¿Cómo poner límites sin violencia a adolescentes?

¿Qué características tienen los niños y adolescentes a esta edad, y de qué manera poner límites sin violencia? Conocelo acá.

UNICEF Uruguay
Dos adolescentes mujeres jugando al fútbol en una plaza.
UNICEF/Uruguay/2019/Pazos
11 Junio 2020​

Esta etapa podría dividirse en dos: preadolescencia y adolescencia.

La preadolescencia, entre los 11 y 13 años aproximadamente, se caracteriza por los primeros cambios físicos orientados a la madurez psicosexual. Tienen más desarrollada la capacidad de mirar hacia el futuro y comprender las consecuencias de sus acciones. A menudo tienen más tareas y responsabilidades en la escuela y en la casa, así como un mayor sentido de independencia que en la niñez.

A partir de los 13 años aproximadamente, comienza la adolescencia. Presentan grandes cambios físicos en lo que refiere a altura y peso, así como a la aparición de las características sexuales propias de los varones y las mujeres. Es una etapa de cambios permanentes, los y las adolescentes pueden mostrar inestabilidad en el estado de ánimo, desafiar a los adultos y sus creencias, e interés en priorizar las actividades y opiniones de su grupo de amigos. Pueden tener deseos de experimentar. A medida que se acerca la finalización de la etapa liceal empiezan con interrogantes vocacionales y laborales.

Es importante que las madres y padres estemos atentos a los cambios de los adolescentes, no desde un lugar de control, sino de acompañamiento. Es necesario conversar y acordar pautas y límites con ellos respecto a temas tales como: el horario de estudio y de salidas, las fiestas, las compañías, el consumo de alcohol, cigarro y otras drogas, el cuidado sexual, entre otros.

Es esperable que los adolescentes no quieran dialogar con los adultos, porque se sienten controlados por estos.

Las figuras adultas son muy importantes para los adolescentes, aún en el clima conflictivo y demandante en que a veces se dan sus relaciones. En su proceso de transformación los adolescentes pasan por cambios físicos y emocionales que por momentos les resultan difíciles de sobrellevar. Por eso, aunque los adolescentes no sean conscientes, el apoyo y el acompañamiento de los adultos son vitales.

La inmadurez y la irresponsabilidad son rasgos saludables de los adolescentes, quienes madurarán cuando sea el momento de hacerlo, sin necesidad de ser forzados. Es una etapa en la que los límites de los adultos también son saludables, si se dan en un marco de sostén y confianza.

En esta etapa, madres, padres y cuidadores podríamos ceder en aspectos que hacen a la independencia de los adolescentes, como el corte de pelo, la vestimenta y la música que escuchan. Pero, al mismo tiempo, deberíamos ser firmes con las pautas y límites que les dan seguridad y contención.

Ser firmes no es aferrarnos intransigentemente a lo que dijimos o hicimos en determinado momento, sino a la firmeza que sostiene a una persona adulta cuando es capaz de decir: «Así veo yo las cosas, y entiendo que para vos puede ser diferente, pero, de momento, y porque soy responsable de ayudarte a crecer, tomé algunas decisiones, espero las entiendas o quizás lo harás más adelante».

Como en prácticamente todo lo que tiene que ver con la crianza y con el crecimiento, no hay recetas, ni mágicas ni universales, pero no es malo cada tanto mostrar que nosotros también revisamos nuestras posiciones, las pensamos dos veces, sabemos reparar y cambiar de opinión cuando nos hemos equivocado.

Encontrá más información sobre cómo son los adolescentes y preadolescentes a esta edad y cómo poner límites sin violencia en nuestra guía Trato Bien.