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ORIENTE MEDIO Y ÁFRICA DEL NORTE IRAQ: REPORTAJE

Desafiando los obstáculos en la carretera que lleva a Anbar

© UNICEF Iraq/2007/Arar

Un puesto de vacunación durante una campaña de vacunación contra el sarampión, las paperas y la rubéola, respaldada por UNICEF en Irak. La inseguridad crónica ha complicado y retrasado la distribución de las vacunas.

El viaje de Bagdad a Anbar, una región pobre y desértica en el corazón de Iraq, se emprende al amanecer. Al despuntar el día, Omar, quien dirige el convoy de camiones para esta misión de socorro apoyada por UNICEF, se reúne con el equipo de transporte en el depósito de Bagdad para empezar a cargar los medicamentos y suministros. Han trabajado juntos para elaborar un plan de suministro que minimiza el riesgo, muy real, de perder el camión en un secuestro o en una explosión al borde de la carretera.

“Primero tenemos que recoger los suministros de cinco grandes depósitos de medicamentos en Bagdad,” afirma Omar. “Algunos se encuentran en zonas suníes y otros en zonas chiitas. Para cada una de estas zonas enviamos a un conductor que pertenezca a la misma secta, con el fin de asegurarnos de que no sean atacados.”

“En los depósitos hay medicamentos indispensables, así como vacunas y suministros de sangre,” explica Omar. “En Anbar estas cosas escasean mucho, por lo que debemos suministrarlas con carácter urgente.”

“La planificación detallada es la clave del éxito,” afirma Omar. “Los materiales saldrán de Bagdad en un gran tráiler. Pero cuando lleguemos a la carretera que lleva a Anbar tenemos que descargar el tráiler y repartir los suministros en pequeñas partidas, puesto que el tráiler corre más peligro que los camiones. De ese modo perdemos menos suministros si el medio de transporte es atacado.”

“La autopista Baghdad-Anbar se ha vuelto muy peligrosa. En febrero enviamos a nuestro conductor a Bagdad para que recogiera suministros médicos. El conductor y el camión fueron secuestrados en el camino. Nunca consiguieron regresar a Anbar.” 

El viaje puede ser peligroso, pero Omar sabe que los niños enfermos de Anbar ya no pueden permitirse un retraso. Para los trabajadores sanitarios de Anbar, la situación se ha vuelto cada vez más frustrante. La inseguridad les impide disponer de los suministros médicos más básicos.

“Nuestros estantes estaban literalmente vacíos. A los enfermos que querían recibir tratamiento médico les dijimos que salieran de la provincia o que abandonaran el país,” señala Ahmed Yehya, quien administra el depósito de medicamentos de Anbar.

Para Ahmed y sus colegas, la ayuda por fin está en camino. No obstante, sacar un camión de Bagdad – incluso con suministros médico s– es un proceso difícil y agotador.

“Antes de salir de Bagdad, los camiones de transporte son retenidos y registrados en numerosas ocasiones,” afirma Omar. “A veces, los puntos de control están dirigidos por las fuerzas multinacionales, y otras veces por las milicias. Nuestros productos son descargados en su totalidad, lo que conlleva grandes retrasos.”

“Las milicias quieren asegurarse de que el cargamento no se dirige a zonas enfrentadas con sus organizaciones. Nuestro conductor tiene que mostrarles el manifiesto de aduanas. Asegura a los hombres armados que transporta medicamentos necesarios para salvar la vida de niños y mujeres enfermos en Anbar. Menos mal, nos dejan pasar.”

“El viaje a Anbar solía durar cuatro horas. Ahora dura hasta tres días. Puede llevarnos un día sólo para llegar al extrarradio de Bagdad. Esta vez tenemos suerte, nos lleva menos tiempo. Nos ponemos en camino a Anbar antes del anochecer.”

“Una vez que estamos fuera de Bagdad, trasladamos los productos de nuestro tráiler principal a camiones más pequeños. En cada camión hay un conductor de la misma zona del destino que figura en el manifiesto de aduanas. A partir de ahora dependemos de la protección de los dirigentes tribales de Anbar. Dijeron que nos permitirían negociar en los puntos de control y que asegurarían la protección de nuestros conductores cuando llegáramos a la zona. Y lo que es más importante, alojarán a los conductores que tengan que pasar la noche en Anbar. Hay un toque de queda y no pueden regresar a Bagdad una vez que oscurece.”

Pero, por supuesto, hay cosas contra las que nadie puede proteger a los conductores de Omar. 

“Los delincuentes de la carretera pueden intentar secuestrarnos o expulsarnos de la carretera con un dispositivo explosivo improvisado,” dice Omar. “Estamos atentos a indicios de este tipo mientras conducimos. Nunca sabes qué ocurrirá estos días.”

“Nuestros suministros llegan a Anbar justo a tiempo para eludir el toque de queda. Nos reunimos con el personal del depósito de medicamentos e integrantes de la Dirección de Salud de Anbar para iniciar el proceso de descarga. Están tan aliviados como yo. Supongo que no pensaban que fuéramos a conseguirlo,” afirma Omar.

“Puedes sentir que la moral sube cuando llegan los suministros. Los hospitales saben que los medicamentos están en camino. Nos hacen saber lo mucho que aprecian este apoyo humanitario.”

“Esta noche el trabajo está casi hecho, aunque no del todo. Tenemos más cargamentos de camiones que suministrar – 4.500 toneladas en total, en 30 camiones. Mañana tenemos que regresar a Bagdad y volver a empezar. Espero que, la próxima vez, todo salga tan bien como ésta.”

* Le total comprend un taux de recouvrement maximal de 7%. Le taux réel de recouvrement pour les contributions sera calculé conformément à la décision 2006/7 du Conseil d’administration du 9 juin 2006.