#Buentrato
Educando a niñas, niños y adolescentes sin violencia
Golpear no es respetar.
Gritar no es educar.
Cualquier forma de violencia en contra de niñas, niños y adolescentes, desde una nalgada, es injustificable y atenta contra su dignidad y sus derechos. Como sociedad, no podemos aceptar estas situaciones por leves que puedan parecer pues son injustificables e ilegales. Madres, padres y personas cuidadoras no deben ejercer castigo corporal y humillante o disciplina violenta. En su lugar, deben ejercer métodos de crianza respetuosos de los derechos de niñas, niños y adolescentes, tomando en cuenta su desarrollo evolutivo y su opinión en las decisiones que les afecten.
Criar y educar a niñas, niños y adolescentes no es una tarea sencilla. Las madres, los padres y personas cuidadoras son una guía para que aprendan habilidades para su vida y sepan cómo manejar sus emociones y conflictos para ejercer sus derechos con responsabilidad y respeto de las normas sociales y culturales.
Desafortunadamente, en México, los métodos violentos como gritos, golpes y humillaciones para educar a niñas, niños y adolescentes están muy normalizados, de hecho, 6 de cada 10 niños de 1 a 14 años han experimentado algún tipo de disciplina violenta o maltrato en el hogar, lo que causa una afectación profunda en sus vidas.
Es momento de romper ese ciclo. El #buentrato es posible, por ejemplo, en México, 4 de cada 10 niñas y niños no ha recibido castigos físicos o humillantes para criarles.
Por ello desde UNICEF promovemos el uso de métodos de crianza positiva y buentrato para desalentar los comportamientos que promueven la violencia tanto en las familias como en las comunidades, a fin de que niñas, niños y adolescentes crezcan con una educación firme, respetuosa y amorosa que les genere seguridad emocional, facilite el aprendizaje y fortalezca el vínculo con sus adultos significativos.
¿Qué es la crianza positiva?
Son prácticas de cuidado, protección, formación y guía que promueven el desarrollo, bienestar y crecimiento saludable y armonioso, tanto físico como mental, espiritual, ético, cultural y social de niñas, niños y adolescentes.
Estas prácticas se adaptan a la edad, al desarrollo, a las características y circunstancias de cada niña y niño respetando en todo momento sus derechos humanos. La crianza positiva refuerza los comportamientos de niños, niñas y adolescentes de una manera respetuosa, sin recurrir a castigos físicos ni a tratos crueles y humillantes. La evidencia indica que la prevención es menos costosa que el precio que debe pagarse por las consecuencias de la violencia en la niñez y la adolescencia.
La educación de niñas, niños y adolescentes en el hogar, basada en la crianza positiva y el #buentrato, es efectiva y necesaria para poner fin a la violencia en todos los entornos.
¿Cómo practicarla?
Es muy importante mantener un clima emocional que transmita seguridad y protección, basándose en la idea de que pueden aparecer distintos conflictos y para resolverlos se requiere el diálogo basado en el respeto al otro.
En cada etapa de su vida, niños niñas y adolescentes tienen características y necesidades distintas. Es importante reconocer lo que viven, porque sus capacidades de entendimiento, razonamiento y aprendizaje varían con la edad. No son pequeños adultos. Entender esto es clave, porque no es posible exigir la misma capacidad de atención y comprensión a un niño de un año que a una niña de cinco años, y tampoco es posible emprender las mismas acciones y tomar las mismas medidas de disciplina.
Consulta la Guía sobre crianza positiva aquí con información y herramientas para educar a niñas, niños y adolescentes sin violencia.
¿Cuáles son las consecuencias de educar a niñas y niños con castigo corporal y humillante?
Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a vivir libres de violencia, tienen derecho a recibir respeto y cariño, y tienen derecho a vivir en un ambiente que nutra, fortalezca y propicie su desarrollo integral.
Los golpes y gritos para educar a niñas, niños y adolescentes son una violación a sus derechos, son conductas que no generan respeto ni entendimiento, sino que les producen miedo y tristeza; estas conductas violentas muchas veces son el resultado de la frustración de los adultos al querer detener una conducta de niñas y niños. La violencia física o psicológica no enseña a portarse bien, sino a tener temor y a evitar el castigo.
Los niños, niñas y adolescentes no aprenden con un golpe, un jalón de orejas, una nalgada, un grito o un insulto aquello que se les quiere enseñar.
¿Qué es el castigo corporal y el trato humillante?
Se refiere a maltratos físicos, humillantes y crueles, amenazas, gritos, regaños, golpes y críticas atemorizantes para educar a niñas, niños y adolescentes. Cuando ellas y ellos tienen un comportamiento contrario al que papás y mamás esperaban, aumenta la tensión que se puede reflejar en conductas violentas que, en muchos casos no es una decisión meditada, sino la consecuencia de la frustración o del enfado de los adultos.
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