Recuperándose de la catástrofe en las Bahamas
El huracán Dorian trajo devastación. UNICEF está trabajando con el gobierno y sus aliados para proporcionar ayuda –y algo de normalidad– a los niños y las familias.
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MARSH HARBOUR, Bahamas – Los niños de las Bahamas deberían estar comenzando sus clases con toda la emoción que trae un nuevo año escolar. En cambio, miles de familias cuyos mundos fueron trastornados por el huracán Dorian se han quedado recogiendo los pedazos de sus vidas destrozadas.
El 1 de septiembre de 2019, el huracán Dorian de categoría 5 azotó las islas Ábaco y Gran Bahama, dejando atrás un camino de destrucción sin precedentes en este país caribeño. Miles de niños y adolescentes han sido afectados por la tormenta que arrasó escuelas, hogares y hospitales, y dejó autos y botes colgando de los árboles.
UNICEF, el gobierno y otros aliados están actuando con rapidez para proporcionar agua potable, alimentos, atención de la salud y actividades de educación no estructurada, así como apoyo psicosocial para niños y adolescentes. Pero las necesidades son enormes: muchos lo han perdido todo.

Torres, de diez años, es uno de esos niños. Perdió a su padre, su hogar, su escuela, su vida tal como la conocía, durante el huracán Dorian.
“Como puedes ver, todo ha sido destruido”, dice, parado en lo que queda de su antiguo salón de clases en la Escuela Pública Central Abaco en Marsh Harbour. “El techo, las sillas y las mesas, los libros. En todas las aulas es la misma historia”.
“Era una escuela muy agradable”, le dice a Hanoch Barlevi, especialista regional de Emergencia de UNICEF. “Ahora no sé dónde continuaré mis estudios”.

El daño catastrófico causado por la lenta tormenta que azotó la zona durante 48 horas fue generalizado. Pero Marsh Harbour fue particularmente afectado. Al 15 de septiembre, el número de víctimas mortales había llegado a 50, pero podría aumentar significativamente a medida que continúan las operaciones de búsqueda y rescate.
Katheleh, de cuatro años, y su madre, Marianise, se encontraban entre las personas evacuadas de Marsh Harbour después de que fuera azotada por vientos de 300 kilómetros por hora. Pero aunque muchos niños y sus familias fueron evacuados y reubicados, algunos aún permanecen en las áreas de Ábaco y Gran Bahama devastadas por la tormenta.

En la Escuela Central Ábaco, las aulas fueron destruidas: los muebles diezmados, las ventanas destrozadas y las puertas arrancadas. Algunas perdieron sus techos.

Los edificios que de alguna manera resistieron la tormenta ahora están proporcionando refugio a aquellos que no tienen ningún otro lugar a donde ir. Maxenat es una de ellos. Se aloja con su hija de 16 meses en la Escuela Primaria Central Abaco, que funciona como refugio temporal en Marsh Harbour.
"Soy madre soltera", dice. “Mi casa está completamente destruida. No tengo a nadie en Nassau. No puedo dejar Ábaco. No tengo otro lugar a donde ir”.

Marie (segunda desde la derecha) también está alojada en la Escuela Primaria Central Abaco, donde se refugia con los miembros de su familia. Al igual que Maxenat, dice que la han dejado sola para cuidar a sus hijos.
“Terminé el noveno grado y estaba a punto de comenzar el décimo”, dice Britney, la hija de 15 años de Marie. Pero el huracán Dorian destruyó su casa y su escuela. “Soy una buena estudiante. Quiero terminar la secundaria e ir a la universidad. Quiero ser médico y ayudar a mi gente”.

Joochim también se ha quedado sin hogar, refugiándose en los restos de una iglesia con su hija de dos años. La iglesia está derrumbada, y se la ha instado a buscar un lugar seguro, pero no tiene a dónde ir; su casa está completamente destruida.

Evans vive en Heritage, uno de los barrios más afectados de Gran Bahama. También perdió muchas de sus posesiones en la tormenta, los fuertes vientos y las inundaciones dañaron o destruyeron muebles, libros y ropa. Pero todavía se considera una de las afortunadas. “Lamento mis pérdidas, pero me alegra que nadie en mi familia haya resultado herido”, dice, y señala que muchos han perdido seres queridos.

Daiquania también vive en Heritage. Dice que fue rescatada de la inundación por alguien que conducía un tractor. “Éramos mi mamá, mi hermana y mi hermano, y un par de vecinos”, dice.

Para aquellos que sobrevivieron a la tormenta, la devastación inicial ha sido seguida por la amenaza de enfermedades transmitidas por el agua y la falta de agua potable. Se envió rápidamente una misión conjunta de evaluación rápida de las Naciones Unidas a la zona de Marsh Harbour para evaluar las necesidades de servicios esenciales como la salud, la educación y las instalaciones de refugio, y la manera en que UNICEF y sus aliados pueden ayudar a los necesitados.

Daiquania y su familia se encuentran entre los que reciben asistencia, incluidos un hogar esencial de una organización local sin fines de lucro que distribuye suministros en Gran Bahama.

El reconocimiento aéreo y las evaluaciones preliminares tras el paso del huracán Dorian indicaron que las aguas de las inundaciones habían comprometido los sistemas de abastecimiento de agua y saneamiento en Abaco y partes de las islas de Gran Bahama. En colaboración con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), UNICEF ya ha proporcionado suministros de agua y saneamiento, incluidas tabletas para la purificación del agua, que se espera que ayuden a unas 9.500 personas.

Otro aspecto crucial de la recuperación es garantizar que los niños y adolescentes puedan regresar a la escuela, para que continúen su educación y comiencen a reconstruir sus vidas destrozadas en un entorno seguro. Los funcionarios del Ministerio de Educación han estado ayudando a los niños y adolescentes en el proceso de reintegración en las escuelas públicas. Con el apoyo de UNICEF, el gobierno de las Bahamas está registrando a unos 10.000 estudiantes desplazados por el huracán Dorian para ayudarlos a regresar a las escuelas no afectadas lo antes posible.

El huracán Dorian expuso a miles de niños y adolescentes a escenas de destrucción, sufrimiento y pérdida. UNICEF, los Servicios Sociales del Gobierno de las Bahamas y sus aliados están trabajando para garantizar que las escuelas no solo sean un lugar donde se puede aprender, sino también donde las heridas internas puedan curarse. Con el apoyo de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias, IsraAid, una organización aliada de UNICEF, ha estado facilitando actividades artísticas y deportivas cotidianas como parte del apoyo psicosocial que se ofrece a los niños y adolescentes afectados por la tormenta.

Los estudiantes desplazados que se inscriben en la escuela también pueden acceder a otros servicios durante el proceso de reintegración, incluidos los exámenes médicos necesarios para la inscripción en la escuela, la asistencia en materia de uniformes y almuerzos, y la remisión a servicios de asesoramiento e inscripción en actividades sociales, deportivas y extracurriculares. En el centro de inscripción del Estadio Nacional Thomas Robinson, los niños y adolescentes recogen prendas de vestir.
El huracán Dorian revirtió las vidas de miles de niños y adolescentes. Garantizar que las familias tengan acceso a los bienes y servicios esenciales, y facilitar el regreso de niños y adolescentes a la escuela, puede ayudar a los afectados a comenzar de nuevo. Para obtener más información sobre la respuesta de UNICEF, haga clic aquí.