La niñez Awá, por primera vez en el Carnaval de Negros y Blancos
Proclamado por la UNESCO como Patrimonio cultural inmaterial, el Carnaval de Negros y Blancos se realiza cada enero en la ciudad de Pasto, Nariño, en el suroccidente colombiano
Tradicionalmente, la organización del desfile invita comparsas internacionales para inaugurar la celebración. No obstante, este año con la temática ‘Canto a la tierra’, el pueblo Awá se hizo escuchar.
“Si el pueblo Awá vive, la selva vive”, declamaron con un cartel los niños, niñas y adolescentes de la comunidad Inkal Awá, quienes emocionados danzaron por las calles de Pasto, vestidos de pies a cabeza con trajes hechos de plantas tradicionales. El recorrido sonó a marimbas, bombos y maracas, ambientando el llamado por la vida de la comunidad, del territorio y de la selva, esa misma que simbólicamente llevaron estos jóvenes en sus atuendos.
Desde los últimos días de diciembre, las 61 personas que asistieron en representación de tres resguardos Awá viajaron cinco horas hasta la capital nariñense, algunos miembros de comunidades más dispersas incluso caminaron por un día entero hasta el primer punto de encuentro en Nariño antes de encaminarse a Pasto. En sus jigras (mochilas) llevaron cosederas, damajaguas, teteras, rampiras, hojas de corozo, anturios y flores de duende; plantas que utilizan para hacer tejidos de todo tipo e incluso son usadas como medicinas. Parte de no perder este conocimiento de las plantas implica adentrarse caminando a la selva, acto ritual con el que el pueblo Awá reconoce y protege su territorio como parte de lo que llaman vivir en armonía o “vivir bonito”, en estrecha relación con la naturaleza. Sin embargo, estos caminos sagrados se han visto afectados por la presencia de minas anti-personal y actores armados; una de las múltiples muestras de cómo el conflicto ha afectado las prácticas culturales Awá.
61 indígenas Inkal Awá (‘Gente de la selva’, en awapit) asistieron al desfile de blancos y negros e hicieron un llamado por la conservación de sus pueblos y territorios.
Su participación en este evento tiene también un sentido de urgencia frente a la realidad de la comunidad Awá. En sus territorios, similar a como ocurre a nivel nacional en Colombia, el conflicto armado exacerba situaciones que vulneran los derechos de las comunidades indígenas, siendo la infancia y la adolescencia los grupos etarios más afectados por desplazamientos, asesinatos, accidentes con minas antipersonal y reclutamiento.
- De acuerdo con el Estudio de caracterización de niñez desvinculada de grupos armados organizados en Colombia, desarrollado entre 2013 y 2022 por UNICEF Colombia y el ICBF, en el período mencionado el reclutamiento en comunidades indígenas de todo el país fue del 23,02%, con un aumento preocupante en niñas y mujeres adolescentes, lo cual también se evidencia en el pueblo Awá.
- Desde el 2009, el pueblo Awá fue declarados por la Corte Constitucional como uno de los 36 en riesgo de exterminio físico y cultural por las violaciones a sus derechos humanos.
Crecer y desarrollar proyectos de vida lejos de la violencia es un reto para la infancia y la adolescencia Awá. Situaciones como la desintegración familiar por desplazamientos internos y externos, disputas por los territorios por parte de los grupos armados, el bajo acceso a servicios básicos y la explotación para la realización de trabajos forzosos en entornos relacionados con economías ilegales les dificultan desarrollar su pleno potencial. Esta situación lleva a que los Awá hagan un llamado a que los gobiernos protejan y garanticen los derechos de su pueblo y su territorio. “Es un orgullo que sea la primera vez que participamos como comunidad”, dice Karen Yuleidy, una joven de 21 años. “A pesar de la violencia en que vivimos, aún seguimos con lucha y resistencia cuidando nuestro territorio”, agrega.
Pese a las problemáticas de la región, las niñas, niños y adolescentes de la comunidad Awá han buscado generar dinámicas de fortalecimiento comunitario en donde se revitaliza su cultura. Su lengua awapit, sus costumbres y conocimiento ancestral, cuidado a la selva y al territorio, así como otros mensajes de empoderamiento femenino son protagonistas de algunas de sus iniciativas, que a su vez funcionan como entornos protectores. Esta dedicación fue reconocida por la Alcaldía de Pasto, y fue así como este año llegaron al desfile, el cual duró casi cinco horas de recorrido por la ciudad hasta el Estadio Libertad. Su paso no fue en vano, y los niños, niñas y adolescentes Awá recibieron vítores de aliento de los asistentes, quienes reciprocaron sus mensajes con un cántico entre aplausos: “¡qué viva el pueblo Awá!”. Eider, de 10 años, asegura que esta fue la mejor parte: “estuve muy contento, me gustó mucho bailar. Cuando las personas nos aplaudieron y nos dieron la bienvenida me hicieron muy feliz”.