El cuidado de niñas y niños: un trabajo esencial para el desarrollo económico.
El inicio de la reapertura económica después de la cuarentena ha colocado a la sociedad salvadoreña frente al desafío de identificar quién cuidará a los niños y niñas y cómo se educarán desde casa, mientras los padres reactivan la economía.

San Salvador, 8 de agosto de 2020. Uno de los cambios más sensibles que se presenta en la vida cotidiana de las familias salvadoreñas al final de la cuarentena es la necesidad de encontrar soluciones seguras y eficientes para el cuido de las niñas y niños, la educación desde casa y las exigencias del mercado laboral de las padres, madres y cuidadores.
En la tercera entrega de “Imaginando El Salvador post pandemia”, Jimmy Vásquez, especialista en Políticas Sociales en UNICEF conversó vía Facebook Live con Carolina Rovira, experta en educación, sobre dos aspectos esenciales relacionados con la apertura económica: quién cuidará a los niños y niñas y cómo se dará continuidad educativa desde casa sin la presencia de madres y madres.
La experta señaló que en el país el sistema de cuido formal es casi inexistente: "en la primera infancia los niños y niñas reciben un cuido y una educación muy diversa en función de las posibilidades económicas de su hogar y hay brechas que se empiezan a crear desde muy temprano y que más tarde son difíciles de cerrar por no tener acceso a un cuido adecuado, ya sea institucional o privado".
Rovira expone que la carencia de un sistema de cuido institucional se ha resuelto de tres maneras: las mujeres salen del mercado laboral para quedarse en casa y cuidar de sus hijas e hijos entre los 0 y 6 años, las abuelas o los parientes asumen este trabajo u otras mujeres asumen el cuido como parte del mercado de trabajo informal.
"El cuido de un niño no se trata solo de supervivencia, alimentación, proporcionar agua y bañarlo, es más complejo, sobre todo en los primeros años de vida, cuando no hay un sistema escolar apoyando la parte cognitiva. El niño tiene que desarrollar su lenguaje, motricidad, crear apego ", argumentó Rovira.
En este sentido, subrayó que es urgente trabajar en crear un mercado formal de personas cuidadoras y para ello es necesario establecer espacios de formación en metodologías que promuevan la autonomía del niño y la niña.
"Los padres van a regresar a trabajar y ¿quién va a ayudar al niño para que haga las tareas, siga las guías educativas, se conecte a Google Classroom y cumpla las obligaciones escolares?” cuestiona Rovira. De allí la importancia de contar con personal capacitado y certificado para realizar este trabajo “porque los trabajadores del cuido son esenciales para que la economía funcione", enfatizó.
Educando para la autonomía
La especialista prevé que la pandemia provocará grandes pérdidas de aprendizaje y ampliará las brechas de desigualdad provocados por las diferencias en el acceso a la tecnología, los recursos con los que cada niño o niña cuenta en su casa, la educación de los padres, y la capacidad de respuesta y adaptación de la escuela que asiste, entre otras.
Advirtió que todos los niños y niñas, sin importar el nivel educativo, tendrán pérdidas de aprendizaje en los aspectos socioemocionales. Los niños y niñas más vulnerables serán los más afectados en todos los aspectos, en muchos hogares no hay recursos emocionales ni cognitivos para acompañarlos.
Para Rovira, el principal reto es que en el sistema educativo actual "los niños y niñas necesitan de la institución, del maestro, de la caja escolar para continuar su proceso de aprendizaje. Y eso significa que los libros, las guías para los padres y el material que está a disposición de las familias no están hechos para el aprendizaje autónomo, el niño no los puede seguir solo… La pandemia ha venido a plantar la urgencia de innovar".
Por su parte, Jimmy Vásquez, especialista en Políticas Sociales en UNICEF, señala que, si bien es cierto, la pandemia ha transformado las dinámicas cotidianas, la cuarentena ha permitido ofrecer calidad de cuidado para niños y niñas, un aspecto que lamentablemente no se ve reflejado en la medición del Producto Interno Bruto (PIB).
Al respecto, Carolina Rovira comentó que si toda la construcción de tejido social, de ciudadanía y pensamiento crítico abstracto que ha ocurrido en este período no se mide en el PIB "entonces el problema esencial es repensar estas mediciones para ver reflejada la necesidad la sociedad que tenemos".