En Jamaica, líderes escolares reciben capacitación para seguir el trabajo escolar de manera remota
Un programa por internet destinado a docentes y apoyado por UNICEF busca mejorar las prácticas de enseñanza remota en la isla, donde las escuelas cerraron tras la llegada de la COVID-19.
- Disponible en:
- Español
- English
KINGSTON, JAMAICA – “Yo quería recibir educación”, dice Joel Young, de 11 años, mientras escribe notas en su cuaderno. En la casa de madera de sus padres en Little Bay, una pequeña comunidad rural de pescadores en la costa oeste de Jamaica, este niño y sus seis hermanos intentan mantenerse al día con sus tareas escolares durante la pandemia. Pero no es nada fácil.
Las escuelas se cerraron en marzo en toda la isla cuando se detectaron los primeros casos de COVID-19, dejando a miles de estudiantes en sus casas.
“(Ha sido) difícil, muy difícil”, dice Wayne, el padre de Joel. “Creo que mis chicos van a retroceder mucho, ya que no tienen internet'', agrega en una mezcla de inglés y patois (dialecto jamaiquino). “No tenemos teléfono inteligente. No tenemos computadora portátil. Porque no los podemos pagar”.

Brecha digital
La pandemia ha desnudado las desigualdades del sector educativo en Jamaica como nunca antes, poniendo el foco en la brecha digital en un país donde en 34 por ciento de los hogares los niños no tienen acceso exclusivo a un dispositivo con internet para fines educativos, con una disparidad notoria entre zonas urbanas y rurales.
“Ahora vemos la brecha digital -abierta y enorme- en el centro de la escena y tenemos que encontrar la forma más veloz y equitativa de cerrarla'', dice Rebecca Tortello, Especialista en Educación de UNICEF Jamaica.
“Fuimos catapultados a una nueva modalidad de enseñanza, donde la escuela deja de ser un destino físico -fuera del hogar- y pasa a estar dentro del hogar, de la manera que uno pueda conectarse”, agrega.
En este contexto, UNICEF se asoció con el Ministerio de Educación a través de la Facultad Nacional para el Liderazgo Educativo (NCEL por sus siglas en inglés), para lanzar en junio el Programa de Liderazgo Pedagógico Virtual.
La meta: compartir herramientas con el sector educativo para mejorar las técnicas de enseñanza a distancia con foco en los alumnos, y presentar diferentes opciones para mantener el contacto remoto con los estudiantes. Hasta la fecha, más de 1.200 líderes educativos han sido capacitados.
La idea es ayudar a los líderes educativos “a comprender los recursos disponibles para que puedan motivar a su personal, y también identificar las plataformas más apropiadas para cada comunidad educativa”, explica Tortello.
Entre los inscriptos al curso estaba Keron King, director de la Escuela Primaria de Little Bay, donde estudia Joel Young.
Enérgico y creativo, King ya estaba explorando herramientas digitales para mejorar la calidad de la educación cuando empezó la pandemia. “Creo que la plataforma virtual sirvió mucho para apoyar a los docentes y equiparnos para salir y compartir ese conocimiento con nuestros colegas, y no solo con nuestros colegas sino también, por extensión, con nuestras comunidades”, explica.
A lo largo de los últimos meses, la escuela ha incorporado una variedad de metodologías, entre ellas Google Classroom, además de WhatsApp y llamadas telefónicas cuando es posible, para fomentar el aprendizaje y mantener el vínculo con los alumnos.
King también alentó a todos los docentes a tomar el curso. “Sentí que esto no era solamente para mí, sino que era información que debía compartir con todo el personal”, dice.
Las herramientas en línea ofrecen nuevas posibilidades a una escuela que ya venía explorando formas ingeniosas de enseñanza remota. En marzo, lanzaron un programa para entregar semanalmente el material educativo impreso en papel a cada uno de sus 186 alumnos.
El personal que vive más cerca de la escuela va a pie hasta las casas de los estudiantes o usa puntos de distribución para entregar las lecciones. Pero King se encarga personalmente de llevar gran parte del material. Y lo hace en “mototaxi”, un fenómeno en el oeste Jamaica: conductores de motos cobran por realizar rutas en las que no hay transporte público por el mal estado de los caminos.
Una semana después, el equipo vuelve para retirar las tareas completadas y entregar nuevos materiales.
Un esfuerzo que marca una diferencia importante, en especial para las familias que viven lejos de la escuela, separados no solo por no acceder a la tecnología -teléfonos o internet- sino también por la falta de caminos seguros.
Para esos niños, ver a su director llegar en mototaxi con sus deberes es toda una experiencia.
Hasta ahora, este sistema, combinado con herramientas en línea, ha funcionado: mantuvo a los alumnos conectados con su trabajo escolar a pesar de la pandemia.

“Los maestros siempre están”
Sasheena, de 12 años, es una de las alumnas beneficiadas por el programa. Mientras su madre revuelve una gran olla de metal en su restaurante, Sasheena se sienta a su lado para completar su tarea en una computadora portátil.
“Cuando no entiendo algo, me comunico con la maestra por WhatsApp o videollamada y ella me ayuda, me explica las cosas para que entienda,” dice Sasheena, quien admite que todavía extraña su aula.
El sistema está siendo exitoso no solo para los alumnos sino también para los padres.
“Me siento satisfecha con el trabajo que brinda el Sr. King”, dice la madre de Sasheena, Kaedia Ellis Johnson. “Ella tiene acceso a internet. Se conecta a EduFocal (una plataforma educativa en línea en Jamaica) y los docentes mandan tareas por WhatsApp. Tengo un emprendimiento de tiempo completo, pero por suerte los maestros siempre están para asistir si no estoy disponible y mi hija necesita ayuda”.
Para quienes viven cerca de la escuela, la primaria de Little Bay también ofrece internet satelital, permitiendo que estudiantes con tabletas y otros dispositivos con conectividad se reúnan - manteniendo una distancia segura- debajo de un enorme árbol frente al patio de la escuela para usar Wi-Fi gratuito y acceder a plataformas educativas.
Pero quedan muchos desafíos por resolver, en especial para los alumnos que viven más lejos y los que no tienen acceso a tecnología, como Joel Young.
Mientras Joel se sienta con sus hermanos en la mesa de la sala -convertida en un pupitre compartido- la hermana mayor, de 15 años, y el padre de Joel se turnan para supervisar las tareas escolares cuando pueden. Sin poder contactar a sus maestros digitalmente, Joel se aferra a la rutina del aula cada vez que tiene una duda. “Todavía levanto la mano”, dice.
A pesar de estos retos, el director King se mantiene esperanzado. “A medida que avanzamos, trabajamos para asegurar los mejores resultados y que el aprendizaje y la educación puedan continuar con pocas interrupciones”.
