Agenda de UNICEF en favor del cambio para proteger a los niños en los conflictos armados
El cambio es posible. UNICEF exhorta a la acción para proteger a los niños en las guerras

Podemos elegir. No es inevitable que los niños sean un blanco directo en los conflictos, ni que los enfrentamientos deriven en agresiones indiscriminadas contra los niños. Con demasiada frecuencia, las partes en conflicto bloquean y niegan la asistencia vital a los niños. Mientras tanto, millones de niños se ven atrapados entre la vida y la muerte por la desnutrición aguda grave, porque no tienen más remedio que beber agua insalubre que les expone a brotes de enfermedades mortales, o porque se ven privados de la escolarización durante toda su infancia.
Esto no tiene por qué ser así.
El cambio es posible. Por ello, UNICEF emite este llamamiento a la acción para proteger a los niños en las guerras. Convocamos a las partes beligerantes, y quienes pueden influir en ellas, para que cumplan sus obligaciones con respecto a la infancia. Convocamos también al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a otras organizaciones para que exijan responsabilidades a quienes perpetran delitos contra los niños. Y por último, convocamos a la gente de todo el mundo para que reivindiquen el cambio que sabemos que es posible.
UNICEF insta al mundo a:
Defender los derechos de los niños en los conflictos
Todas las partes combatientes deben cumplir con su obligación de proteger a la infancia y poner fin a las graves violaciones que se perpetran contra los niños en tiempos de guerra; y los que gozan de influencia deben emplear su poder para ayudar a que las partes beligerantes adopten medidas en este sentido. Esto significa:
Suprimir los actos bélicos contra los niños y desmantelar los servicios en los que se apoyan. Para ello, las partes en conflicto deberán:
- Poner fin a los actos violentos deliberados e indiscriminados que matan y mutilan a los niños.
- Poner fin a los atentados contra el sistema educativo (en especial las agresiones y amenazas contra los estudiantes, los docentes y las escuelas), y al uso de las escuelas con fines militares.
- Poner fin a los ataques perpetrados contra los servicios de atención a la salud, en los que se incluyen los trabajadores, los hospitales y las instalaciones de atención de la salud.
- Poner fin a los asaltos contra las instalaciones y el personal de agua y saneamiento.
Evitar el uso de armas explosivas en las zonas pobladas, dado el efecto desproporcionado y especialmente pernicioso que tienen en los niños
Mantener los compromisos mundiales destinados a lograr un mundo libre del peligro de las minas terrestres, los restos explosivos de guerra y los explosivos improvisados
Terminar con el reclutamiento y la utilización de niños por parte de fuerzas y grupos armados, y poner fin a la detención de niños vinculados presuntamente con fuerzas o grupos armados
Liberar a los niños vinculados con fuerzas o grupos armados, y entregarlos a los servicios de protección para facilitar su reinserción en sus comunidades; esto incluye la repatriación en condiciones seguras de los niños extranjeros a sus países de origen cuando ello redunde en el interés superior del niño
Poner fin al secuestro de niños en los conflictos
Acabar con todos los actos de violencia sexual y otras formas de violencia de género que se perpetran contra los niños
Acabar con la denegación de asistencia humanitaria vital a los niños en las situaciones de emergencia, y poner fin a las agresiones perpetradas contra los trabajadores humanitarios
Pedir cuentas a quienes vulneran los derechos de los niños
Los Estados, en especial aquellos que son miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y todos los que gozan de influencia, deben actuar para que quienes perpetran delitos contra los niños rindan cuentas. Hay derechos que asisten a los niños en los conflictos, y existen leyes y normas que les protegen. Incumplir estos deberes denota una carencia de moralidad, humanidad y liderazgo.
Velar por la seguridad de los niños y sus comunidades, y ayudar a la recuperación después de la guerra
Los donantes humanitarios deben invertir más en proteger a los niños en los conflictos y en ayudar a los supervivientes; y asimismo en la vigilancia, la presentación de informes y la colaboración con las partes en conflicto para poner fin a las violaciones de los derechos de los niños. Esto incluye dar prioridad a la salud mental, al apoyo psicosocial y a la reinserción e intervenir para prevenir y combatir la violencia de género.
Estas medidas son fundamentales para proteger a los niños que corren un mayor riesgo de sufrir abusos, y para ayudarles a recuperarse del trauma de la guerra.
Trabajar por una paz duradera y que incluya a todos
Todas las partes en conflicto deben poner fin de inmediato a los enfrentamientos y trabajar en aras de una paz duradera e inclusiva.
Al comenzar la pandemia de COVID-19, el Secretario General de la ONU instó a un alto el fuego mundial. La comunidad internacional debe respaldar los esfuerzos que encabeza la ONU para lograr una paz duradera. Como mínimo, todas las partes combatientes deberán comprometerse a disponer una tregua a fin de que la distribución de la vacuna contra la COVID-19 y las intervenciones de respuesta y recuperación ante la pandemia se puedan llevar a cabo de manera segura, eficaz e inclusiva. Es preciso, por tanto, asegurar la participación activa de los niños y los jóvenes en todas las conversaciones de paz; ya que ellos van a vivir con las consecuencias durante décadas y son la pieza clave para alcanzar un futuro pacífico y próspero.
Para lograr que esto suceda, UNICEF necesita que las personas de todo el mundo aprovechen cada oportunidad para abogar por los derechos de los niños. Esto significa:
- Exigir a sus dirigentes que intervengan para evitar que se cometan agresiones y actos de violencia contra los niños en las guerras
- Utilizar su capacidad de influir en los gobiernos –y en todos los que ocupan posiciones de poder– para reivindicar la protección de los niños de conformidad con la legislación internacional
- Exigir la paz cada vez que sea posible
Aunque la penosa situación de los niños en las guerras a veces parezca inevitable, no lo es. Hay muchos motivos para la esperanza.
En todo el mundo hay niños y jóvenes extraordinarios que perseveran, que luchan por la paz y que se esfuerzan por alcanzar una vida mejor para ellos y sus comunidades. A ellos les debemos el poner fin a esta deriva mortífera para construir un futuro libre de perjuicios. Todos podemos elegir ayudar a que el cambio sea una realidad. Les pedimos que se unan a nosotros.