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ÁFRICA ORIENTAL Y MERIDIONAL Reportaje sobre Madagascar

El tratamiento ambulatorio mejora la vida de los niños gravemente desnutridos en Madagascar

© UNICEF Madagascar/2010/Nouria

Un trabajador de la salud ofrece un suplemento alimentario terapéutico listo para el consumo en un centro de salud que cuenta con el apoyo de UNICEF en Anjira. Sus dos gemelos de dos años sufrieron una desnutrición crítica hace dos meses y continúan el tratamiento en casa.

Septiembre de 2010, Anjira, Madagascar: En una mañana de un lunes caluroso y seco en el pueblo de Anjira, en la árida región del sur de Madagascar denominada Androy, dos gemelos de dos años, Fanja y Sambeavy, esperan a las puertas de un centro básico de salud que recibe apoyo de UNICEF. Han llegado con el fin de recibir tratamiento para la desnutrición aguda grave. Su madre, Soavinily, lleva un tercer niño en los brazos. La familia ha viajado más de cinco kilómetros desde para su pueblo, Andraketalahy, para estar aquí.
 
Hace poco más de un mes, Fanja y Sambeavy estaban gravemente enfermos a causa de la desnutrición aguda grave combinada con complicaciones médicas. El director del centro de salud de Anjira, Dr. Jean Marc Andriakotonindriana, los remitió a la unidad de cuidados intensivos del hospital de la ciudad de Tsihombe, a más de 30 kilómetros de distancia. Fanja y su hermano pasaron 10 días allí antes de que los trasladaran a la clínica Anjira para el tratamiento ambulatorio. Ahora, todos los lunes regresan a Anjira para que los médicos evalúen semanalmente su recuperación, y para recibir el suministro de alimentos terapéuticos listos para el consumo que la familia lleva a casa.
 
Para Fanja, ésta no es la primera vez que ha luchado contra la desnutrición aguda grave. Ya le habían diagnosticado este trastorno en enero de 2010, y recibió tratamiento para garantizar su recuperación. Sin embargo, en agosto volvió a recaer, esta vez junto a su hermano gemelo: una prueba de la inseguridad alimentaria crónica que afecta gran parte del sur de Madagascar.
 
En 2009, la falta de lluvia en la región provocó la pérdida generalizada de las cosechas y una crisis alimentaria devastadora de la que las comunidades todavía se están recuperando. Este año, la cosecha en muchas zonas no ha sido mucho mejor. Soavinily y su esposo no han podido cultivar mandioca, maíz ni frijoles en cantidad suficiente para alimentar a la familia. Cuando pueden, crían y venden pollos para ganar dinero y comprar alimentos en el mercado, lo que permite a la familia comer mandioca y frijoles secos dos veces al día. En caso contrario, su alimentación debe reducirse a frutas de cactus y hojas de mandioca machacadas.
 
A fin de conseguir llegar a otros niños como Fanja y Sambeavy en familias que siguen buscando alimentos suficientes para comer, UNICEF está apoyando la integración de los servicios con el objetivo de ofrecer tratamiento contra la desnutrición aguda grave sin complicaciones médicas en los centros básicos de salud de las zonas más afectadas por la inseguridad alimentaria. Cuando la desnutrición aguda grave se detecta a tiempo, los niños y niñas pueden recibir tratamiento en el hogar con alimentos terapéuticos listos para su uso, además de asistir a visitas periódicas en una de estas clínicas para pacientes externos, como la de Anjira.
 
Para garantizar el funcionamiento pleno de las clínicas, UNICEF está capacitando a personal médico, como el Dr. Andriakotonindriana, para diagnosticar y tratar los casos de desnutrición aguda grave; también se capacita a los trabajadores comunitarios de salud para que identifiquen los casos potenciales, los remitan al centro de salud más cercano, y supervisen sistemáticamente los tratamientos ambulatorios que se administran en el hogar.
 
Como resultado, se está llegando a miles de niños con intervenciones que salvan vidas en el hogar y en centros de salud que se encuentran más cerca de sus comunidades, garantizando un mayor acceso al tratamiento y a la recuperación rápida de los beneficiarios.
 
Más allá de estos centros de salud básica, el único lugar donde los niños pueden obtener ayuda especializada es en las unidades de tratamiento intensivo de los hospitales, como la unidad de Tsihombe. Estos hospitales aceptan sólo los casos más críticos de desnutrición aguda grave, cuando las complicaciones médicas son evidentes. Para ayudar a asegurar que los niños reciban el tratamiento adecuado en estas unidades, UNICEF ha proporcionado medicamentos y leche terapéutica y ha contribuido a capacitar al personal médico.
 
En Anjira, 35 niños recibieron en marzo tratamiento para la desnutrición aguda grave. Desde entonces, una cosecha reducida ha generado un descenso en esta cifra, pero cuando esta cantidad limitada de alimentos se agote habrá poco que comer, y los trabajadores de salud están preocupados de que el número de niños gravemente desnutridos aumente de nuevo.
 
En el caso de aquellos niños que reciben tratamiento, los padres y madres son responsables de garantizar su recuperación. "La mejora de la salud de los niños depende de los padres", dijo el Dr. Andriakotonindriana. "Si siguen los consejos que les damos, sus hijos mejorarán".
 
Soavinily lo sabe, y debido a su compromiso Fanja y Sambeavy se están recuperando bien. Ella ha dado a luz a nueve hijos, pero sólo seis han sobrevivido. "Sólo puedo confiar en mí misma para mejorar la vida", dijo, reconociendo su responsabilidad como madre. "Mi estancia en la unidad de nutrición de emergencia de Tsihombe no sólo salvó las vidas de los gemelos, sino también me ayudó a aprender cómo amamantar correctamente y por tanto a cuidar mejor a mi hijo más pequeño".
 
Para Fanja y Sambeavy, el futuro depara alguna esperanza, y en el sur de Madagascar, donde la inseguridad alimentaria es una amenaza constante, UNICEF sigue apoyando el desarrollo de servicios de salud que ayudan a las mujeres como Soavinily a dar a sus hijos una mejor oportunidad en la vida.