
La violencia en el hogar
Un fenómeno que afecta directamente a niños, niñas y adolescentes.
La violencia contra niños, niñas y adolescentes ocurre de muchas formas y en distintos ámbitos. Es un fenómeno que atraviesa a toda la sociedad y todas las generaciones, repercute en su vida actual y les acompaña a lo largo de su desarrollo. Una de las formas de violencia que sufren es aquella que ocurre en el contexto de la violencia contra la mujer.
La violencia contra la mujer y la violencia contra los niños, niñas y adolescentes tienen raíces comunes, entre las que se destacan las creencias que fomentan la desigualdad de género y edad, promueven la discriminación y perpetúan la violencia.
La exposición de los niños y las niñas a la violencia de pareja tiene consecuencias en el desarrollo y la salud física y mental de niños, niñas y adolescentes similares a las de vivenciar el maltrato infantil y el trato negligente en carne propia.
El artículo 123 del Código de la Niñez y la Adolescencia comprende dentro de las formas de violencia contra niñas, niños y adolescentes su exposición a violencia basada en género contra sus madres u otras mujeres a cargo de su cuidado.
Tipos de violencia
El estudio El impacto de la violencia de género en la infancia y la adolescencia: relatos de vida basado en testimonios de personas adultas que fueron víctimas de violencia contra sus madres en su infancia, identifica al menos cuatro tipos de manifestaciones de esta violencia:
Violencia verbal
Es una de las violencias más frecuentes. Se expresa en gritos, insultos o discusiones subidas de tono entre la pareja adulta, pero también hacia niños, niñas, adolescentes, lo que impacta en las dinámicas de toda la familia. Esta violencia es, en muchos casos, una instancia previa a otro tipo de violencias.
Violencia física
Forcejeos, golpes, ataques, agarres de cuello y ahorcamientos en la pareja. Además, en ocasiones en que niños, niñas y adolescentes quieren mediar en situaciones de disputa en la pareja, se observa violencia física específicamente hacia ellos. Incluye desde golpes ocasionales hasta castigos recurrentes o golpizas.
Violencia psicológica
Menosprecio, culpabilización y destrato entre personas adultas y desde ellas hacia los niños, niñas y adolescentes. El aislamiento, el enfrentamiento o la amenaza son otras manifestaciones que aparecen con frecuencia en este tipo de situaciones. La ruptura de redes afectivas y de sostén deja a la víctima en un lugar más vulnerable y manipulable, mientras que la amenaza imposibilita el movimiento o la transformación de la realidad ya que induce miedo a las consecuencias que esto podría generar.
Violencia sexual
Los relatos dan cuenta de ocasiones en que esta violencia se ejerce dentro de la pareja adulta, pero haciendo partícipes a los niños, niñas y adolescentes de modos más o menos directos, llegando a situaciones en que también fueron dirigidas hacia ellos. Las modalidades son amplias y tienen en común el silencio que acompaña a la situación, muchas veces por la vergüenza y la cercanía familiar entre víctima y victimario.
Efectos de la violencia
Las marcas que deja la violencia se manifiestan de distintas maneras y varias de ellas no son directamente visibles, lo que muchas veces dificulta el reconocimiento del daño en niños, niñas y adolescentes.

Dificultades para conciliar el sueño, como pesadillas o miedo a dormir sola/o

Problemas en la alimentación, como falta de apetito o ansiedad con la comida

Síntomas asociados a la ansiedad, la angustia y la depresión como llanto o tristeza

Baja autoestima, irritabilidad o dificultad para interactuar con otras personas

Permanecen en un estado de alerta constante, con la sensación de que “algo malo va a pasar”

Sienten miedo a la muerte propia o ajena (de su madre, padre u otros familiares)

En casos más extremos, pueden recurrir a la autolesión como una forma de calmar la ira, el enojo o el dolor causados por la violencia

Pueden, además, presentar comportamientos agresivos hacia los demás

Pueden tener dificultades en el ámbito escolar como problemas de atención y concentración, bajo rendimiento académico y dificultades en el relacionamiento con pares
Los especialistas afirman que niños, niñas y adolescentes que viven en hogares donde se ejerce la violencia hacia la mujer crecen entendiendo la violencia como una pauta normal de relación. De este modo, internalizan un modelo de relación que no solo daña su desarrollo, sino que forma parte de la manera en que se relacionarán en el futuro.
Estrategias y modos de resistencia
Niños, niñas y adolescentes expuestos a estas formas de violencia despliegan diversas estrategias, como modos de resistencia para intentar frenar sobrellevar la situación que están viviendo. Las más frecuentes son:

La confrontación con quien ejerce la violencia, que a veces implica cierta violencia

El silencio, como apuesta a largo plazo cuando no es posible confrontar

La fuga, como acción de autocuidado, para colocarse fuera del lugar donde se ejerce el poder