“24 horas, 365 días al año, por la protección de cada niño, niña y adolescente”

24 horas, 365 días al año, las Consejeras de Protección de niños, niñas y adolescentes atienden casos de vulneración de derechos. Los casos son muchos: maltrato, abandono, trato cruel, abuso, son solo algunos de los temas a los que se abocan. 

Hildamalia Heredia es Consejera de Protección de niños, niñas y adolescentes en el municipio Baruta, en Caracas. Una de las preguntas que le hice fue cómo le hacía sentir ser una Consejera de Protección, ella con entusiasmo y brillo en los ojos me dijo: “Orgullosa, satisfecha, quiero hacer todo lo que pueda para ayudar a ese niño o niña a salir adelante, quiero verlos más seguros de sí mismos y que salgan obteniendo el apoyo que necesitan, sintiéndose escuchados.  Cuando haces seguimiento y las cosas mejoran, notas la diferencia”. 

Consejeras y defensoras de la niñez, comparten el sentimiento de orgullo por lo que hacen día a día, afirman que cada conciliación, y cada niño, niña o adolescente que se va de su oficina más con tranquilo es para ellas un logro.

Susana Nesta es abogada, también es Consejera de Protección de niños, niñas y adolescentes. Hace más de 12 años que trabaja en este espacio, ha vivido muchos casos y está maravillada con la reciente transformación de las instalaciones. Durante sus guardias, atiende llamadas de madrugada y si el caso lo requiere, no duda en movilizarse de inmediato.

Una de esas madrugadas al sonar el teléfono le reportan un llanto pronunciado en una comunidad popular aledaña; cuenta haberse puesto los zapatos y acudido de inmediato. Al acercarse se encontró con un basurero, y al levantar los desechos vio a un bebé. Había sido abandonado. Con dolor expresado en su rostro, describe que el recién nacido aún tenía su cordón umbilical. 

Casos como este se repiten y requieren del apoyo constante y el trabajo articulado de todos los trabajadores del sistema de protección de la niñez.

“Son emergencias, y debemos atenderlas al instante. Tenemos una responsabilidad especial”, dice Susana. Explica que gracias a la renovación de su lugar de trabajo, ahora se siente más cómoda desempeñado sus funciones ya que las instalaciones están mejor adecuadas para recibir a los niños y sus familias, ahora cuentan con, mobiliario digno y cómodo, espacios privados para la atención de casos, paredes blancas y limpias, murales de colores, así como un espacio donde los niños pueden ver películas y jugar. “Antes, los niños venían y se les veía sentados afuera con rostro ansioso”, comenta.

Este año UNICEF ha contribuido con el fortalecimiento de las capacidades técnicas del personal, incentivos para retener la fuerza laboral, rehabilitación de los espacios de trabajo en algunas sedes de los Consejos de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes para que sean espacios seguros, agradables, funcionales y puedan seguir protegiendo a la niñez venezolana. 

“Ahora existe un espacio para ellos donde pueden jugar, y desconectarse por un instante de la situación que estén pasando. Al entrar se les dibuja una sonrisa en el rostro”, refiere Susana respecto a los niños y niñas que atiende en el Consejo.

“Y al entrar aquí a trabajar, yo siento mucha paz, me motiva”, añade. 

Estos nuevos espacios también son utilizados para dar cursos de formación de consejeros, defensores y promotores comunitarios de derechos, comenta Lourdes López, defensora de niños, niñas y adolescentes. 

“Al ver la transformación del espacio físico, yo me siento muy orgullosa y cada día más comprometida con mi trabajo; pues el ambiente en el lugar de trabajo es muy importante en este tipo de responsabilidades; las personas necesitan sentir que tienen privacidad para conversar sus casos. Antes vivíamos llantos, discusiones y conversaciones expuestos a todo el mundo. Ahora tenemos mejores condiciones para trabajar”, menciona. 

Más de 280.000 personas han recibido servicios de apoyo psicosocial, consejería, acceder al derecho a la identidad, y formación especializada para la protección y restitución de derechos de la niñez y la adolescencia solo en Gran Caracas, gracias al compromiso de los trabajadores del sistema de protección de la niñez y adolescencia en el año 2020. 

“Cada conciliación, es un logro y una alegría muy grande, porque uno mira hacia el futuro y le estás dando alegría, tranquilidad y estabilidad emocional a un niño. No nos cabe en el pecho el orgullo por el trabajo bien hecho”, expresa Lourdes.