“Yo voy con mi hermana en curiara, con un balde. Y busco agua para tomar, cocinar, lavar"
La primera planta potabilizadora de agua que funciona con energía solar en una comunidad indígena rural fluvial surte de agua segura a 15 mil personas.

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En San Francisco de Guayo, una comunidad ubicada a 6 horas por vía fluvial desde Tucupita, capital del estado Delta Amacuro, vive Dahir Franco, de 10 años, quien gusta de navegar en curiara y jugar a la pelota.
Dahir va todos los días a la escuela de su comunidad. Le toma sólo un minuto llegar hasta allí pues su casa queda en una ranchería detrás de ella. Él pertenece a la comunidad indígena warao. En su localidad, hasta ahora, las personas consumían el agua directamente del río Orinoco, con las consecuencias negativas que eso tenía para su salud especialmente caracterizada por enfermedades hídricas.

En marzo de 2023, por primera vez, los niños, niñas y adolescentes y familias de San Francisco de Guayo y comunidades aledañas empezaron a tener acceso a agua potable, con la instalación en el hospital local de la primera planta potabilizadora de agua que funciona con energía solar en una comunidad rural fluvial. Esta planta beneficiará a 15 mil personas que viven en San Francisco de Guayo y comunidades fluviales aledañas.
Además, al no depender de la red eléctrica, esta planta potabilizadora asegura una mayor resiliencia al cambio climático y se adapta a las condiciones de la comunidad.
La coordinación entre los diferentes actores involucrados fue un factor clave para llevar agua segura a la comunidad, pues UNICEF dotó de los insumos, incluyendo la planta potabilizadora, y las autoridades locales proporcionaron la logística fluvial para trasladar todos los materiales; mientras que los líderes comunitarios se organizaron y capacitaron para garantizar el mantenimiento y cuidado de la planta.


En casa de Dahir, como en muchas de San Francisco de Guayo, los niños y niñas colaboran con su familia en distintas actividades de rutina como el conuco (sitio destinado para la siembra de hortalizas) y la búsqueda de agua. Dahir se levanta a las 6:00 de la mañana, y antes de ir a la escuela va en la curiara de su familia junto a su hermana de 9 años, a la planta potabilizadora. El recorrido le toma tan sólo cinco minutos.

“Yo voy con mi hermana en curiara, con un balde. Y busco agua para tomar, cocinar, lavar. Buscar el agua es muy fácil, la busco en el hospital” dice Dahir.

El funcionamiento de esta planta en el hospital apoya los servicios de salud materno infantil y de nutrición con agua segura que salva vidas cada día. Además, funge como punto de encuentro de los habitantes de la comunidad por lo que se facilita la realización de actividades de promoción de higiene, protección, salud y educación, que son parte del trabajo de cambio de comportamiento que promueve UNICEF en las comunidades.
Para garantizar que la comunidad conozca la importancia del agua segura, se llevaron a cabo actividades tanto para niños, niñas y adolescentes como para adultos. Conocen, se involucran y alegran con la planta, así como por tener mejores prácticas de higiene y un adecuado almacenamiento del agua segura en el hogar, con un enfoque participativo para prevenir las enfermedades de origen hídrico en los niños, niñas y adolescentes.

“Mis papás me dicen que el agua del hospital está limpia y que si agarramos agua del río nos da dolor de estómago, diarrea y vómitos” explica Dahir.

Dahir se siente orgulloso de orientar a los miembros de su comunidad para que busquen agua segura. “Si alguna persona no sabe, le digo: anda a buscar agua al hospital que está limpia” explica.

En coordinación con las autoridades y con el apoyo de donantes internacionales, UNICEF contribuye a fortalecer las capacidades nacionales en materia de agua, higiene y saneamiento para que los niños, niñas, adolescentes y sus familias -aún en las comunidades más alejadas- accedan a agua segura y de esa manera prevengan enfermedades.