Sin poder estudiar, Isaías divide su tiempo entre la vida de barrio y su trabajo

Isaías dejó de asistir a clases desde el comienzo de la pandemia porque no tiene acceso a un dispositivo móvil para continuar su educación de manera virtual. Ahora divide su día entre la vida de barrio y ayudar a sus padres en su trabajo como recicladores

Ana María Castro
Retrato de Isaías en su casa
UNICEF/ECU/2021/Pin
09 Septiembre 2021

El viento eleva la arcilla amarilla que inunda los caminos de Monte Sinaí, el asentamiento irregular más grande de Guayaquil y la zona más pobre de la ciudad. Las casas, todas de caña y con techo de zinc, se amontonan en pequeños cerros cuya vegetación ha sido devorada por el crecimiento desordenado. En este lugar habitan alrededor de 300.000 personas.

Isaías, un adolescente de 14 años, vive en esta zona junto a su hermana, su mamá y su papá. En su casa, el techo de zinc solo cubre la mitad de la estructura porque no les alcanzó el dinero para completarlo. En una sola habitación se mezclan cocina, comedor y dos camas donde duermen todos los miembros de la familia. Allí, Isaías pasa la mayor parte del día.

Isaías almorzando con su familia
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Desde que cerraron las escuelas hace un año y medio, Isaías ya no estudia. Sus maestros le dijeron que podía seguir educándose de manera virtual, pero su familia no tiene ningún dispositivo electrónico, ni recursos para comprarlo. “Aquí sí hay internet, la señal sí llega, pero el problema es que no tenemos computadora o teléfono para poder conectarse y recibir los deberes como hacen mis amigos”, cuenta.

El cierre de las escuelas afectó a 4,3 millones de estudiantes en Ecuador. Según la encuesta ENCOVID-EC realizada por UNICEF, la mitad de los hogares consultados requiere de una conexión a internet. Además, en el 90 por ciento de los hogares con ingresos bajos, los niños estudian a través de un celular, que por lo general comparten con sus padres y hermanos. Estos obstáculos impiden que los niños y niñas continúen estudiando.

El dirigente de Monte Sinaí, Yuber Calderón, indica que como muy pocos hogares contaban con equipos electrónicos los niños dejaron de estudiar y empezaron a trabajar con los padres para tratar de generar ingresos. “Las personas de aquí viven el día a día. Los primeros meses, cuando existía el confinamiento, ellos no podían salir a trabajar entonces la situación fue muy delicada”, recuerda.

Isaías clasifica materiales reciclables con su mamá
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La nueva rutina de Isaías fuera de las aulas mezcla el ocio con el trabajo. Se despierta tarde, ve televisión, pasea a sus perros en aquella zona de bosque seco que tanto le gusta, juega fútbol o a las canicas con sus vecinos. También ayuda en los quehaceres del hogar, barre la alfombra y lava los platos luego del desayuno y del almuerzo.

En ocasiones acompaña a su papá, Jaime, al trabajo. Él se dedica a la búsqueda de residuos reciclables en el norte residencial de Guayaquil, a la venta de cloro a los vecinos o a la recolección de residuos en el mismo Monte Sinaí. El momento más arduo ocurre a media mañana cuando toda la familia desempaca lo recolectado por el padre la noche anterior. El material se desparrama en la entrada de casa y empieza la clasificación. Padre, madre, hijo e hija se unen en la tarea: separan cajas de pizza usadas, cartones viejos, botellas de plástico y de vidrio, papeles, latas y cuadernos.

La mamá de Isaías, Lisette, explica con la voz entrecortada que ella quiere que su hijo vuelva a la escuela. “Yo sé que mi hijo es más inteligente que yo, quiero que sea alguien en la vida, que se supere y por eso tiene que volver a estudiar”, afirma. Su esperanza es que la escuela que está a pocos kilómetros de su casa vuelva a abrir. Si eso ocurre lo enviaría inmediatamente, al igual que a su hija Graciela, de 13 años.

Lo que se pierde al estar fuera de la escuela

Isaías estudiando en su casa
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Ha transcurrido más de un año y medio desde que las clases presenciales cerraron. Y el problema se agrava, porque cuanto más tiempo estén los niños, niñas y adolescentes fuera de la escuela, más difícil será que se reintegren. Antes de la pandemia, aproximadamente 268.000 niños ya estaban fuera del sistema educativo1 y otros 187.277 tenían rezago escolar.2 Pero tras el inicio de la emergencia sanitaria, se estima que al menos otros 90.000 estudiantes se retiraron del sistema educativo.3

Esta situación acarrea graves pérdidas de aprendizaje, según la encuesta realizada por UNICEF, 6 de cada 10 estudiantes afirman que están aprendiendo menos desde el inicio de la emergencia.

El cierre de escuelas también puede producir otras consecuencias severas como la exposición a la violencia y al maltrato, ausencia de comidas y de vacunas que recibían en la escuela y limitación de las habilidades sociales. Todo ello afecta en la participación de los niños en la sociedad, así como a su salud física y mental.

En Ecuador, 4 de cada 10 adolescentes afirman haberse sentido angustiados o muy tensionados a partir de la crisis sanitaria.4 Los más afectados suelen ser los niños que viven en entornos vulnerables, con pocos recursos y que no tienen acceso a herramientas de aprendizaje a distancia, como le ocurre a Isaías y a muchos niños que viven en Monte Sinaí. Consecuentemente, se genera una ruptura con la comunidad educativa y una brecha determinada por el acceso a los nuevos medios de comunicación. Los centros educativos son espacios de encuentro y seguimiento de la infancia y adolescencia en Ecuador. Si los alumnos no asisten, no hay certezas sobre sus paraderos, estados anímicos o sociales

Los padres y cuidadores también sufren las consecuencias por el cierre de las escuelas. Mantener a los niños en casa puede llevar a las cabezas de familia a tener que dejar sus puestos de trabajo,5 lo que afecta aún más su situación económica. Asimismo, los cuidadores deben tomar un rol de facilitadores de la educación de sus hijos e hijas, una tarea que llevan adelante mayoritariamente las mujeres6 y que provoca tensiones en el hogar.

Según la encuesta ENCOVID-EC, en 3 de cada 4 hogares el cuidado recae sobre las madres. Pero en los hogares de estratos más bajos, el cuidado depende enteramente de ellas, esto representa una diferencia de casi un 40% frente a hogares de niveles altos. Esta situación limita el progreso y oportunidades de los hogares más vulnerables.

Isaías lavando los platos en su casa
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Estas realidades tienen un efecto en la educación y en la economía global. El Banco Mundial estima una pérdida de USD 10 billones por el decrecimiento del nivel educativo y el riesgo de que los niños salgan del sistema educativo. Porque la educación virtual no puede sustituir a las clases presenciales.

En una declaración realizada en julio de 2021, la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, y la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay detallaron: “No se puede esperar a que el número de casos sea cero. Los datos muestran claramente que las escuelas primarias y secundarias no se encuentran entre las principales fuentes de transmisión del virus. El riesgo de transmisión de la COVID-19 en las escuelas se puede controlar en la mayoría de los casos si se adoptan las medidas de mitigación adecuadas. La decisión de abrir o cerrar escuelas debe basarse en el análisis de los riesgos y en consideraciones epidemiológicas específicas de las comunidades en las que se encuentran las escuelas”.

Isaías estudia con su hermana
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La madre de Isaías nunca ha escuchado estos datos, pero quiere que sus hijos vuelvan a estudiar cuanto antes porque sabe que la educación puede mejorar sus vidas. “Ojalá que pronto podamos volver a clases, es raro no poder estudiar, ver a los profesores. No me gustaban las matemáticas, pero ahora las aprendería con gusto”, concluye el niño con un tono esperanzador.

1 INEC, ENEMDU, 2019.

2 Ministerio de Educación, AMIE, 2019-2020.

3 Encuesta sobre la situación de los niños, niñas y adolescentes en su actual proceso educativo, realizada por UNICEF, noviembre 2020.

4 Encuesta realizada por Edupasión, noviembre 2020.

5 Declaración de la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, y de la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay.

6 Encuesta sobre la situación de los niños, niñas y adolescentes en su actual proceso educativo, realizada por UNICEF, noviembre 2020.

UNICEF Ecuador