Ayudar a las mujeres y a los niños y niñas a recuperarse del terremoto
El personal de UNICEF no duda en movilizarse inmediatamente a la zona del sismo para socorrer a la población afectada.

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Hoy, 19 de agosto, con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, queremos reconocer el heroísmo de tres personas que, nada más producirse esta situación de emergencia, no dudaron en movilizarse a la zona afectada para socorrer a la población afectada.
El terremoto del 14 de agosto ha devastado el departamento Grand Sud y el último balance arroja una cifra de al menos 2.189 muertos y más de 12.200 heridos. Hay alrededor de 130.000 casas dañadas o destruidas. La ayuda humanitaria se encuentra en el terreno para prestar ayuda a las poblaciones afectadas por el terremoto y hoy, día 19 de agosto, con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, queremos reconocer el heroísmo de tres personas que, inmediatamente, producida esta situación de emergencia, no dudaron en movilizarse hasta el área afectada para socorrer a la población.
Joseph Beneche desenrolla la cinta adhesiva que delimita la ubicación del tanque flexible de agua de 10.000 litros que puede abastecer a 250 familias. El especialista en agua, saneamiento e higiene de UNICEF lleva trabajando sobre el terreno apenas se produjo el terremoto que golpeó Haití el pasado 14 de agosto. Lo tenía muy claro, no dudó ni un momento en acudir. Es ingeniero agrónomo y acumula desde 2015 una amplia experiencia en todo lo referente al agua. Trabaja en el ámbito humanitario desde 2014 y se ha unido a UNICEF en 2018.
“En ese tipo de catástrofes, es importante garantizar a las victimas el acceso al agua potable y al saneamiento. Se trata de una necesidad vital, ya que estos servicios permiten salvar vidas. El contexto es difícil y hay que trabajar lo más rápido posible para poner a las personas a salvo, sobre todo debido a la temporada de ciclones. Como parte de la ayuda humanitaria, nuestra misión principal es ayudar a las personas. No se trata solo de una obligación que tenemos que cumplir como seres humanos, es nuestro deber”, explica.
Ayudar a sus hermanos y hermanas afectados es su mayor satisfacción, una satisfacción que también es personal. La ayuda debe desplegarse lo más rápido posible y de manera digna. Eso es lo que le enorgullece. “La ayuda en los departamentos afectados acaba de empezar y al principio siempre surgen obstáculos, pero avanzamos”. Beneche trabaja sin descanso para suministrar agua y saneamiento a la población afectada.
Beneche abre el grifo del surtidor de agua que acaban de instalar en Marceline, no muy lejos de Cayes. El agua brota y las mujeres y niños acuden rápido para después llevar el precioso líquido a sus familias.

Eveline Dominique Chery, Oficial de Salud y Nutrición de UNICEF en Cayes
“Cuando ocurrió el terremoto, saqué a mis hijos de la casa y les pedí que se quedaran en el patio y que no regresaran al edificio debido a las réplicas”, dijo Eveline Dominique Chery, oficial de salud y nutrición de UNICEF Cayes. "También me aseguré de que mis colegas estuvieran bien y aconsejé a mis vecinos para que se quedaran afuera".
Desde entonces, Eveline Dominique Chery ha estado en el centro de la acción. Sin tener en cuenta su situación personal, acudió de inmediato en ayuda de los afectados. Esta enfermera capacitada y especialista en salud comunitaria estuvo en el campo unos minutos después del terremoto. “Después del terremoto del sábado, mis primeras acciones fueron espontáneas. Fui a ayudar a los heridos del barrio. En un vehículo privado, yo y mi colega Alexandre de UNICEF, transportamos a varios heridos de gravedad al aeropuerto porque había un vuelo inmediato y estos heridos aprovecharon para regresar a Puerto Príncipe y también trajimos a otros heridos a los hospitales”, recuerda. Eveline tiene una larga experiencia habiendo trabajado durante más de 10 años en el campo humanitario.
La ciudad de Les Cayes enfrentó una situación catastrófica con hospitales afectados y otros abrumados por los heridos. Su primera preocupación fue la situación de los niños que estaban en pediatría del hospital para asegurarse de que estuvieran seguros y recibieran atención. Muy rápidamente, trabajó con las autoridades de salud para identificar las necesidades de insumos médicos más urgentes. Esa misma noche, a pesar de las limitaciones de seguridad en Puerto Príncipe debido a la violencia de las pandillas, se envió un camión lleno de suministros médicos que podrían ayudar a 30.000 personas en 3 meses. Llegó a Les Cayes, 24 horas después del terremoto, lo que aseguró la continuidad de la atención a la comunidad y la de los heridos.

Ganddey Milorme, Oficial de Emergencias de UNICEF en Puerto Príncipe
Ganddey Milorme sube al camión para ayudar a los operarios a bajar los fardos de mantas, las lonas, los cubos, el jabón, la pasta de dientes, el papel higiénico, etc. Quiere que todo transcurra con orden pero rápido y que las mujeres y los niños y niñas afectados por el terremoto en la zona de Torbeck reciban estos artículos para poder empezar a recuperarse. Ganddey estaba en Carrefour para dar respuesta a la emergencia ocasionada por los desplazamientos debido a la violencia de las pandillas en Martissant cuando, el sábado día 14 de agosto, se produjo el terremoto. Menos de 24 horas después, este especialista en emergencias, junto con sus compañeros de UNICEF, se subió a un vehículo para desplazarse hasta Cayes.

Para él, ser humanitario es como un sacerdocio. De hecho, Ganddey se unió a UNICEF, después del terremoto del 12 de enero de 2010, para responder a la emergencia y ayudar a los niños y niñas que viven en los campamentos de desplazados internos a ir a la escuela. Del área de educación, pasó a la de emergencias.
“Mi preocupación es ayudar a la gente tanto como sea posible. Nunca esperé órdenes para intervenir. Si hay necesidad, lo hago, y luego informo de la situación, porque cada segundo cuenta. UNICEF me brinda la oportunidad para contribuir a la respuesta humanitaria”, dice Ganddey.
48 horas después del terremoto, la depresión tropical Grace provocó lluvias y fuertes vientos en el Gran Sur, lo que hizo mucho más difícil la situación para las poblaciones afectadas, que optaron por dormir fuera de los edificios por temor a los terremotos. “Cuando tienes la oportunidad de ayudar, es muy gratificante. La gente vive en un estado muy vulnerable. Simplemente tomé acciones que me hubiera gustado que hayan hecho por mí si estuviera en la misma situación, dándoles la confianza de que no están solos”, dijo Ganddey.