UNICEF apoya la reapertura de las escuelas rurales en Ecuador
Gracias a la donación de suministros de agua, saneamiento e higiene, más de 12.000 niñas y niños en 118 escuelas rurales de Ecuador han podido retomar sus clases presenciales.

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Durante 18 meses y como consecuencia de la pandemia, las aguas del río Cayapas, en la provincia de Esmeraldas, dejaron de ver a los niños y niñas que se transportaban en lanchas para desplazarse a sus escuelas.
Desde julio de 2021, los estudiantes de las 63 comunidades nativas chachis, épera y afrodescendientes que habitan el cantón Eloy Alfaro, en Esmeraldas, regresan paulatinamente a las clases presenciales.
UNICEF, con el apoyo de la Comisión Europea de Ayuda Humanitaria (ECHO), ha implementado una respuesta en agua, saneamiento e higiene, que ha permitido el regreso a clases de más de 12.000 niñas y niños, en 118 escuelas rurales de Ecuador. Muchas de estas instituciones educativas, al igual que las comunidades donde están ubicadas, no cuentan con servicios de agua potable o alcantarillado.
La intervención ha incluido la donación de estaciones recargables para el lavado de manos, bidones, pastillas potabilizadoras de agua, jabón y alcohol en gel, mascarillas para docentes, señalética para promover el lavado de manos y refaccionamiento de infraestructuras sanitarias en las escuelas, entro otros.
UNICEF visitó algunas de estas comunidades para conocer cómo ha sido la reapertura de escuelas y cómo se han sentido los niños, niñas y docentes con el regreso a clases.
Comunidad San José del Cayapas
Ariadna, de 11 años, lleva dos días asistiendo nuevamente a su escuela. “Una de las cosas que más me gusta de la escuela es volver a compartir y jugar con mis amigas”, comenta la estudiante.
Durante el tiempo que estuvo estudiando desde casa, Ariadna asegura que tuvo algunas dificultades para hacer algunos deberes porque no tenía a su profesora al lado para que le explicara cuando no entendía algo. “En la escuela es diferente porque la profesora nos enseña en el pizarrón”, agrega.

Durante el recorrido que realizó UNICEF en su comunidad, San José de Cayapas, Ariadna compartió cómo ha sido su experiencia con el regreso a clases y qué medidas están aplicando para protegerse de los contagios por COVID-19.
Comunidad Trinidad
Como docente y rectora de la escuela Provincia del Cañar, Irma Quiñónez se siente feliz de poder compartir nuevamente con sus estudiantes. Asegura que no es lo mismo trabajar presencial que trabajar a distancia.
“La pandemia no nos ha afectado mucho en cuanto a contagios porque acá en el campo no estamos tan expuestos como en las ciudades, sin embargo, a mí como docente sí me afectó mucho porque dejé de ver a mis estudiantes en la escuela”, menciona Irma.
Sobre la ayuda de suministros donada por UNICEF, la educadora menciona que les ha servido para que los niños y niñas puedan lavarse apropiadamente las manos. “Ellos se sienten bien, se sienten limpios. Con acceso a agua limpia y a jabón se pueden proteger mejor del contagio por COVID-19”, agrega la docente.
Los estudiantes de Irma también manifiestan la emoción de volver a clases. “Me siento feliz de regresar a clases porque puedo jugar con mis compañeros y compartir con mi profesora Irma. En casa ya me sentía aburrido de solo ver televisión. En la escuela juego fútbol y aprendo más”, dice Junior Javier, de 12 años.
Por su parte, Merlía, de 8 años, menciona que en casa ya estaba cansada de lavar platos y hacer oficios del hogar. "En la escuela veo a la profesora, escribo, pinto y juego con mis amigos".
El derecho a ir a la escuela y aprender es fundamental para el desarrollo, la seguridad y el bienestar de todos los niños y niñas.