Cómo mejorar la atención de la salud primaria con el fin de prepararse para futuras pandemias
Estos son algunos de los principales ámbitos en los que se debe invertir para mejorar los sistemas de salud

Es el momento de fortalecer la atención de la salud primaria a escala mundial. La pandemia de COVID-19 ha demostrado todo lo que está en juego y ha cambiado drásticamente la realidad de las familias de todo el mundo. Millones de personas han perdido la vida y una generación de estudiantes se ha enfrentado a una crisis del aprendizaje. Este ha sido un duro recordatorio de la necesidad de crear sistemas de salud resilientes en todos los lugares. Mejorar la atención de la salud primaria nos ayudará a protegernos contra futuras pandemias. Estos son algunos de los ámbitos en los que debemos centrarnos.
1. Contratar, capacitar y dar prioridad al personal sanitario
No hace falta decir que los trabajadores sanitarios forman una parte fundamental de cualquier sistema de atención de la salud sólido. A lo largo de la pandemia de COVID-19, los trabajadores de primera línea, entre los que se encuentran los trabajadores de la salud comunitarios, han estado a la altura de las circunstancias de manera desinteresada. Ya sea cuidando a los enfermos, velando por que las vacunas llegaran a los más vulnerables, realizando pruebas y notificando casos o manteniendo el funcionamiento de los servicios de atención de la salud sistemáticos, sus esfuerzos han sido inmensos.
Jennifer, una farmacéutica del Hospital Regional del Gran Accra, en Ghana, simboliza los esfuerzos de muchos otros trabajadores sanitarios. “Vivo con mi esposo, mis tres hijos y mi madre, que tiene 80 años. Cuando empecé a trabajar en la unidad de cuidados intensivos de la COVID-19 todavía estaba amamantando a mi bebé”, recuerda. “Me aterrorizaba contagiarme con el virus y poner en peligro a mi familia. Con mucho dolor, tuve que pedirles a mis hijos que no me abrazaran”.

Durante la pandemia, Jennifer ha trabajado para cerciorarse de que los pacientes de COVID-19 recibían la medicación que necesitaban. Su experiencia en la unidad de cuidados intensivos le ha afectado profundamente.
“Al trabajar aquí he sido testigo de más muertes que en ningún otro momento de mi carrera profesional; una experiencia inquietante. Reunir valor para venir a trabajar cada mañana me ha supuesto un gran esfuerzo y preparación mental”.
La presión física y emocional que la pandemia ha ejercido sobre trabajadores de la salud como Jennifer ha sido incalculable. Con el fin de prepararse para futuras pandemias, es más necesario que nunca dar prioridad a los trabajadores sanitarios. Para ello, debemos ofrecerles la capacitación necesaria, garantizar que sean los primeros en recibir las vacunas para estar protegidos y brindarles apoyo económico y emocional. Esto implica aumentar la confianza de los trabajadores sanitarios, hacer lo posible por comprender sus ideas y sus preocupaciones y tratar de abordar con ellos estos problemas. Este apoyo es necesario no solo para que el personal sanitario pueda hacer su trabajo adecuadamente, sino también para garantizar que su profesión resulte interesante y pueda atraer y retener a personas con el talento y la dedicación necesarios.
2. Establecer sistemas eficaces de control y respuesta
Durante la pandemia de COVID-19 han aparecido conglomerados de casos en distintos momentos y en diferentes partes del mundo. Han circulado variantes nuevas y a veces más infecciosas que, con frecuencia, se han propagado rápidamente. Cuando un virus sufre cambios repetidos y está en continuo movimiento, es importante contar con mecanismos eficaces de análisis y notificación que permitan controlarlo. Ante la aparición de un brote o una nueva variante, estos mecanismos sirven para alertar de inmediato a las autoridades centrales de la salud. Al dar la alarma rápidamente, es posible establecer medidas eficaces que ayudan a contener la transmisión del virus. Este tipo de mecanismos de control funcionan mejor cuando se ponen en marcha a nivel comunitario.
De cara al futuro, será necesario aumentar las inversiones con el fin de mejorar la realización de pruebas, especialmente a nivel comunitario, ya que en muchos países de ingresos bajos y medianos el acceso a las pruebas y la capacidad de realizarlas siguen siendo limitados. Mientras esto se consigue, nuestra capacidad para detectar y contener futuros brotes será limitada. Como resultado, es posible que haya más confinamientos y que se sigan cerrando escuelas y negocios, y ya sabemos que los efectos sociales y económicos de estos cierres son enormes.
3. Fomentar la confianza en los servicios de salud a través de la atención comunitaria
Cuando se trata de proporcionar a las personas las vacunas que necesitan para estar sanas y salir adelante, la confianza es imprescindible. Por tanto, es esencial fomentar la confianza en los trabajadores sanitarios, las instituciones de salud y los organismos nacionales de salud, ya que son ellos quienes proporcionan la información más importante. Si se fomenta la confianza y se garantiza que las recomendaciones emitidas por estas fuentes están basadas en pruebas y se respetan, podremos evitar pandemias en el futuro.
Además de la confianza, es importante informar claramente a la población de los servicios de atención de la salud que tienen a su disposición. La gente debe saber que las vacunas están disponibles y conocer los lugares a donde pueden acudir para recibir las dosis, así como las fechas en las que el personal estará administrando las vacunas. Esto es especialmente crucial en las comunidades rurales, ya que estos servicios suelen prestarse en clínicas temporales.

La campaña de vacunación “Zwakala”, en Sudáfrica, es un ejemplo de lo que se puede conseguir cuando se combina la confianza con una comunicación eficaz. La frase “zwakala” en zulú significa “ven a vernos”, y se suele utilizar entre amigos como fórmula de invitación. A través de esta iniciativa, los trabajadores de atención de la salud comunitaria se han movilizado por distintas zonas del país donde las tasas iniciales de vacunación contra la COVID-19 eran lentas. Se han comunicado por diferentes medios, como la radio local, repartiendo folletos o hablando cara a cara con los miembros de su comunidad. Aquí puedes obtener más información sobre esta campaña y descubrir por qué es un ejemplo de la necesidad de fomentar la confianza.
4. Incluir las vacunas contra la COVID-19 en los paquetes de vacunación sistemática
Si queremos proteger a las comunidades de la COVID-19, las vacunas deben ser fácilmente accesibles a nivel comunitario. Para conseguirlo, las vacunas contra la COVID-19 deben incluirse en los paquetes de vacunación sistemática. Esto significa que deben ofrecerse a la población como parte de un régimen de vacunas que reciben a lo largo de su vida. Con este fin, es necesario ampliar y fortalecer los servicios de vacunación sistemática y de atención de la salud primaria para poder atender a los adultos al tiempo que se protege la vacunación de la infancia.

5. Fortalecer la logística y el suministro
Desarrollar, distribuir y administrar las vacunas contra la COVID-19 ha supuesto un importante desafío a nivel de logística y suministro durante la pandemia. Sin embargo, para vacunar no solo hacen falta las dosis de las vacunas. Piensa en otros suministros que se han necesitado: por ejemplo, los equipos de protección, como los guantes y las mascarillas que han sido fundamentales para proteger a los trabajadores de la salud. Tampoco podemos olvidar las jeringuillas y el almacenamiento en cadena de frío, necesario para almacenar las vacunas a la temperatura adecuada y evitar que se desperdicien.
Filipinas es un ejemplo de la importancia que tiene el almacenamiento en cadena de frío a la hora de llevar las vacunas a las comunidades remotas. El país está formado por cientos de islas de difícil acceso y regiones propensas a las catástrofes, entre las que se encuentra el municipio de Kabugao, enclavado en las montañas del norte de la capital, Manila. Las inundaciones extremas son habituales y suele haber cortes de electricidad. Esto creó un gran desafío: hacer lo posible por no desperdiciar las vacunas, incluso durante los cortes de electricidad. Gracias a una alianza entre UNICEF y el gobierno de Japón, se han enviado decenas de refrigeradores que funcionan con energía solar a comunidades como Kabugao, con el propósito de mantener el buen estado de las dosis incluso cuando se corta la electricidad.
Con vistas al futuro, aumentar las inversiones en este tipo de infraestructura contribuirá a garantizar que las comunidades reciban las vacunas que necesitan y estén protegidas ante futuros brotes.
Nos encontramos en un momento único que nos ofrece la oportunidad de ponerle fin a esta pandemia y evitar otras en el futuro. Es importante que el legado de la COVID-19 no sean las perturbaciones y la desigualdad, sino un momento de cambio monumental. Este cambio requiere un compromiso implacable para fortalecer la atención de la salud primaria.
A través de ese compromiso de mejora de la atención de la salud primaria a nivel nacional y comunitario, podremos crear sistemas de salud más fuertes y estar preparados para cualquier epidemia o pandemia.