia infantil, pero cuando observamos la dieta, el creciente reemplazo de la lactancia materna por las fórmulas, el difícil acceso a agua segura, se entiende y se hace evidente que se necesita de una respuesta multisectorial. Con gran acierto, el gobierno del presidente Martín Vizcarra ha impreso esa característica a la Estrategia multisectorial para combatir la anemia y la desnutrición infantil. Confiemos en que el Perú pueda ingresar a su bicentenario ostentando una significativa reducción de esta deficiencia nutricional que limita el desarrollo de la primera infancia.

El liderazgo asumido en la lucha contra todos los tipos de violencia, especialmente la de género, que afecta desde el inicio de sus vidas a las niñas y las adolescentes, constituye un espaldarazo a la creciente indignación ciudadana frente a estos actos que dejan huellas imborrables y obstaculizan el desarrollo integral de las víctimas. El desafío es enorme porque requiere de transformaciones socioculturales; recordemos que, por ejemplo, el castigo físico goza de licencia social. Mantenerse firme en el camino permitirá alcanzar este objetivo, que es uno de los planteados por la Agenda 2030.

Sumar a estas dos prioridades el desarrollo adolescente aportará enormemente a la sostenibilidad del Perú. Hay más de tres millones de chicas y chicos viviendo una etapa corta pero determinante para sus vidas y la del país. Dotarlos hoy de oportunidades diversas para que desarrollen todo su potencial es ético y estratégico.

Asumamos en el Día Mundial de los Niños el compromiso de construir un país de oportunidades para niñas, niños y adolescentes.

> Artículo publicado en el diario El Peruano el 20 / 11 / 18