Vacunas infantiles, un golazo por la infancia
El vínculo directo entre brigadistas de salud y el sistema de salud pública de Nicaragua, facilitó que la comunidad accediera a información clave sobre la prevención de la #COVID-19.

San Antonio de Yalí, Jinotega, Nicaragua. Cinco niños caminan al centro de la calle sin revestimiento sobre la que se disponen las casas que forman la comunidad de San Antonio de Yalí, en el municipio de San Sebastián de Yalí, departamento de Jinotega. Jordany, de 7 años, los encabeza. Es un líder innato. Otros chigüines, como se le llama a los niños al norte de Nicaragua, van saliendo de sus casas al grito de ¡Vámonos!
El campo de fútbol, inmerso en el verdor de los árboles, ya recibe los primeros rayos del sol que se asoma entre los cerros. Ahora son unos quince niños y niñas de 12, 11, 9, 8 y 7 años como Jordany. Calientan por unos minutos pasándose el balón uno a otra. De repente, el balón rompe el círculo e inicia el partido. “Para mí el fútbol es como un hermano, porque es mi deporte favorito y siempre que juego con mis amigos o mis primos, me divierto mucho” dice Jordany, quien sueña algún día anotar un gol con un pase de chilena.

Hace un par de años, la alegría de la infancia era casi imperceptible en San Antonio. El Coronavirus se propagaba rápidamente enfermando principalmente a los adultos, y mantenía a la comunidad dentro de casa, incluyendo a Jordany y sus amigos. “Mi papito Modesto nos cuidaba mucho, y nos daba vitaminas y consejos sobre cómo cuidarnos para no enfermarnos” cuenta Jordany.

La casa de los abuelos maternos de Jordany, es una de las 16 casas base del municipio de San Sebastián de Yalí; una especie de consultorio comunitario administrado por don Modesto García, en el que dos veces por semana asiste una enfermera o un doctor del sistema de salud pública, para brindar atención en salud a la comunidad.
“Mi abuelo es brigadista voluntario de salud, y ayuda a toda la gente de la comunidad” cuenta Jordany con los ojos llenos de luz, mientras afirma sentirse orgulloso de la labor del abuelo al que considera su padre.
Cuando llegaron las vacunas a Nicaragua, mediante el mecanismo COVAX y con el apoyo de UNICEF, la noticia se propagó rápidamente. “Yo avisaba casa a casa, y así todos sabían cuándo y dónde estaría el puesto de vacunación”, recuerda Modesto.
La primera dosis fue para adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Modesto fue uno de los primeros en vacunarse en San Antonio.
Como yo y uno de mis hijos nos habíamos enfermado de COVID-19, queríamos ser ejemplo para la comunidad y por eso decidimos ir a San Sebastián de Yalí, ¡donde el Ministerio de Salud aplicó la primera dosis correspondiente a nuestra comunidad,
El municipio de San Sebastián de Yalí, en donde se localiza la comunidad de San Antonio de Yalí, tiene una población de 38,190 habitantes. La mayor parte de las comunidades como San Antonio son aldeas dispersas, y el trabajo de los brigadistas voluntarios de salud como Modesto, es indispensable para la atención primaria en salud. 331 personas integran la red comunitaria de salud en este municipio, entre brigadistas como Modesto, parteras y chamanes.
Todos las y los voluntarios reciben capacitaciones periódicas sobre temas como primeros auxilios, control del embarazo, desarrollo de la infancia, esquema de vacunación o planificación familiar. “Nosotros trabajamos de la mano con el MINSA, y durante la pandemia nos hemos encargado de informar a nuestros vecinos sobre la prevención, el tratamiento y finalmente las vacunas”, explica Modesto.

En el hogar de los García, todos han completado su esquema de vacunas contra la COVID-19. Jordany fue uno de los primeros niños de la comunidad en hacerlo. “Recuerdo que primero me sentía nervioso, porque pensaba que iba a dolerme mucho, pero la enfermera y mi papito me fueron explicando que debía vacunarme para no enfermarme y cuidar a mi familia” recuerda Jordany. “Cuando la enfermera me inyectó, mi papito estaba a mi lado, y tal vez por eso yo no sentí más que un piquetito, como un “puff”, y ya estaba listo”, finaliza el niño.