Durante 2014, año en que se cumplió el
25º aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño y se celebró como correspondía el progreso logrado en el último cuarto de siglo en favor de los niños, también aumentaron en progresión geométrica el número y la escala de las emergencias, que resultaron también cada vez más complejas.
En 2014, unos
230 millones de
niños y niñas
vivían en países afectados
por los conflictos armados.
En 2014, 102 millones de personas sufrieron las consecuencias de desastres naturales,
más de un 50% de los afectados fueron niños y niñas.
En ese contexto, el mandato de UNICEF
de llegar a todos los niños y niñas, y especialmente a los más desfavorecidos,
adquiere un carácter aún más urgente.
El mandato universal de
UNICEF significa que cada
niño nos concierne,
porque cada niño merece una oportunidad justa de
un futuro mejor.
En 2014, UNICEF continuó abordando la desigualdad de oportunidades que deja a
tantos y tantos niños rezagados.
Para ello, aportó su ayuda para que estos niños tengan un
buen comienzo en la vida,
estén nutridos y saludables, protegidos,
seguros y puedan aprender. Facilitarles un buen
comienzo en la vida no sólo cambia el futuro de esos
niños, sino que permite trazar un nuevo rumbo para su descendencia. El no hacerlo, por el contrario,
no sólo significa privar de estas oportunidades a
los niños de hoy, sino que tendrá
consecuencias perniciosas para varias
generaciones por venir.
En todo lo que hacemos en
UNICEF, nuestro objetivo consiste en que esos niños y niñas disfruten de su derecho a los servicios y las protecciones esenciales.
Lo más importante del Informe Anual no son los números,
sino lo que estos representan,
los niños a quienes UNICEF ha podido llegar y los que siguen necesitados.
El objetivo principal del trabajo realizado por UNICEF en 2014 consistió en centrar la atención, primeramente y ante todo, sobre los niños y niñas más rezagados.