¿Cómo manejar las rabietas o berrinches?
¿Por qué suceden los berrinches, y de qué maneras podemos evitarlos o manejarlos cuando suceden? Conocelo acá.

Las rabietas o berrinches son un comportamiento normal en el desarrollo. Son más frecuentes e intensas en algunos niños que en otros y empeoran cuando están cansados, con hambre o con cualquier tipo de malestar.
Es frecuente que se presenten en los niños de entre 1 y 4 años y responden a situaciones en las que el niño no puede controlar su miedo o su rabia.
¿Qué podemos hacer frente a un berrinche o rabieta?
Prevenir llegar a la rabieta
- Distraer y cambiar el foco de atención. Otras veces se les puede distraer con algún objeto y otra actividad, para cambiar el foco de atención de algo que «no se puede», por otra cosa que «sí se puede».
- Elegir algo. Si la situación lo amerita se les puede dar la posibilidad de elegir. Por ejemplo: ¿Querés bañarte antes o después de comer?
- Evitar una situación. Si sabemos que una situación los frustra demasiado y los desborda, lo mejor será evitarla hasta que logren enfrentarla de otra manera.
Actuar cuando ocurre
- Mantener la calma. No ayuda responder a la rabieta de un niño con una rabieta de adultos. Nuestra reacción es una lección de cómo poner fin a un conflicto.
- Dar contención. Si le cuesta salir de su rabieta y no sabemos cómo ayudarlo, podemos hacerlo diciéndole: «Te voy a ayudar a que salgas de esto». También lo podemos hamacar, cantarle o abrazarlo para calmarlo.
- No poner el foco en lo que provocó la rabieta. Si el niño no permite la contención, una alternativa es darle espacio y tiempo, hasta que la rabieta pase, manteniéndonos pacientes y disponibles en todo momento.
Si no es posible sostener esa actitud porque puede lastimarse él o a otras personas de su entorno, lo cargaremos de manera firme pero no violenta y lo acompañaremos a un lugar más apropiado para esperar a que la rabieta se calme.
- No ceder. No acceder a darle o hacer lo que quería. Es importante que no vincule que al hacer esto lo acerca a la solución.
Una vez que la rabieta pasó, podemos manifestarle la alegría de que haya recuperado el control y enseñarle cuál habría sido la mejor manera de actuar o de expresar lo que sentía, estimulando el uso de palabras.
Encontrá más información sobre cómo poner límites sin violencia en nuestra guía "Trato Bien".