Dos tercios de los hogares con niños han perdido ingresos durante la pandemia
Un informe de UNICEF y el Banco Mundial revela que la pérdida de ingresos ha obligado a los adultos de uno de cada cuatro hogares con niños a pasar un día o más sin comer

NUEVA YORK, 10 de marzo de 2022 – Al menos dos terceras partes de los hogares con niños han sufrido una pérdida de ingresos desde que la pandemia de la COVID-19 sacudió el mundo hace dos años, según un nuevo informe publicado hoy por UNICEF y el Banco Mundial.
El informe, denominado Impact of COVID-19 on the welfare of households with children (Repercusiones de la COVID-19 sobre el bienestar de los hogares con niños) presenta las conclusiones de los datos recopilados en 35 países y señala que los hogares con tres o más hijos son los que más probabilidades tienen de haber perdido ingresos, ya que más de tres cuartas partes de estos hogares han sufrido una reducción de sus ingresos, en comparación con el 68% de los hogares con uno o dos hijos.
El informe también señala que las pérdidas de ingresos han obligado a los adultos de uno de cada cuatro hogares con niños a dejar de comer durante un día o más. Los adultos de casi la mitad de los hogares con niños declaran haberse saltado una comida por falta de dinero. Alrededor de una cuarta parte de los adultos de los hogares con o sin niños declararon que se habían quedado sin trabajo desde que se inició la pandemia, según el informe.
“Los modestos progresos alcanzados en la reducción de la pobreza infantil en los últimos años corren el riesgo de revertirse en todas las partes del mundo. Las familias han sufrido pérdidas a una escala asombrosa. Aunque el año pasado la inflación alcanzó su nivel más alto en varios años, más de dos tercios de los hogares con niños ingresaron menos dinero. Las familias no pueden permitirse alimentos o servicios sanitarios esenciales. No pueden permitirse el alquiler de una vivienda. El panorama es desolador, y los hogares más pobres se están hundiendo aún más en la pobreza”, dijo Sanjay Wijesekera, Director del Grupo de Programas de UNICEF.
El informe concluye que los niños se ven privados de las necesidades más básicas, ya que los que pertenecen al 40% de los hogares no realizan ningún tipo de actividad educativa mientras sus escuelas están cerradas. Dado que los datos se recopilan a nivel de hogar, es probable que la tasa de participación real a nivel individual sea aún más baja, especialmente para los niños que provienen de hogares con tres o más hijos.
“Las interrupciones en la educación y la atención de la salud de los niños, junto con los gastos sanitarios catastróficos que afectan a más de 1.000 millones de personas, podrían frenar el desarrollo del capital humano, es decir, los niveles de educación, salud y bienestar que las personas necesitan para convertirse en miembros productivos de la sociedad”, dijo Carolina Sánchez-Páramo, Directora Mundial de Pobreza y Equidad del Banco Mundial. “Esto podría conducir a un aumento de la desigualdad para las generaciones venideras, y limitar las probabilidades de que los niños disfruten de un mejor nivel de vida que sus padres o abuelos”.
Aunque los hogares con tres o más hijos fueron los que más sufrieron la pérdida de ingresos, también fueron los que más ayuda recibieron de los gobiernos, ya que el 25% recibió este tipo de asistencia, en comparación con el 10% de los hogares sin hijos. El informe señala que esta ayuda contribuyó a mitigar el impacto adverso de la crisis en los hogares que la recibieron.
El informe señala que antes de la COVID-19, uno de cada seis niños en todo el mundo –356 millones– vivía en la pobreza extrema, ya que los miembros de sus hogares trataban de sobrevivir con menos de 1,90 dólares al día. Más del 40% de los niños vivían en una situación de pobreza moderada. Y casi 1.000 millones de niños vivían en la pobreza multidimensional en los países en desarrollo, una cifra que desde entonces ha aumentado en un 10% como resultado de la pandemia.
UNICEF y el Banco Mundial exhortan a las autoridades a que impulsen una ampliación rápida de los sistemas de protección social para los niños y sus familias. El apoyo, que incluiría la entrega de transferencias en efectivo y la universalización de las prestaciones para los niños, son inversiones fundamentales que pueden ayudar a sacar a las familias de las dificultades económicas y ayudarlas a prepararse para futuras crisis. Desde el comienzo de la pandemia, más de 200 países o territorios han introducido miles de medidas de protección social, y el Banco Mundial ha financiado la aplicación de dichas medidas con unos 12.500 millones de dólares, una ayuda que ha llegado a casi 1.000 millones de personas en todo el mundo.
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Notas para los editores:
El informe se basa en información procedente de un conjunto de encuestas telefónicas de alta frecuencia (en 35 países) y se centra exclusivamente en las repercusiones de la crisis sobre los niños. En el documento se analiza el impacto inicial de la crisis (con datos de encuestas recopilados durante el periodo de abril a septiembre de 2020), así como la evolución posterior del impacto de la crisis (con datos de encuestas recopilados durante el periodo de octubre de 2020 a mayo de 2021). El informe se centra en los siguientes indicadores clave armonizados del bienestar de los niños, que abarcan tanto sus condiciones individuales como las del hogar en el que viven: (i) Pérdida de ingresos y pérdida de empleo; (ii) Inseguridad alimentaria (hogares que declaran que un miembro adulto no comió durante todo un día o se saltó una comida por falta de dinero/recursos); (iii) Programas de protección social (si los hogares han recibido alguna ayuda gubernamental desde el comienzo de la pandemia); y (iv) Educación (participación en cualquier actividad educativa tras los cierres de escuelas debidos a la COVID-19).
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