Una mochila llena de potencial

Los kits escolares de UNICEF ofrecen a los niños venezolanos las herramientas necesarias para centrarse en su futuro.

Por Enrique Patiño Orozco y Alfonso F. Reca
UNICEF/UN0344398/Orozco
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25 Septiembre 2019

MARACAIBO, Venezuela – Un nuevo año escolar les da a los niños la oportunidad de volver a conectarse con sus compañeros de clase, hacer nuevos amigos y, por supuesto, aprender. Pero para los niños venezolanos que empiezan las clases este mes también es una oportunidad para concentrarse en el futuro.

El deterioro de la situación en Venezuela ha dejado hasta ahora a un millón de niños sin escolarizar, privando a muchos de ellos de un entorno seguro en el que aprender y socializar. Para ayudar a reducir las tasas de deserción escolar entre los niños cuyas familias tienen dificultades para llegar a fin de mes y proporcionar una sensación de normalidad muy necesaria, UNICEF está distribuyendo kits de regreso a la escuela para que los niños asistan a clases.

Valeria y Manuel, que viven en Maracaibo, la segunda ciudad más grande de Venezuela, han recibido los kits. UNICEF pasó un día con los hermanos para comprender mejor sus necesidades cotidianas, la manera en que estos materiales básicos les ayudan, y para conocer sus sueños.

Valeria, de 10 años, va a la escuela por las tardes, cuando la escasez de electricidad en la ciudad afecta su hogar. Sin embargo, la escuela Fe y Alegría Manzanillo, en Maracaibo, también se ve afectada por el racionamiento de energía local. Los maestros han acortado el día escolar, para que los niños pueden volver a casa pronto y evitar las temperaturas sofocantes dentro de las aulas.

 

UNICEF/UN0344408/Orozco
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Sin embargo, hoy Valeria y sus compañeros de clase se han llevado una grata sorpresa: un kit escolar de UNICEF, que incluye cuadernos, lápices y otros materiales básicos de papelería.

 

UNICEF/UN0344401/Orozco
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Manuel, de ocho años, ha estado ocupado dibujando su aula ideal. Según explica, el “salón”, como se conoce a las aulas en Venezuela, debe tener toboganes, disfraces y computadoras. Los equipos electrónicos de su escuela fueron robados y la escasez de electricidad le hizo agregar algo más a su dibujo unos minutos más tarde: un aire acondicionado.

 

UNICEF/UN0344403/Orozco
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Los hermanos Valeria y Manuel juegan después de la escuela en la extremadamente cálida ciudad de Maracaibo, donde la sensación térmica era cercana a los 45 °C (113 ° Farenheit). “Cuando hace demasiado calor dormimos fuera de la casa o salimos del aula para estudiar afuera. Dormimos muy poco y nos sentimos cansados”, explica Valeria.

 

UNICEF/UN0344397/Orozco
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Valeria muestra sus primeros dibujos realizados en su nuevo cuaderno de UNICEF a sus compañeras de clase. Pero aunque está feliz de compartir este momento, todavía se entristece cuando piensa en algunos de los amigos de los que ha tenido que despedirse, incluidos los que han abandonado el país por completo. “Llegué un lunes y mi mejor amiga no estaba. Se fue a Colombia", dice sobre el primer día de clase el semestre pasado y agrega que una de sus maestras también se fue.

 

UNICEF/UN0344402/Orozco
UNICEF/UN0344402/Orozco

La escasez de combustible hace que sea difícil conseguir transporte para ir y volver de la escuela, lo que significa que es una caminata de ida y vuelta de treinta minutos. "Los maestros cambiaron nuestro horario escolar, así que estudiamos de 1 p.m. a 4 p.m. Solo tenemos dos materias. Antes estudiábamos hasta las 6, pero sin electricidad se hacía demasiado oscuro para caminar con seguridad", dice Valeria.

 

UNICEF/UN0344392/Orozco
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De vuelta a casa, Manuel inmediatamente va a la cocina a tomar agua. El calor no es el único problema, la escasez de agua también es común. Tienen un gran tanque subterráneo para almacenar agua, con tanques adicionales colocados alrededor de la casa. Sólo pueden recibir agua fresca una vez al mes y deben tener cuidado a la hora de utilizarla.

 

UNICEF/UN0344399/Orozco
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Cuando la escasez de electricidad afecta a la familia por la noche, el calor es tan intenso que Manuel (en la foto bajo la cama) y Valeria llevan sus colchones fuera de la casa para intentar dormir. Sin embargo, los niños se sienten tan cansados debido a la falta de sueño que su madre decide dejarlos en casa al menos una vez por semana.

 

UNICEF/UN0344405/Orozco
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Valeria sonríe después de recibir el kit con los materiales escolares de UNICEF. Quiere llenar las páginas de su cuaderno con "cientos de pinturas" y escribir cosas en inglés. Tiene la esperanza de poder hablar un segundo idioma para aprender más sobre el resto del mundo.