Cambio climático en Guatemala

Efectos y consecuencias en la niñez y adolescencia

portada Cambio climático en Guatemala
unicef/Guatemala

Puntos destacados

Guatemala fue, en 2010, el segundo país más afectado por el cambio climático. En este país centroamericano cada
vez son más comunes las sequías, deslaves o inundaciones, donde cerca del 21% de su población vive en zonas de
afectación por el riesgo climático sin contar las amenazas por terremotos y otros desastres naturales.


Guatemala es uno de los diez países ambientalmente más vulnerables al cambio climático a nivel mundial, con
más del ochenta por ciento del PIB producido en zonas de riesgo a desastres y un alto porcentaje de su población
en riesgo climático directo. De esta situación deviene la necesidad de actuar de manera inmediata para reducir los
riesgos presentes y venideros de los desastres naturales derivados del calentamiento global.


El cambio climático tiene una serie de cada vez más evidentes efectos adversos y potencialmente catastróficos entre
la población de Guatemala, especialmente entre las niñas, niños y adolescentes (48% de la población del país),
debido a su menor grado de desarrollo físico e inmunológico. Se trata, además, del cuarto país de América Latina
y el Caribe con mayor desigualdad en el ingreso (tras Haití, Honduras y Bolivia y en el mismo lugar que Colombia).
Unido a la desigualdad, la reducción de la deuda social de Guatemala pasa por la erradicación de la pobreza, que
afecta a seis de cada diez niñas y niños y adolescentes.


El aumento de la temperatura esperado en Guatemala de alrededor de un grado para el año 2020 respecto a lo
registrado a principios del milenio puede incrementar los casos de desnutrición crónica en el país reduciendo la
ingesta alimentaria y el acceso a los servicios. Es el porcentaje más alto de América Latina y el Caribe, donde uno
de cada dos niñas y niños menores de cinco años pasan hambre. El cambio climático también está incidiendo en
las modificaciones de los patrones de enfermedades, como el dengue y la malaria. Asimismo, incide en el aumento
de los casos por diarrea.


En Guatemala, donde la infraestructura hospitalaria lleva cuarenta años de rezago social, el cambio climático está
afectando a la salud de las personas, especialmente de quienes viven en las áreas más remotas del país y que
padecen más inequidades. Los casos de mortalidad y morbilidad serán mayores, principalmente entre la población
infantil.


La educación también se ve afectada en un país donde uno de cada tres niñas, niños y adolescentes está fuera del
sistema educativo. El cambio climático provoca daños y pérdidas en la infraestructura escolar, reduciendo los días
de educación. Asimismo, las familias pobres suelen retirar a sus hijos e hijas de la escuela tras sufrir daños por
eventos climáticos como estrategia de supervivencia, por ejemplo, para que complementar los ingresos familiares.
Y no siempre retornan al aula.


Junto a ello, el cambio climático también dificulta la movilización de las personas hacia los servicios de educación,
salud y justicia. Tras las emergencias climáticas se producen hurtos en domicilios familiares y empresariales, así
como violaciones especialmente a las adolescentes y mujeres, que no siempre se logran denunciar en un país
donde la impunidad en crímenes y delitos supera el 96%.


No todas las personas padecerán el mismo impacto climático. Los ciudadanos y ciudadanas más pobres y con más
inequidades –entre los que sobresalen las niñas, niños y adolescentes- están más vulnerables a los efectos del
cambio climático, como la pérdida de sus hogares y sus medios de vida, menos seguridad y una posible merma en
el acceso a los servicios públicos, lo que ahondará las inequidades y la crisis social, política y económica.


La vulnerabilidad ambiental no es un proceso estático sino que está impulsada por una serie de factores sociales,
económicos y políticos variables que tienen como resultado la depredación del medio ambiente y de los recursos
naturales. Por ello, la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus consecuencias requiere de políticas
pero también de un concepto de desarrollo socioeconómico que reduzca las inequidades y desigualdades sociales
mediante la mejora de políticas de protección social así como de los servicios públicos.


De no actuar con celeridad no sólo se pone en riesgo la vida de la población guatemalteca sino que se hipotecará
el bienestar de las próximas generaciones. Si se desean mejorar las condiciones de vida se debe abandonar la
inercia individual y colectiva. Es momento de actuar de manera constante, decidida y sostenible.

portada Cambio climático en Guatemala
Autor
Aridane Hernández
Fecha de publicación
Idiomas
Español

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