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ASIA Y EL PACÍFICO NEPAL: REPORTAJE

“Me gustaría ser profesor y volver a casa para enseñar a los niños y niñas de mi aldea.”

© UNICEF Nepal/1954/Fohren

Tilak Magar con sus amigos en la ciudad de Dharan, en Nepal oriental. Tilak es empleado doméstico y miembro de un club de niños que defiende los derechos de los niños y niñas trabajadores.

“Hace dos años, durante el conflicto armado, cinco amigos y yo salimos a escondidas de nuestra aldea, en el distrito de Dhankuta, en las colinas de Nepal oriental. Era muy temprano cuando abandonamos la aldea y nos pusimos en camino hacia las llanuras,” afirma Tilak Magar.

En aquel entonces, Tilak cursaba el séptimo grado en la escuela local de Chumbang. Los maoístas habían estado reclutando a jóvenes como él en sus milicias durante todo el conflicto, pero sus actividades de reclutamiento se estaban incrementando. Cuando surgieron rumores de que secuestrarían a más estudiantes, el pánico se apoderó de la aldea y las familias decidieron marcharse o enviar a sus hijos mayores a las llanuras.

Tilak y sus amigos, incluidas dos niñas, se dirigieron a Dharan, gran ciudad situada al pie de las colinas de la región montañosa. Permanecieron dos semanas con un conocido. Después, Tilak empezó a fregar platos en un restaurante local. Allí fue donde su actual empleador, Sr. Rishi Raj Joshi, le ofreció trabajar como asistente doméstico en su casa, en Biratnagar.

“Desde entonces he vivido en su casa,” afirma Tilak. “Me ocupo de todas las tareas domésticas, la limpieza, el lavado, la jardinería, así como del cuidado de los animales. Al principio me sentía muy solo. Me acordaba de mi familia y de mis amigos, y no me apetecía hablar con nadie.”

“Un día, unos niños y niñas se acercaron a mi patrón,” recuerda Tilak. “Le pidieron que me dejara unirme a un club. Accedió de buena gana, y así es cómo me hice miembro del Club de Niños Trabajadores de Sayapatri (Marigold).” Este Club está dirigido por niños como Tilak y guiado por adultos del Foro para los Derechos Humanos y el Medio Ambiente (FOHREN), una organización apoyada por UNICEF.

“Me llevó algún tiempo mezclarme y hablar con mis amigos, pero pronto empecé a desear unirme a las reuniones del Club y participar en sus actividades,” afirma Tilak. Todos los niños y niñas del Club promueven los derechos de los niños trabajadores de Biratnagar. Los miembros del Club siempre están pendientes de los trabajadores domésticos infantiles privados de educación y de condiciones de vida decentes. “Emprendieron una campaña especial para recaudar fondos destinados a los niños afectados por el conflicto, y así me localizaron también a mí. En los clubes de Biratnagar hay muchos otros niños y niñas que también huyeron de sus hogares debido al conflicto,” afirma Tilak.

En su primer año de pertenencia al Club Sayapatri, Tilak pasó a ser miembro del comité ejecutivo, y en la asamblea general celebrada el pasado mes de mayo fue elegido presidente del Club por una mayoría aplastante. También es miembro de la red municipal de clubes de niños trabajadores.

“Como presidente del Club he formado varios grupos de trabajo. Yo dirijo el Grupo de Trabajo en Educación. Sólo este año el Club consiguió matricular a 15 niños trabajadores en escuelas ordinarias. Creemos que éste es un gran logro,” afirma Tilak orgulloso. “Estamos constantemente alertas y nos desplazamos por la ciudad estableciendo redes con miembros de otros clubes, tratando de buscar la manera de mejorar las condiciones de niños trabajadores que han tenido que renunciar a una vida normal por el conflicto.”

Aunque sigue trabajando en casa de su patrón, asiste a una escuela local. Actualmente cursa el séptimo grado en la escuela secundaria superior de Saraswati. “Mi patrón es cariñoso,” reconoce Tilak, “me anima a progresar en mis estudios académicos e insiste para que vaya la biblioteca en mi tiempo libre.”

“A menudo pienso en los amigos que huyeron de la aldea conmigo hace dos años. Me reúno regularmente con uno de ellos, puesto que estamos en el mismo club. En cambio, tres de ellos están en otras grandes ciudades, y una niña ha regresado a casa. Por mi parte, seguiré viviendo en Biratnagar, porque quiero completar mi escolaridad. A la larga me gustaría ser profesor y volver a casa para enseñar a los niños y niñas de mi aldea, en las colinas de Dhankuta.”