Las botas de hule
MICROHISTORIAS: LA RUTA DE LA BASURA

Las personas migrantes que llegan a Colombia compran botas de hule o goma para cruzar el tapón de Darién, pues allí tendrán que atravesar lodo, ríos y protegerse de picaduras de insectos y mordeduras de serpientes.
Pero a pesar de las varias capas de medias que se colocan, sus pies terminan mojándose y comienzan a lastimarse. Es que el trayecto puede durar entre 5 y 10 días para las familias y en ese tiempo salen las llagas en la piel.
Al llegar a Panamá, como ya no las necesitarán más en su camino hacia el norte y ocupan bastante espacio, muchos las descartan directamente en un “cementerio de botas” en el primer poblado que llegan, Canaán -una comunidad indígena sobre el río Membrillo- o las botan a la basura. Pero muchos otros las reutilizan: las cortan y las transforman en zapatos tipo suecos o sandalias tanto para adultos como para niños y niñas.


