Angélica, Beimar y Rodrigo son familia nuevamente

Se reunieron después de que ambos niños estuvieron viviendo por varios años en la Ciudad de los Niños.

Delina Garsón
Derecho a vivir en familia
Ciudad de los Niños/2018
05 Noviembre 2019

Angélica Morales tenía su puesto de venta en el Mercado La Pampa en la ciudad de Cochabamba, ubicada en el centro de Bolivia, cuando en sus propias palabras sucedió lo impensable “yo tenía dos hijos Beimar y Rodrigo, pero entonces tuve un problema y se los llevaron, me quedé aturdida no hacía más que llorar”.  Ella los buscó por varios hogares, pero no pudo encontrarlos “ya los di por perdidos, nadie me daba información dónde estaban y decidí irme a trabajar a Chile”.

Beimar y Rodrigo fueron recibidos en La Ciudad de los Niños, hogar de acogida dirigido por la institución de la iglesia católica Caritas Cochabamba, y allí estuvieron viviendo por varios años hasta que en el marco del programa Derecho a vivir en familia de UNICEF, estudiantes de trabajo social de la Universidad Mayor de San Simón, indagaron sobre la situación familiar de los niños del hogar con el propósito de reinsertarlos en su seno familiar.  Entre ellos estaban Rodrigo y Beimar.

Marisol Gonzales, una de las estudiantes de trabajo social, cuenta que la única referencia que tenían de la madre de Rodrigo y Beimar era una fotocopia borrosa de su carnet de identidad donde se mencionaba que era comerciante y que vivía en las cercanías de La Pampa.  Con esa escueta información fueron a buscarla, “por casualidad mostramos la foto de Rodrigo a una señora que vendía DVDs y ella conocía a la madre”.

Derecho a vivir en familia
Ciudad de los Niños/2018

“Te están buscando, tus wawas han aparecido, me mostraron fotos”, fue el mensaje que recibió Angélica. “Dejé todo y retorné inmediatamente a Bolivia”. 

“Te están buscando, tus wawas han aparecido, me mostraron fotos”, fue el mensaje que recibió Angélica. “Dejé todo y retorné inmediatamente a Bolivia”.  Ella llegó al hogar con la desesperación de encontrarlos, y al ver de lejos a unos niños jugando “se me saltó el corazón, yo sabía que eran ellos”.  Aunque el reencuentro ya era inminente el director le pidió retornar al día siguiente porque debía preparar a los niños.

“Cuando vi a mi mamá, no lo pude creer, he llorado de felicidad, aunque también pensaba que tendríamos que dejar el hogar donde habíamos vivido por tantos años”, cuenta Rodrigo, “poco a poco saliendo con ella los fines de semana le fui tomando cariño y ahora vivimos los tres juntos”.

Jaqueline Meneces, psicóloga de la Ciudad de los Niños, menciona que la reintegración familiar es un proceso que puede tomar meses e inclusive años, “se debe fortalecer los lazos, y en el caso concreto de Angélica ella tenía que fortalecer su autoestima y superar sus propios puntos débiles que venían de su infancia”.

Angélica asiste mensualmente junto a los padres de otros niños y niñas a talleres de fortalecimiento familiar, “allí puedo relajarme y compartir mis emociones, a participar y compartir juegos, yo no estaba    acostumbrada a eso, pero ahora ya no puedo faltar”, menciona con evidente alegría. “Trato de ganarme la vida como puedo y darles lo que puedo a mis hijos, tal vez no sea lo mejor, pero ellos están contentos”.

Rodrigo y Beimar cambiaron este año de escuela a una cercana de donde ellos viven, pero aún tienen el apoyo de una profesora de la Ciudad de los Niños, ella los visita regularmente para asegurarse que su aprovechamiento escolar se mantenga, que tengan el material escolar suficiente y que su madre les provea de lo que necesiten.

Rodrigo afirma “yo quiero ser ingeniero y futbolista, el fútbol es mi pasión, pero dura solo un tiempo, estoy asistiendo a una escuela de fútbol y mi entrenador ya me pidió mis papeles para registrarme en las ligas menores, mi sueño es jugar en la liga profesional”.  Mientras el pequeño Beimar afirma que quiere ser chef.

La Ciudad de los Niños en el marco del programa que tiene con UNICEF ya ha reintegrado este año a 18 niños y niñas a sus familias.