El cólera pone en peligro la vida de los niños en todo el mundo
Todo lo que hay que saber sobre cómo se producen los brotes y cómo responde UNICEF
El cólera no conoce fronteras. Aunque se puede prevenir y su tratamiento es sencillo, esta enfermedad potencialmente mortal sigue afectando a la infancia. Tras registrar un descenso continuo durante varios años, los casos de cólera vuelven a multiplicarse. Más de 1.100 millones de personas corren el riesgo de contraer la enfermedad, que representa una amenaza muy grave para los menores de cinco años especialmente. La infección intestinal suele propagarse debido a la falta de agua salubre y de instalaciones de saneamiento adecuadas. Los niños y las niñas que viven en comunidades inestables son especialmente vulnerables. Afortunadamente, existen vacunas y tratamientos, y UNICEF trabaja para que estos suministros lleguen a los niños y niñas que más los necesitan. El objetivo es lograr que, para 2030, el cólera deje de ser una amenaza de salud pública. A continuación, encontrarás todo lo que hay que saber sobre esta enfermedad y sobre las iniciativas destinadas a erradicarla.
¿Qué es el cólera?
El cólera es una infección intestinal provocada por la ingesta de alimentos o agua contaminados por la bacteria Vibrio cholerae. Según la estimación prudente de los investigadores, cada año se producen hasta 4 millones de casos de cólera en el mundo y alrededor de 143.000 muertes. Las niñas y niños de corta edad, especialmente los menores de 5 años, son las principales víctimas. Los que además padecen desnutrición son más propensos a experimentar síntomas graves. El cólera es una enfermedad prevenible y fácilmente tratable.
¿Qué factores hacen que el cólera sea endémico en algunos países?
Una región endémica en relación con el cólera es aquella en la que se han detectado casos en los tres últimos años y en la que hay pruebas de que la enfermedad ha sido provocada por una transmisión local y no por una transmisión importada de otros lugares. Por otra parte, los brotes de cólera (epidemias) pueden producirse tanto en países en los que la enfermedad no se da periódicamente como en aquellos en los que es endémica.
¿Cómo se propaga el cólera?
El cólera afecta de forma desproporcionada a las comunidades más pobres y vulnerables del mundo. La falta de acceso a agua salubre y a instalaciones de saneamiento adecuadas está estrechamente ligada a una mayor probabilidad de transmisión del cólera. En este sentido, los niños y niñas que viven en tugurios urbanos o en campamentos de desplazados internos o refugiados, por ejemplo, son especialmente vulnerables. Esta situación se debe en ocasiones al incumplimiento de los requisitos mínimos en materia de agua limpia y saneamiento. Una gestión hídrica deficiente, el aumento de la pobreza y los conflictos hacen del agua potable un recurso cada vez más escaso. Entre 2010 y 2021, prácticamente todos los casos de cólera (un 97%) se registraron en los países con mayor escasez de servicios de agua y saneamiento.
El cambio climático también contribuye a la propagación del cólera. Las lluvias torrenciales y las inundaciones, cada vez más frecuentes, están provocando una intensificación del ciclo del agua. Esto incide a su vez en el acceso al agua potable de comunidades ya de por sí vulnerables a estos fenómenos. Como consecuencia de todo ello, la mayoría de las veces, las familias y sus hijos solo tienen acceso a agua insalubre, lo que los expone a un mayor riesgo de contraer esta enfermedad de transmisión hídrica.
¿Qué síntomas provoca el cólera en los niños y niñas?
La mayoría de los niños que se infectan con el cólera no presentan síntomas o solo tienen síntomas leves que pueden tratarse satisfactoriamente con una solución de rehidratación oral. Ahora bien, si no se trata adecuadamente, la enfermedad puede ser mortal en cuestión de horas. Los casos graves de cólera requieren un tratamiento rápido con fluidos intravenosos y antibióticos.
Tras la ingesta de alimentos o agua contaminados, los niños pueden tardar entre 12 horas y 5 días en presentar los primeros síntomas. Las bacterias pueden permanecer en las heces hasta 10 días después de la infección y, al volver de nuevo al ecosistema, pueden infectar a otras personas. El cólera puede provocar diarrea líquida aguda y deshidratación grave, y las consecuencias pueden ser fatales. Los lactantes y los niños pequeños corren mayor riesgo de deshidratación por diarrea que las personas adultas, sobre todo si están desnutridos.

¿Cuál es el tratamiento contra el cólera?
Cuando se infectan con el cólera, es posible tratar a la mayoría de los niños mediante la pronta administración de una solución de rehidratación oral, que es una mezcla de sales y azúcares. Los sobres de esta solución que distribuyen UNICEF y la Organización Mundial de la Salud deben disolverse en agua limpia.
Entre 2000 y 2019, el número total de muertes anuales por diarrea entre niños y niñas menores de 5 años disminuyó en un 61%. Este descenso puede vincularse con un mayor uso de las soluciones de rehidratación oral a la hora de tratar la diarrea.
Si un niño está gravemente deshidratado, es necesario aplicar un tratamiento adicional a las soluciones de rehidratación oral. En tales casos, deben administrarse rápidamente fluidos intravenosos e incluso pueden ser necesarios los antibióticos a fin de acortar la duración de la diarrea.
Durante un brote de cólera, es esencial que estos tratamientos sean de fácil acceso, para lo cual han de distribuirse soluciones de rehidratación oral en los centros de tratamiento de las comunidades más afectadas. Un tratamiento temprano y adecuado puede reducir significativamente las tasas de letalidad.
Para los niños menores de 5 años, el zinc es un importante tratamiento de apoyo. Se trata de un micronutriente vital que se pierde durante los episodios de diarrea y que, cuando se administra como suplemento, acorta la duración y reduce la gravedad de la enfermedad y puede limitar también el riesgo de recurrencia a corto plazo.
¿Qué medidas pueden adoptarse para prevenir la propagación del cólera?
Para controlar el cólera y reducir el número de muertes, es esencial adoptar un enfoque multidimensional. Por encima de todo, es fundamental garantizar que todos los niños y las niñas tengan acceso a agua potable salubre y a un saneamiento adecuado. Asimismo, es importante que los niños de las comunidades en situación de riesgo puedan acceder a las vacunas anticoléricas orales precalificadas por la OMS.
La participación de la comunidad tiene también un papel importante. La puesta en marcha de programas eficaces e incentivadores puede ayudar a promover la adopción de medidas higiénicas protectoras como el lavado de manos con jabón o la eliminación segura de heces.
Además, dado que el cólera es de fácil tratamiento, es muy importante poder acceder rápidamente a los tratamientos en caso de brote, en particular a las soluciones de rehidratación oral, al zinc y a los antibióticos. Con tratamientos adecuados y administrados en fases tempranas, es posible mantener la tasa de letalidad por debajo del 1%.
También son necesarios sistemas de vigilancia eficaces para supervisar y controlar la propagación de la enfermedad. Los datos de vigilancia recopilados deben traducirse en información accesible que pueda utilizarse eficazmente a nivel local, nacional y mundial.
¿Existen vacunas para prevenir el cólera?
Actualmente existen tres vacunas anticoléricas orales precalificadas por la Organización Mundial de la Salud: Dukoral, Shanchol y Euvichol-Plus. Todas ellas requieren dos dosis para una protección completa. El Grupo Internacional de Coordinación (GIC) del Suministro de Vacunas, del que forma parte UNICEF, gestiona las reservas mundiales de vacunas anticoléricas orales. El GIC ha llevado a cabo campañas de inmunización masiva en las que se han suministrado más de 100 millones de dosis de vacunas orales contra el cólera. Estas campañas se han centrado en zonas afectadas por brotes, particularmente regiones altamente endémicas descritas como “zonas críticas”, así como en lugares de alta vulnerabilidad debido a crisis humanitarias.
¿En qué regiones del mundo se registran actualmente brotes de cólera?
En los últimos años hemos asistido a un aumento en el número de brotes de cólera en todo el mundo. En 2022, 30 países tuvieron que hacer frente a nuevos brotes de cólera, lo que representa un alarmante incremento promedio del 145% con respecto a la media de los cinco años anteriores. Países como Siria y Líbano registraron casos de cólera por primera vez en décadas.
El brote de 2022 en Haití tuvo un impacto significativo en la población infantil. Se notificaron miles de casos sospechosos que causaron cientos de muertes en el país. UNICEF ha alertado de que alrededor del 40% de los casos en Haití se dan en niños. El país se enfrenta a las consecuencias de los desastres naturales, la inestabilidad política, los continuos enfrentamientos entre grupos armados y el empeoramiento de la crisis alimentaria.
Además, a principios de 2023, Malawi informó que estaba experimentando el brote de cólera más mortífero de su historia. Los trabajadores de la salud en el país están al límite debido a recursos limitados y a que los sistemas de salud están sobrecargados. El brote ha afectado a los 29 distritos de Malawi, en los que miles de niños y niñas han contraído el cólera. En África Oriental y Meridional, la propagación de los brotes sigue cruzando las fronteras y ya son varios los países con una epidemia de cólera.
Además de la propagación del cólera en África Occidental y la crisis en Haití, también se han registrado brotes recientes en Oriente Medio. En esta región se han detectado miles de casos que se han saldado con decenas de muertes evitables. Otros países vecinos corren también riesgos considerables.
UNICEF trabaja sin descanso para responder a estos brotes en los países y regiones afectadas.

¿Qué está haciendo UNICEF para dar respuesta a estos brotes de cólera?
UNICEF ha intensificado sus esfuerzos para responder a los brotes epidémicos de cólera, en coordinación con las autoridades nacionales y sus aliados. Su labor incluye la distribución a gran escala de millones de pastillas potabilizadoras que garanticen el acceso al agua potable de las familias de las comunidades afectadas.
UNICEF también suministra a las autoridades sanitarias locales sobres con sales de rehidratación oral y zinc, así como kits de tratamiento de la diarrea líquida aguda para tratar los casos moderados y graves. Además, está mejorando el acceso a alimentos terapéuticos listos para el consumo, ya que la desnutrición es una de las principales causas de muerte por cólera.
UNICEF también apoya a los trabajadores que están en primera línea en las comunidades afectadas por epidemias. La organización forma a estos trabajadores para concienciar sobre el cólera, en particular sobre la transmisión, los síntomas, los tratamientos y los mecanismos de prevención, y emite anuncios de prevención en las emisoras de radio y televisión locales para crear conciencia sobre la situación.
UNICEF también trabaja para poner a prueba e identificar enfoques que tengan en cuenta el clima y el medio ambiente, que pueden ayudar a mitigar los brotes y minimizar su propagación cuando se produzcan.
Estas son solo algunas de las amplias medidas y disposiciones que está adoptando UNICEF para responder a la amenaza del cólera.
¿Estamos cerca de erradicar el cólera?
Gracias a la adopción exitosa de medidas de prevención y a un mejor acceso a los métodos de tratamiento del cólera, en particular las sales de rehidratación oral y el zinc, estamos más cerca que nunca de lograr que ningún niño ni ninguna niña muera a causa de esta enfermedad que se puede prevenir.
UNICEF distribuyó en 2021 más de 93 millones de suplementos de zinc y más de 30 millones de sobres de sales de rehidratación oral en todo el mundo.
Con todo, los brotes que continúan produciéndose demuestran que el cólera sigue siendo un peligro inmediato y potencialmente grave para las familias, especialmente en comunidades vulnerables e inestables en todo el mundo.
La situación es muy preocupante ya que, en un contexto en el que los brotes son cada vez más frecuentes y la demanda de suministros cada vez más importante, observamos una escasez de productos básicos para hacer frente a la enfermedad, como las sales de rehidratación oral y los kits de diagnóstico rápido. Al mismo tiempo, las reservas mundiales de vacunas anticoléricas orales se han reducido considerablemente.
Con el fin de responder a esta emergencia mundial, a corto plazo debemos llegar a las poblaciones afectadas para prevenir y controlar el cólera mediante la acción humanitaria. A largo plazo, se deben realizar inversiones para reforzar los sistemas de agua y saneamiento y evitar futuros brotes.
Pese a los retos existentes, en coordinación con sus aliados, UNICEF ha desplegado una estrategia mundial que ofrece una vía concreta hacia un mundo en el que el cólera deje de ser una amenaza de salud pública en 2030. Como demuestran los últimos brotes, hoy es más urgente que nunca dar un nuevo impulso a nuestro compromiso para lograr este objetivo.
La estrategia se centra en casi 50 países que se han visto afectados por la enfermedad en los últimos años.