Cómo reconocer las señales de estrés en los niños
Aprende a detectar las reacciones más comunes al estrés
Cada niño reacciona de forma diferente a las dificultades que se le presentan. Nuestra cultura también influye en la forma de expresar nuestras emociones. En algunas culturas, por ejemplo, no es aceptable expresar emociones y llorar en público, mientras que en otras sí lo es.
Algunas señales de estrés no son evidentes. A continuación ofrecemos una lista de señales que pueden presentarse a distintas edades. Todos los niños son diferentes y, por tanto, también lo son sus reacciones al estrés.
¿Lo sabías? En momentos de estrés y crisis, los niños observan los comportamientos y reacciones de los adultos para aprender a gestionar sus propias emociones.
Reacciones comunes al estrés en los niños
Muchos de estos síntomas suelen ser temporales y son reacciones normales al estrés. Sin embargo, si persisten, el niño puede necesitar apoyo de un especialista.
Edad |
Reacción |
0-3 años |
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4-6 años |
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7-12 años |
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13-17 años (adolescentes) |
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Todas las edades – Reacciones físicas Como estos síntomas también pueden constituir un indicio de una dolencia física, se recomienda que un médico examine a tu hijo para descartar cualquier causa de este tipo.
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Señales de alerta preocupantes, que no se deben pasar por alto si se mantienen Si estos síntomas persisten, el niño necesitará apoyo especializado |
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Hacer un balance de las emociones
Habla con tu hijo periódicamente sobre sus emociones. Esto significa preguntarle, directa o indirectamente, cómo se siente. Puedes proponerle que se exprese por medio de la pintura o el dibujo. Anímalos a que te hablen de su dibujo, de lo que representa o de por qué han elegido un color determinado. Esto puede ayudar a algunos niños a expresar lo que sienten, mientras que otros pueden preferir enseñar su dibujo sin comentar nada; deja que tu hijo decida.
Actividades para reducir el estrés de los niños y niñas y promover su bienestar
Estas actividades pretenden reducir el estrés de tu hijo, ayudarle a sentirse mejor y ofrecerle un mecanismo para gestionar positivamente sus emociones. Ten en cuenta que también pueden ser beneficiosas para los adultos, así que puedes realizarlas con tu hijo.
Respiración abdominal
A menudo, cuando estamos estresados, nuestra respiración se vuelve superficial y tiene lugar en la parte superior de la caja torácica en lugar del vientre o el abdomen, mientras que la respiración abdominal tiene un efecto calmante y nos ayuda a oxigenar los pulmones.
Instrucciones
- Coloca tu mano en el estómago
- Inhala profundamente por la nariz durante 5 segundos y exhala profundamente por la boca durante 5 segundos; repítelo 5 veces.
- Con los niños, se puede utilizar la imagen de un globo: cuando inhalan, inflan su vientre como un globo, y cuando exhalan, el globo se desinfla lentamente.
Mi refugio
A veces podemos sentirnos abrumados por el mundo que nos rodea. Tomarse unos momentos para imaginarse en un lugar tranquilo puede ayudar a reducir el estrés. Aquí encontrarás una actividad que ayudará a tu hijo a visualizar ese refugio.
Instrucciones
- Siéntate o túmbate en una posición cómoda, cierra los ojos y relájate.
- Inhala profundamente por la nariz, expandiendo el vientre. Exhala por la boca.
- Continúa respirando lenta y suavemente, inhalando y exhalando por un buen rato.
- Escucha la siguiente historia y déjate guiar por las palabras:
“Imagina que estás en una playa de arena blanca. Todavía es temprano y todo está tranquilo. El sol está saliendo lentamente, y puedes sentir el calor de los rayos en tu cara y en tu cuerpo. Sientes alegría y tranquilidad. Bajo tus pies descalzos la arena es suave y cálida. Una ligera brisa acaricia tu cara. El cielo es azul y claro, y los pájaros vuelan y cantan por encima tuyo. Es un lugar seguro, un lugar donde puedes relajarte. Es un lugar al que siempre puedes volver, porque siempre estará ahí en tu corazón. Puedes ir allí cuando quieras. Ahora, muy lentamente, empieza a prestar atención a tu respiración de nuevo, al suave ritmo de tus inhalaciones y exhalaciones. Siente el aire en tu piel. Comienza a mover muy suavemente los dedos de las manos y de los pies. Respira profundamente y estírate. Exhala profundamente. Cuando quieras, abre los ojos.”