En El Salvador, una adolescente se preocupa de tener que criar a su hija en medio de la violencia

“Creo que la violencia se aprende”

Por UNICEF El Salvador
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04 Mayo 2017

SAN MARTIN, San Salvador, El Salvador, 4 de mayo de 2017 – Cada palabra que dice Patricia va precedida de una sonrisa, la de una muchacha que aún es muy joven para tomarse la vida seriamente. Pero en solo tres meses tendrá que asumir las responsabilidades de ser madre.

Sin embargo, es optimista: “Estoy ilusionada con enseñarle a ella lo que yo no tuve ocasión de aprender, darle todo el amor que a mí no me dieron y toda la confianza de la que yo no disfruté”.

La noticia del embarazo de Patricia enojó a su abuela. Hace tres años, Patricia y sus dos hermanas quedaron al cuidado de la abuela cuando su madre emigró a los Estados Unidos. Ahora, aún estudiante de primer curso de secundaria y con solo 16 años, Patricia se ha quedado embarazada de un hombre de 22.

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Una joven de 15 años recibe atención prenatal en el Centro de salud del municipio de San Martín, una de las zonas más violentas de San Salvador, El Salvador. Según un estudio de 2015 llevado a cabo por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, el 30% de las embarazadas del país son niñas y adolescentes de 10 a 19 años.

Cuando su abuela la rechazó, Patricia llamó a su madre a California para contarle que estaba embarazada. “Mi madre se puso triste, luego furiosa, y después comenzó a darme consejos sobre cómo cuidar a mi bebé”.

A Patricia le preocupa que su bebé crezca en San Martín, un municipio de El Salvador famoso por el alto índice de violencia y la elevada densidad de población.

Dice que en su comunidad, niños muy jóvenes aún empiezan a reproducir las actitudes violentas que observan en casa y en su entorno. “Desde muy pequeños, cuando ven llegar a la policía, los niños corren a sus casas y sacan las pistolas de juguete diciendo que los van a matar”.

“Creo que la violencia se aprende”, dice Patricia. Nos habla del caso de un niño que creció viendo cómo su padre pegaba a su madre. “Por eso, cuando jugaba quería pegar a las chicas, porque su padre le había dicho que eso estaba bien”.

Ahora que va a ser madre, Patricia está pensando emigrar para estar con su madre. “Si me fuera [a los Estados Unidos] mi hija tendría un futuro diferente; este país es muy duro para los niños. Aquí no se tiene libertad para ir donde uno quiera… ya no se puede hacer, perdimos esa libertad”.

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Una joven de 15 años recibe atención prenatal en el Centro de Salud del municipio de San Martín. UNICEF respalda a los municipios a través de medios de comunicación para el desarrollo con los que prevenir la violencia contra niñas, niños y adolescentes.

En un municipio como San Martín, dividido por fronteras creadas por las bandas, Patricia agradece que UNICEF abra espacios para el diálogo y la reflexión sobre las condiciones relativas a la vida personal y comunitaria en un ambiente de violencia.

“A veces quisiera saber más y ser escuchada, pero eso no es posible en mi comunidad”, dice.

Guenay Salazar es una asesora de UNICEF especializada en crear estrategias de comunicación para el desarrollo en entornos violentos. Para ella, decidir un mensaje eficaz y encontrar el mejor modo de difundirlo sería imposible sin una amplia consulta ciudadana en los municipios más afectados por la violencia.

“Las estrategias que tienen repercusión son aquellas creadas con las personas y basadas en sus necesidades e intereses”, dice. Salazar utiliza estas consultas para luego diseñar mensajes sobre la crianza adecuada a un niño o niña desde su primera infancia hasta la adolescencia; para mejorar la calidad de los servicios locales de la comunidad; y para transformar normas sociales relacionadas con el poder y el modo en el que los adultos practican dicho poder en relación a los niños y adolescentes.

Patricia aprovecha la oportunidad que le brinda la consulta para decir que le gustaría tener más espacios similares en su propia escuela y comunidad.

“Creo que nosotros, los jóvenes, nos sentimos solos… Donde vivo no se aprovechan de mí, pero hay veces que me gustaría tener a alguien que me escuchara, que cuidara de mí”, dice.