Nunca me rindo con mi familia

Neowel Domínguez Rubier confía en las capacidades de sus dos hijos, Marcos Alejandro (18 años) y Diego (8 años). Cree en el papel de una paternidad responsable para lograr una educación inclusiva de los niños y niñas con autismo

Mayra García Cardentey
Neowel Domínguez Rubier confía en las capacidades de sus dos hijos, Marcos Alejandro (18 años) y Diego (8 años). Cree en el papel de una paternidad responsable para lograr una educación inclusiva de los niños y niñas con autismo
Cortesía de la familia
16 Junio 2020

Uno de los momentos más felices como padre para Neowel Domínguez fue cuando su hijo Marcos Alejandro le dio su primer beso a los dos años de edad. Para otros padres pudiera parecer acto cotidiano, incluso una alegría que llega con los primeros meses de vida. Para las familias de niños y niñas con autismo, el primer beso es la gloria, que llega con los varios meses o con los años, y después mucho aprendizaje y amor.

Neowel lo sabe. Su hijo mayor fue diagnosticado con autismo a los cuatro. Desde entonces, -mejor decir, desde el principio-, la familia comparte tareas, participa equitativamente en su crianza. En 2012 nació Diego. El cariño y la responsabilidad se multiplicó.

Desde el 2017, UNICEF Cuba implementa la estrategia de comunicación “Padre desde el Principio”, de conjunto con los ministerios de Educación y Salud Pública del país.

Nunca me rindo con mi familia
Cortesía de la familia

Porque para Neowel todo esfuerzo es poco si se lucha por el bienestar de los hijos. Como padre siente la responsabilidad de que crezcan sanos, saludables, que no carezcan de lo más mínimo.

“Sin embargo, esta es la parte más fácil de la responsabilidad. Hay que cuidarlos, educarlos, estar con ellos. Enseñarles valores: amor a la familia, solidaridad, amistad, cariño entre hermanos”.

Por eso aparta distinciones entre él y la mamá Yohania Mateu. Su participación es activa y constante. Uno enriquece al otro. Los dos están siempre para quien lo necesite. Se complementan, se apoyan. “Como familia estamos enfocados en un objetivo común: transmitir conocimientos y educación formal a nuestros hijos, cuidarlos y alimentarlos”.

Entre los principales objetivos de la estrategia “Padre desde el Principio” está la contribución a que los padres conozcan sus derechos, beneficios y responsabilidades desde las primeras etapas de la paternidad.

En ese proceso es esencial la corresponsabilidad: “Los padres tienen que entender que no ayudamos a nuestras esposas cuando hacemos alguna actividad del hogar. Tenemos que combinar acciones y eliminar gran parte de la carga para que las madres realicen otras cosas o simplemente descansen”.       

Aunque Neowel lo reconoce: ser padre de un niño con autismo puede ser retador, pero siempre desde la paternidad placentera: “Podemos enseñarles muchas habilidades a nuestros niños y aprender de ellos. Es un proyecto del cual no puedes descansar nunca. Siempre hay que inventarse algo para luchar por la inclusión social y el bienestar de nuestros hijos”.

Para eso intercambia con Marcos Alejandro y Diego sobre oficios, economía doméstica y otras cuestiones útiles para la vida.

Recuerda en una ocasión, cuando le mostraba al mayor sobre cómo cruzar las calles. Fueron días y días, meses. “Siempre le insistía en mirar a ambos lados. Llegué a pensar que no resultaba, que me desgastaba por gusto. Hasta un día: yo iba medio distraído a cruzar una calle y me detuvo poniéndome la mano en el pecho porque venía un auto. Su reacción fue muy rápida, casi no lo podía creer. Me alegré mucho y me sentí muy orgulloso. Me enseñó a no rendirme cuando se trata de educarlo en algo”.

En esa crianza diaria, insiste en la relación armoniosa entre los hermanos. “Uno debe cuidar al otro y viceversa. Les he inculcado a cada uno a compartir hasta una galleta. Cada cual sabe que el otro debe estar presente a la hora de un beneficio o un desafío. Hago que Diego sepa que su hermano tiene autismo, que comprenda que necesita más ayuda, comprensión. Le explico que él tiene que cuidarlo y tiene que hacerle caso. Siempre les recuerdo que son lo más importante el uno para el otro”.

Nunca me rindo con mi familia
Cortesía de la familia

Como parte de esta estrategia y del proyecto de Educación Inclusiva que también implementa UNICEF Cuba, se promueven acciones para una participación activa y paternidad responsable en familias de niños y niñas con discapacidad intelectual y autismo.   

El secreto está exactamente ahí: no dejarse vencer nunca. “Nunca”, recalca Neowel. A veces podemos pasar meses enseñándole cosas. Cuando no quería hablar y todo lo conseguía con gestos, poco a poco le mostramos cómo pedir agua y recoger los cubiertos para comer”.

Y llegan las satisfacciones: “Un día Marcos Alejandro quiso guardar un paquete de galletas para abrirlo cuando recogiéramos a su hermano en la escuela. Son pequeñas grandes cosas que me tranquilizan un poco. Hacen que no me rinda y reinventarme”.