Llamado a la acción: construir cerebros para construir futuros

Las pruebas lo demuestran: el desarrollo de la primera infancia ha de ser una prioridad nacional y mundial

UNICEF
Early childhood development: A father holds his daughter in North Macedonia
UNICEF/UN0118566/McConnico

Las pruebas lo demuestran: el desarrollo de la primera infancia ha de ser una prioridad nacional y mundial. Los gobiernos ya se han comprometido a conseguir los objetivos de desarrollo de la primera infancia como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero deben renovar ese compromiso actuando y situando el desarrollo de la primera infancia en el primer lugar de sus programas políticos y económicos.


UNICEF insta a gobiernos y aliados a:

1. Invertir de inmediato en servicios que concedan a los niños, especialmente a los más desfavorecidos, el mejor comienzo en la vida.

Aumentar la proporción total de asignaciones presupuestarias para programas dedicados al desarrollo de la primera infancia es un paso fundamental que deberían dar los gobiernos. Por ejemplo: si se asigna un 10% de todos los presupuestos nacionales de educación a la educación preescolar, se incrementará enormemente el número de niños con acceso a oportunidades de aprendizaje temprano, lo cual podría mejorar su rendimiento escolar y aumentar sus ingresos en el futuro. Innovar en la financiación también puede ayudar a los gobiernos a atender a más niños con programas más efectivos. Algunas propuestas son la asignación de impuestos para pagar los servicios de desarrollo de la primera infancia o el establecimiento de un sistema de “pagos según resultados” que asocie la inversión a los resultados.


2. Ampliar el acceso a servicios efectivos y esenciales para el desarrollo de la primera infancia en hogares, escuelas, comunidades y centros de salud.

A fin de poder llegar a más niños y familias de una manera más económica, los gobiernos y sus aliados pueden integrar las intervenciones en la primera infancia en servicios ya existentes, como los exámenes médicos rutinarios en centros de preescolar o las ayudas para madres y padres primerizos con visitas de atención a la salud en sus hogares. A algunos servicios ya conocidos y eficaces como la atención prenatal, la ayuda en materia de nutrición y la atención a niños basada en la comunidad, podrían sumarse otras intervenciones: asesoramiento para la lactancia materna, orientación sobre la sensibilidad a los estímulos, aprendizaje temprano y programas de paternidad para proteger a los hijos contra la violencia.  


3. Convertir en prioridad nacional y en imperativo para el sector privado las políticas de desarrollo de la primera infancia favorables a la familia.

Las políticas, los programas y otras formas de ayuda que permiten a madres, padres y cuidadores proporcionar a sus hijos el mejor comienzo de vida se traducen en niños más sanos y mejor educados, plantillas de trabajadores mejor equipadas y crecimiento más sostenible. Todos los países deberían ofrecer dos años de educación preescolar gratuita, que es fundamental para el desarrollo cognitivo temprano y además permite a las madres y los padres trabajadores generar más ingresos familiares. Algunas políticas esenciales para el lugar de trabajo son 12 meses de licencia parental remunerada; espacios y descansos remunerados para la lactancia materna durante los seis primeros meses, así como programas de atención para niños en las mismas instalaciones y programas de aprendizaje temprano para hijos de empleados.
 

4. Recopilar datos sobre indicadores esenciales del desarrollo de la primera infancia y hacer un seguimiento de los avances.

A fin de evaluar los avances para dar a cada niño el mejor comienzo de vida, debemos medir el desarrollo social, emocional, cognitivo, motor y del lenguaje de los niños comparándolo con datos a nivel internacional. Al tiempo que los países mantienen un seguimiento de los avances para conseguir los objetivos específicos de los ODS en materia de salud, nutrición, educación y protección infantil, también pueden desglosar datos para detectar mejor posibles disparidades, de modo que puedan atender a los niños que más lo necesiten.


5. Garantizar un liderazgo comprometido para los programas de desarrollo de la primera infancia y coordinar medidas entre sectores de manera más efectiva.

Los programas de desarrollo de la primera infancia abarcan diversos sectores: salud, nutrición, educación, protección y agua, saneamiento e higiene. Es necesario integrar también políticas y programas. Un ministro o un organismo coordinador pueden supervisar las acciones para garantizar una mejor integración y más eficiencia y eficacia en función de los costos. Otras estructuras similares a nivel provincial, municipal o rural también pueden ayudar a llegar a los niños más desfavorecidos.


6. Impulsar la demanda de servicios de calidad para el desarrollo de la primera infancia.

Las madres, los padres y los cuidadores representan el factor más importante para conceder a los niños el mejor comienzo posible en la vida. La comunicación para programas de desarrollo y otras iniciativas de información pública pueden facilitar la comprensión de la importancia fundamental de la nutrición, la protección y la estimulación para ayudar a los niños a desarrollar todo su potencial. Entendiendo esto, las familias podrán generar más demanda de servicios de calidad para el desarrollo de la primera infancia.