Poner fin al castigo corporal
Representantes de UNICEF unen sus voces contra el castigo corporal que sufre 1 de cada 2 niños en América Latina y el Caribe.
Menos de un tercio de los países de América Latina y el Caribe cuentan con una prohibición total del castigo físico contra niños y niñas.
En la región, Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela son los únicos 10 países que tienen una legislación específica para prohibir el castigo corporal en todos los ámbitos, entre los que se incluye: el hogar, la escuela, centros de cuidado alternativo e instituciones penales.
Según un reciente análisis realizado por UNICEF sobre datos oficiales de 17 países de la región, las niñas y niños expuestos a castigo corporal severo tienen 2,4 veces menos probabilidades de tener un desarrollo adecuado en la primera infancia, mientras que la exposición a la disciplina violenta aumenta 1,6 veces el riesgo de que una niña o un niño muestre comportamientos agresivos hacia otros niños o adultos.
UNICEF hace un urgente llamado a los gobiernos de la región para que aseguren la prohibición total del castigo físico en todos los ámbitos.
En Argentina, más del 95% de adultos cree que los chicos y chicas no deben ser castigados físicamente. Pero en el 70% de los hogares se utilizan métodos de disciplina que incluyen violencia física o verbal, como el zamarreo, chirlos, cachetadas, golpes y gritos.
"En Brasil, debemos hacer todo lo posible para detener toda violencia contra los niños, comenzando por poner fin al castigo corporal en la primera infancia", Florence Bauer, Representante de UNICEF Brasil.
En Costa Rica, 46% de los niños y niñas entre 2 y 14 años de edad fueron sometidos al menos a una forma de castigo físico o psicológico de parte de sus cuidadores.
"La violencia se aprende y se reproduce. Para fomentar una cultura de paz, el primer paso es revisar la forma que educamos a nuestros niñas y niños", María Machicado, Representante de UNICEF Cuba.
En el Caribe Oriental, solo el 13% de los niños en Barbados, el 17% en Trinidad y Tobago y el 18% en Santa Lucía experimentaron disciplina no violenta.
En Ecuador, 3 de cada 10 niños sufren maltrato por parte de sus profesores y 4 de cada 10 sufren maltrato por parte de sus padres. Los niños más afectados tienen entre 5 y 11 años.
En El Salvador, en 2014, 52% de niñas y niños recibieron una forma violenta de disciplina (física o psicológica). El rango de edad con mayor porcentaje de niñas y niños sufriendo castigo físico es el de 3 a 4 años (62%) y el menor entre los 10 y 14 años (48.4%).
En Guatemala, el castigo corporal no está prohibido en el hogar, centros de cuidado alternativo, guarderías ni colegios. Ejercer violencia hacia niños y niñas como forma de disciplina representa una grave violación a sus derechos.
En América Latina y el Caribe, 3 de cada 10 estudiantes adolescentes son acosados regularmente.
En Haití, 1 de cada 4 niños no vive con sus padres; incluyendo algunos de ellos siendo enviados a trabajar como trabajadores domésticos. Muchos niños que viven fuera de su familia inmediata están particularmente expuestos a ambas formas de violencia.
Honduras necesita familias y comunidades que valoran a sus niños y niñas, los escuchan y educan con buenas prácticas de crianza y orientación positiva
En Jamaica, 8 de cada 10 niños entre 2 y 14 años experimentan alguna forma de disciplina violenta.
El castigo corporal y otras formas humillantes de castigo son todavía usados como medios de disciplina. En México al menos 6 de cada 10 niñas, niños y adolescentes, de entre 1 y 14 años, ha experimentado algún método de disciplina violenta.
La promoción de la disciplina positiva debe ser abordada desde una perspectiva de política pública
En Panamá, en 2017 se denunciaron 2,594 casos de maltrato de niños y niñas. Esto representa un aumento de 12.2% con respecto al año anterior.
En Paraguay, 6 de cada 10 niños y niñas sufren violencia en sus hogares por parte de sus madres, padres o cuidadores como forma de disciplina.
En Perú, las niñas, niños y adolescentes en áreas rurales experimentan más seguido la violencia como consecuencia de la exigencia por cumplir múltiples responsabilidades tanto familiares como escolares.
En República Dominicana, 6 de cada 10 niñas y niños son víctimas de catigo corporal o psicológico.
En Uruguay, el uso de la violencia es más frecuente hacia los niños y niñas más pequeños: un 60,6 % de los de 2 a 4 años sufrió agresión psicológica o castigo físico.
En Venezuela, los castigos violentos como golpes con objetos u otros tratos crueles, son rechazados por cuidadores; sin embargo, castigos como nalgadas, jalones de pelo, son aceptados "cuando no queda otra alternativa para lograr disciplina de los niños y jóvenes”, Rafael Ramírez, Representante de UNICEF Venezuela.
