“No recuperaremos aprendizajes si las condiciones en que se aprende no son adecuadas emocionalmente"

La oficial de Educación de UNICEF, Francisca Morales, analiza las situaciones de violencia ocurridas durante las últimas semanas en establecimientos educacionales.

UNICEF Chile
niños escuela
UNICEF Chile/Elvis González
19 Abril 2022

Durante estas últimas semanas se han conocido diferentes episodios de violencia en establecimientos educacionales que han afectado a estudiantes, docentes y apoderados. Algunos incluso han recibido amenazas anónimas de ataques o masacres, lo que los ha obligado a cerrar sus puertas. UNICEF condenó los hechos y recordó que las escuelas deben ser espacios seguros y protegidos para niños, niñas y adolescentes y para las comunidades educativas.

Conversamos con Francisca Morales, Oficial de Educación de UNICEF, sobre los hechos de violencia escolar ocurridos para analizar sus posibles causas y también explorar cómo abordarlos y generar espacios educativos bien tratantes. Comenta que UNICEF fue invitado por el ministerio de Educación a formar parte del Consejo Asesor creado para enfrentar las situaciones de violencia ocurridas en los establecimientos educacionales. Agrega que en esta instancia los especialistas apoyaron la idea de “que los niveles de violencia que se han visto en estos días están relacionados con lo ocurrido en los últimos dos años”. Señala que la pandemia tuvo un profundo impacto en el desarrollo socioemocional de niños, niñas y adolescentes producto de los confinamientos, la falta de contacto con sus pares, la situación económica de las familias, el duelo por la pérdida de un familiar, y la sobre exposición a las redes sociales. Sin embargo, también es importante reconocer que esta situación de violencia no es algo que sólo ocurre en los contextos escolares, y que la pandemia puede no ser su única causa.

La profesional advierte que la violencia “no solo pone en riesgo la integridad física de los estudiantes, lo que ya es muy grave, sino que también les impide ejercer su derecho a la educación cada vez que los establecimientos deben cerrar sus puertas por amenazas de ataques o conflictos internos”.

¿Cómo se explica la violencia que se ha vivido en algunos establecimientos educacionales en las últimas semanas?

Durante el año pasado y los primeros meses de 2022 los especialistas dijeron que era muy importante preocuparse de la salud mental y pronosticaron que la salud mental iba a ser una de las mayores secuelas que dejaría el COVID -19, debido a que todos hemos estado afectados de una u otra manera. Hemos tenido familiares hospitalizados, muchos han perdido a un ser querido, se vivieron situaciones económicas estresantes y el confinamiento prologando que restringió las relaciones sociales e interpersonales.

En el ámbito educativo en particular, estudiantes y profesores tuvieron el enorme desafío de transformar el modo habitual en que se hacían clases: pasar de la presencialidad, de la relación tú a tú, entre pares, a lo remoto. Los profesores dejaron de ver las caras de sus alumnos, con lo que era más difícil detectar sus estados anímicos y reaccionar a tiempo. Ahora tienen el desafío inverso, volver a lo presencial y esto también será un proceso. Las familias también vivieron una alta demanda al tener que apoyar a sus hijos e hijas en tareas escolares, en las actividades online, y en el aprendizaje de habilidades tan específicas como la lecto-escritura y otras. Esto también pudo afectar negativamente en la relación entre los padres y madres y sus hijos. 

“Es importante que los establecimientos educacionales generen procesos donde los estudiantes tengan la posibilidad de conversar, de compartir, de sentir que la comunidad escolar los acoge”.

¿Cómo se pueden abordar estas situaciones?

Es necesario reconocer que todavía estamos haciendo una transición hacia la normalidad, y las transiciones son complejas e inciertas. Es importante que las comunidades escolares recojan lo que ha pasado estos dos años; que se generen instancias de escucha entre pares y entre adultos y estudiantes para volver a encontrarse y, en algunos casos, volver a conocerse. Hay profesores que ya no conocen a sus alumnos porque estaban en 7° básico cuando comenzó la pandemia y volvieron como hombres o mujeres adolescentes, y eso implica cambios que hay conversar. Faltó un encuentro inicial, conversar sobre la situación emocional en estaban llegando los alumnos. Pero nunca es tarde para parar y hacer este espacio de toda la comunidad.

¿Se podría explicar la violencia escolar por el aumento de violencia en la sociedad?

En el Consejo Asesor, creado por el ministerio de Educación para abordar este tema, hubo un reconocimiento de los especialistas de que este nivel de violencia tiene que ver con lo vivido estos dos últimos años, pero también con un contexto donde la violencia es una forma de resolver los conflictos a nivel mundial, como estamos viendo hoy en Ucrania, o en Chile, donde los adultos y las familias utilizan la violencia física o verbal como una forma de disciplinar dentro de la casa, lo que se transmite a los niños y niñas.

Sabemos que hay violencia en los barrios y la misma pobreza, la desigualdad en la sociedad es una situación muy violenta para quien la vive. Por eso, hay que tener una respuesta que involucre a todos los actores de la sociedad, no solo al ministerio de Educación, sino también al de Desarrollo Social y Familia, al de Interior y Seguridad Pública, y al de Salud. Se trata de un trabajo intersectorial.

¿Cómo afecta la violencia el derecho a la educación?

La violencia no solo pone en riesgo la integridad física de los estudiantes, lo que ya es muy grave, sino que también les impide ejercer su derecho a la educación cada vez que los establecimientos deben cerrar sus puertas por amenazas de ataques o conflictos internos. Eso es especialmente complejo porque los colegios, escuelas y liceos estuvieron casi dos años cerrados por la pandemia y los estudiantes necesitan retornar a la educación presencial. Además, el ejercicio del derecho a la educación contiene una dimensión relacionada al clima escolar. El buen trato es parte de este derecho. No se puede aprender sin un contexto emocional propicio y hoy la violencia en los entornos escolares, como en el interior cuando hay bullying o discriminación, es una barrera para el pleno ejercicio de este derecho.

niños escuela alemania
UNICEF Chile/Elvis González

“La violencia no solo pone en riesgo la integridad física de los estudiantes, lo que ya es muy grave, sino que también les impide ejercer su derecho a la educación cada vez que los establecimientos deben cerrar sus puertas por amenazas de ataques o conflictos internos”.

En UNICEF hicimos un estudio de revisión sobre reglamentos escolares y detectamos que las comunidades educativas están intentando insertar en sus prácticas un enfoque mucho más formativo y menos punitivo en la disciplina escolar. Cuando el sistema se vaya transformando hacia algo más formativo, cuando podamos entender que el error puede ser una manera de aprender, que hay que respetar la diferencia, que hay que generar un espacio inclusivo donde quepa toda la diversidad, me parece que es ahí donde podemos instalar los cimientos para una mejor sociedad que es la que queremos construir entre todos.

Además, generamos un material que promueve el desarrollo de un sistema de convivencia y cuidado al interior de las comunidades educativas llamado Sostener, Cuidar y Aprender. Por último, se realizaron una serie de videos con 31Minutos, que están en el Youtube de UNICEF, para conversar sobre el retorno a la presencialidad con los estudiantes (3º a 8º B) y se generaron Guías de Apoyo para usar estos videos en clases donde se propiciaba la conversación sobre las emociones la regresar al espacio educativo.