Padre desde el principio: Promoviendo el desarrollo de la primera infancia en Cuba

Un padre de dos hijos con impedimentos auditivos aprende cómo darles el mejor comienzo en la vida

Por Marta López Fesser
Eduardo sits with his teenage son, Adrian
UNICEF Cuba/2017
02 Agosto 2017

LA HABANA, Cuba, 2 de agosto de 2017 – Eduardo no sabía lo que era ser padre hasta que le llegó el momento. Tras tres años de novios y cuatro de casados, él y su mujer decidieron que querían tener hijos. Asistieron a los servicios de planificación familiar y, cuando quedaron embarazados, asistieron siempre juntos a las consultas prenatales. Diecisiete años y dos hijos después reconoce que ser un buen padre es duro, pero que cuando se hace en equipo y con las herramientas necesarias, es posible y merece la pena.

El pequeño Adrián llegó primero, aunque Eduardo no pudo vivir ese momento junto a su mujer en la sala de parto. No le ofrecieron la posibilidad, dice, pero cree que le hubiera gustado estar allí. Aunque la entrada de los hombres a las salas de parto como acompañantes durante el parto está legalmente institucionalizada, las normativas internas de muchos hospitales no la permiten, y existe un desconocimiento generalizado entre hombres y mujeres sobre este derecho.

Eduardo tampoco disfrutó de la licencia paterna. En 2003, el Decreto Ley 234 amplió la prestación social remunerada de tal modo que, a partir de las 12 semanas de licencia postnatal de la madre, el padre o la madre debían decidir quién cuidaba al bebé hasta su primer año de vida. Sin embargo, en la práctica, casi ninguna pareja comparte la licencia. Eduardo cree que no tenía suficiente información sobre la licencia paterna y las licencias específicas por discapacidad.

A pesar de las normas sociales arraigadas, Eduardo participó con su mujer en todas las nuevas responsabilidades de cuidado y atención que necesita un recién nacido. Desde cambiar pañales y lavar ropa, hasta pasearle para lograr dormirlo y estimularle. “Tenemos que funcionar como un equipo y compartir las tareas, si no, no funciona”, reflexiona Eduardo.
  

La primera infancia importa

En los primeros años de vida, los cerebros de los niños forman hasta 1.000 conexiones neuronales cada segundo, unas conexiones que son los ladrillos de la construcción de su futuro. Esas conexiones necesitan de una buena nutrición, protección y amor. Está demostrado que una mayor participación del padre en la crianza de sus hijos e hijas rompe los ciclos de violencia perpetuados por creencias y actitudes alrededor de la masculinidad, y que su participación integral desde antes, durante y después del nacimiento incrementa el compromiso y la responsabilidad de los padres a largo plazo.

Cuba tiene un sólido compromiso con la igualdad entre mujeres y hombres, articulado a través de su constitución y leyes, y sus políticas, en todas las esferas profesionales y sociales, a todos los niveles. El país es signatario de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) (1979), la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) o la Declaración de Beijing (1995), y reconoce abiertamente la igualdad entre en el hombre y la mujer, incluyendo la corresponsabilidad en el cuidado y la crianza de los hijos. Sin embargo, estructuras y patrones culturales perpetúan las desigualdades en el disfrute de los derechos y los espacios de participación de padres y madres.

UNICEF Cuba/2017

Eduardo mira jugar a su hijo Javier de 5 años. Desde el principio, Eduardo ha modelado una relación igualitaria y respetuosa para sus hijos, compartiendo las responsabilidades de los padres y las tareas domésticas con su esposa.

“Conocemos a parejas que se han separado porque la situación les supera. Lo más duro es no poderle dar a tu hijo lo que necesita porque no le entiendes”.

Por medio del programa de educación para la primera infancia Educa a tu Hijo, en el que participan el 71% de los niños y niñas menores de 6 años, UNICEF promociona la participación de los padres en la educación de sus hijos e hijas. Actualmente, UNICEF está desarrollando materiales informativos y didácticos dirigidos especialmente a acercar a los padres a cada una de las etapas de paternidad y maternidad: sus derechos, los servicios disponibles y el impacto directo que tiene una paternidad y maternidad activas y responsables sobre el desarrollo de niñas y niños para toda la vida.
  

Superando nuevos obstáculos

Mientras explotaban globos en la celebración del primer año de Adrián, se dieron cuenta de que Adrián no reaccionaba, parecía no oír. Diagnosticado con sordera, asistió a un círculo especial para niños y niñas sordos hasta que, a los 5 años, le realizaron un implante coclear y se integró en la escuela regular.

“Cuando nos dieron la noticia de su sordera, yo tuve que ponerme fuerte”, cuenta la madre, Margalys. “Eduardo se desplomó y tuve que decirle: éste es nuestro hijo y solo nos tiene a nosotros, nos está mirando. Tenemos que darnos fuerza el uno al otro”. Desde entonces y con más empeño, Margalys y Eduardo siguieron compartiendo las tareas de cuidado, crianza, educación y labores del hogar propias de la maternidad y la paternidad, con el esfuerzo añadido que requería la atención a Adrián.

A sus 10 años, exitosamente integrado en la enseñanza regular, con una personalidad reservada e introvertida, Adrián se sentía solo y quería un hermanito. A sus 12 años llegó Javier, quien a los 4 meses también fue diagnosticado con sordera.

“Volvió a ser muy duro: tienes cuentos y juguetes preparados con tanta ilusión, y vuelves a saber que va a llevar tiempo hasta que puedas introducírselos”, cuenta Eduardo. “Conocemos a parejas que se han separado porque la situación les supera. Lo más duro es no poderle dar a tu hijo lo que necesita porque no le entiendes”.

El rol de los docentes y los metodólogos es clave, ya que son ellos quienes ayudan a los niños a integrarse en el ámbito educativo y social. UNICEF apoya la capacitación del personal docente en escuelas regulares para que tengan las herramientas técnicas y pedagógicas necesarias para atender las necesidades educativas especiales de niños, niñas y adolescentes con discapacidad.

Hoy, gracias a la atención, el amor y las oportunidades que Eduardo y Margalys han brindado a sus hijos, Adrián es un adolescente brillante fascinado por las matemáticas y la computación, y Javier, a sus 5 años, es un niño curioso, inquieto y seguro de sí mismo que ha logrado avivar el carácter de su hermano mayor. Eduardo comparte un momento especial con Javier todos los días, cuando sacan a pasear a su perrita Linda juntos. Con Adrián, se esfuerza por ayudarle en sus tareas de matemáticas y física, aunque confiesa que cada vez le cuesta más entenderlas. Adrián quiere ser ingeniero informático.

Uno de los indicadores de éxito de la paternidad responsable de Eduardo es que Adrián y Javier ayudan en la casa en tareas como limpiar, cocinar, fregar los platos o limpiar la ropa. Han visto a su padre hacerlo desde que tienen memoria. Cuando los padres se involucran en las tareas del hogar y la crianza, y sus hijas e hijos los ven en relaciones de igualdad, respetuosas, no violentas con sus madres y otras mujeres, internalizan la idea de que los hombres y las mujeres son iguales, aceptan la igualdad de género y el sentido de autonomía y empoderamiento de las niñas, pasándolo a generaciones futuras.

Además de los aprendizajes propios de la paternidad y la maternidad, Eduardo y Margalys han logrado desafiar con éxito los obstáculos que dificultaban el pleno desarrollo de sus hijos. Aunque al principio todo era nuevo y se sentían diferentes, con el tiempo aprendieron juntos que eran una familia más en una sociedad diversa.