Adolescentes y comportamientos de riesgo
Cómo ofrecer apoyo y protección a los hijos adolescentes

Además de ser natural, el interés de los adolescentes por vivir experiencias nuevas es una parte esencial de su crecimiento. Al traspasar los límites, los adolescentes van ganando independencia y autonomía, pero a veces pueden correr riesgos y poner en peligro tanto su seguridad como la de los que están a su alrededor.
Ese periodo de la vida de sus hijos puede ser una importante fuente de preocupaciones para los progenitores. Sin embargo, es importante recordar que es normal que los adolescentes busquen independencia y libertad. Es una muestra de que se están desarrollando de forma saludable.
Hemos hablado con la Dra. Lisa Damour, psicóloga experta en adolescentes, sobre cuál es la mejor forma de afrontar esta fase y, como progenitores, ofrecer a los adolescentes oportunidades para crecer y disfrutar de experiencias nuevas y al mismo tiempo ayudarles a cuidarse.
“El deseo de emociones crece rápidamente en los adolescentes, pero su capacidad para reprimir los impulsos se desarrolla más despacio. La gran atracción por el riesgo que se observa en los adolescentes se explica en parte por el hecho de que, desde el punto de vista neurológico, los adolescentes pueden no tener freno”.
Dra. Lisa Damour

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¿Por qué los adolescentes se sienten atraídos por los comportamientos de riesgo?
¿Qué visión de los riesgos tienen los adolescentes?
¿Cómo pueden los progenitores contribuir a mantener a los adolescentes a salvo?
¿Cuándo deberían los progenitores preocuparse por los comportamientos de riesgo?
¿Qué puedo hacer si pienso que mi hijo o hija adolescente se está poniendo en peligro?
¿Cuándo deberían los progenitores buscar ayuda profesional?
¿Por qué los adolescentes se sienten atraídos por los comportamientos de riesgo?
Dra. Damour: Los adolescentes sienten la necesidad de buscar experiencias nuevas y emocionantes. En parte se trata de una cuestión neurológica, puesto que sus cerebros son extremadamente sensibles a la emoción que provocan las experiencias gratificantes y eso puede llevarlos a buscar emociones fuertes en mayor medida que los niños y los adultos.
Las ansias de los adolescentes por conseguir más independencia pueden implicar que intenten traspasar los límites fijados por los adultos. Esa situación puede ser exasperante, pero a menudo es una prueba de que el adolescente está disfrutando de un desarrollo saludable.
También se observan mayores niveles de aceptación de comportamientos arriesgados en algunos adolescentes con problemas emocionales. Puede deberse al hecho de que estén tratando de lidiar con sentimientos de angustia, ya que cuando un adolescente se encuentra en una situación de grave tensión o se siente muy solo, tiene más posibilidades de adoptar comportamientos de riesgo.
Al igual que en todos los aspectos de la crianza de los hijos, los adolescentes prestan mucha atención al ejemplo que ofrecen los adultos que los rodean, y sabemos que los progenitores y cuidadores que abusan del alcohol o no muestran estrategias de superación saludables presentan más posibilidades de tener adolescentes con tendencia a adoptar comportamientos de riesgo y también dificultades para cuidar de sí mismos.
¿Qué visión de los riesgos tienen los adolescentes?
Dra. Damour: El contexto en el que se encuentran puede determinar la forma de razonar sobre los riesgos de los adolescentes. Cuando están con adultos o en situaciones sin gran intensidad emocional, tienden a reflexionar con detenimiento sobre las conductas que pueden implicar riesgos. Sin embargo, cuando están con sus amigos, en situaciones sociales o emotivas, tienen menos posibilidades de ser racionales y es más probable que tomen decisiones impulsivas.
El tipo de riesgos que asumen los adolescentes depende en gran medida de las normas aplicables a sus vidas, del grado de control al que están sujetos y de las clases de actividades de riesgo a las que pueden acceder con facilidad.
En general, los niños son más propensos que las niñas a adoptar comportamientos de riesgo, pero los tipos de riesgos asumidos por los adolescentes dependen mucho más del contexto que de factores individuales como el género o la edad.
¿Cómo pueden los progenitores contribuir a mantener a los adolescentes a salvo?
Dra. Damour: Lo primero que los progenitores y cuidadores pueden hacer para contribuir a que un adolescente se mantenga a salvo es establecer niveles de control razonables ya que, como todos sabemos, la supervisión puede reducir las posibilidades de que un adolescente se exponga a un peligro.
En segundo lugar, los progenitores debemos presentarnos como aliados para la seguridad de nuestros hijos o hijas adolescentes. Hay que recordar que los adolescentes deben estar implicados en su propia seguridad. Debemos hablar con ellos sobre cómo tomar decisiones seguras cuando no estamos y asegurarnos de que no les importa pedirnos ayuda si la necesitan.
Los progenitores deben ser muy exigentes con el comportamiento de sus hijos adolescentes, en especial con respecto a su seguridad. Suele ser más eficaz hablar con los adolescentes sobre cómo protegerse de los peligros que simplemente obligarlos a respetar normas, reglas o principios que muchas veces les parecerán arbitrarios.
También es importante que los adultos dejen claro que los adolescentes a veces pueden encontrarse en situaciones peligrosas y necesitar ayuda de los adultos para evitar el peligro. Aunque pueda parecer contradictorio, los progenitores pueden explicar lo siguiente:
“Vamos a pedirte que tomes las decisiones adecuadas y que tengas mucho cuidado, pero si te encuentras en una situación en la que tú o tus amigos pueden correr algún peligro, queremos que acudas a nosotros en busca de apoyo. Te prometemos que no lamentarás habernos pedido ayuda”.
Sabemos que los adolescentes no siempre utilizan todo su sentido común cuando están con sus amigos, por lo que puede ser conveniente prever con ellos cómo se comportarán si surgen situaciones que puedan ser peligrosas. Un progenitor podría decir, por ejemplo, lo siguiente: “Estamos muy contentos de que también pienses que es peligroso beber alcohol cuando sales con tus amigos. Explícanos qué vas a hacer si todos los demás beben. ¿Qué dirás o harás para no desviarte de lo que hemos decidido?”.
Prepararse con antelación no garantiza que un adolescente vaya a tomar la decisión más segura cuando esté con sus amigos, pero los adolescentes siempre reaccionan mejor cuando ya han pensado detenidamente en una situación y no tienen que tratar de encontrar una solución en caliente, sin tiempo para reflexionar.
Los progenitores pueden animar a su hijo o hija adolescente a hacerlos responsables de su buen comportamiento ante sus amigos. Ningún adolescente quiere pasar vergüenza delante de su grupo de amigos y, para evitarlo, a veces pueden explicar que les encantaría participar en una actividad riesgosa pero que, si lo hicieran, tendrían problemas con sus progenitores.
¿Cuándo deberían los progenitores preocuparse por los comportamientos de riesgo?
Dra. Damour: Los comportamientos de riesgo que más deben preocuparnos en los adolescentes son los que implican importantes peligros y pueden tener efectos a largo plazo, como probar las drogas, el alcohol o el tabaco, mantener relaciones sexuales sin protección o adoptar un comportamiento físico temerario.
Hay que preocuparse cuando los adolescentes corren riesgos con consecuencias que podrían ser persistentes, como hacerse daño o causar daño a otras personas. También debemos preocuparnos por los comportamientos de riesgo si nuestro hijo o hija adolescente no parece aprender de sus errores. Por ejemplo, en Estados Unidos, un adolescente puede emborracharse mucho en una fiesta y, por una cuestión de pura suerte, salir ileso de la situación. Sin embargo, hay que preocuparse si el mismo adolescente sigue bebiendo alcohol de forma descontrolada.
¿Qué puedo hacer si pienso que mi hijo o hija adolescente se está poniendo en peligro?
Dra. Damour: Los progenitores o cuidadores preocupados por los comportamientos de riesgo de un adolescente deberían hablar de esa preocupación directamente con él o ella. Pueden decirle lo siguiente: “Debes tener cuidado. Si tú no eres capaz de cuidarte, es mi deber protegerte, lo que significa que tendrás menos libertad”.
A continuación, el adulto puede mantener una conversación con su hijo o hija adolescente para hablar sobre lo que piensa hacer para protegerse y lo que le ha impedido tener cuidado hasta ese momento, y valorar si es necesario que el hijo no se aleje demasiado de casa durante un tiempo.
Fomentar la seguridad debería ser el fundamento de todas las consecuencias que se planteen por haber adoptado un comportamiento peligroso. En última instancia, el objetivo es que el joven o la joven pueda actuar con independencia, y poder confiar en que va a decidir lo que sea mejor para él o ella.
Al tratar el tema de los riesgos con los adolescentes, debemos resistirnos a la tentación de amenazarlos con castigos si los pillamos. Aunque nuestra intención sea buena, corremos el riesgo de que nuestro hijo o hija adolescente se centre en lograr librarse de las consecuencias, en lugar de pensar en protegerse. Como alternativa, los adultos podrían explicar lo siguiente: “El problema no es que lleguemos o no a darnos cuenta (lo más probable es que no te pillemos), el problema fundamental es que puedes hacerte daño. Es tu deber tener mucho cuidado, pero si no eres capaz de cuidarte, tenemos que intervenir para ayudarte a hacerlo”.
¿Cuándo deberían los progenitores buscar ayuda profesional?
Es necesario recurrir a la ayuda de un profesional cuando los adolescentes adoptan de forma habitual comportamientos preocupantes o peligrosos, como el consumo de sustancias de alto riesgo, temeridad continua, conducta autolesiva o violencia contra otras personas, y los esfuerzos de los progenitores para ayudarlos a cuidar mejor de sí mismos no consiguen ningún resultado.
A veces, los adolescentes se mostrarán reticentes ante la idea de que un adulto los vigile más de cerca o restrinja su libertad. En esos casos, puede ser conveniente explicarles lo siguiente: “Queremos que disfrutes de tu independencia. En cuanto sepamos que eres capaz de hacerlo prestando atención a tu seguridad, será un placer ayudarte a lograrlo”.