Informe de acción humanitaria 2007 – Página principal

LÍBANO

No hay vida sin agua: la destrucción de los sistemas de agua complica la vuelta de las comunidades desplazadas en el Sur del Líbano

La mañana del 14 de agosto de 2006, durante la hora marcada como límite por el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, para la aplicación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad que llamaba a un cese inmediato de las hostilidades, miles de libaneses desplazados durante 34 días de guerra ya estaban de camino a sus casas. En lo que los observadores han descrito como una inmensa muestra de voluntad y dignidad, los retornados estaban ansiosos por vivir sus vidas de nuevo en un estado de tanta normalidad como encontrasen en sus hogares, cualquiera que fuera el alcance de los daños de sus pueblos.

Poco después, el entusiasmo inicial empezó a borrarse, en parte cuando los habitantes de los pueblos que volvían a casa se vieron afectados duramente por el hecho de que no sólo muchas de sus casas habían sido destruidas, sino también las redes básicas de suministro de agua y electricidad de sus pueblos. “Estamos contentos de estar en casa, porque esta es nuestra tierra. Pero esto no es vida. No tenemos agua para beber, vivimos a la luz de las velas. Aitaroun era tan bonito. Ahora está destrozado,” comenta Maryam Farhat.

Durante la guerra, los sistemas de agua de muchas áreas urbanas y rurales del Sur del Líbano, del Valle de Beqaa y de los barrios del sur de Beirut fueron total o parcialmente destruidos, provocando interrupciones temporales o permanentes del suministro de agua. La falta de electricidad ha hecho más difícil la reanudación del suministro, pues es vital para bombear el agua.

En Al-Khiam, a los habitantes del pueblo les ha llevado algún tiempo empezar a recibir suministro de agua por parte de la municipalidad, puesto que ésta también sufría las secuelas de la guerra. “Pasé los tres primeros días de mi vuelta en la municipalidad pidiendo agua,” cuenta Nimre Mohamed Ammar. “No hay, decían. Pero necesitábamos agua para beber, para lavarnos la cara, para bañar a nuestros hijos.” El tanque de agua colocado sobre el techo de la casa de Ammar resultó dañado durante la guerra y no se puede arreglar.

La municipalidad de Al-Khiam actuó tan rápido como pudo dadas las circunstancias, dijo su vicealcalde Mohamed Abdullah. La municipalidad utilizó sus propios fondos para comprar nuevos tanques de agua para las casas, al tiempo que ONG y otras agencias comenzaron a contribuir en los esfuerzos por proporcionar, a las comunidades que regresaban, agua y tanques temporales. “Sin agua no hay vida,” dice Abdullah.

UNICEF ha asumido un papel de liderazgo entre los esfuerzos nacionales e interagenciales para proporcionar agua potable y no potable,. Trabajando en estrecha colaboración con las autoridades locales encargadas del agua, así como con otras agencias de la ONU y ONG, UNICEF ha distribuido hasta el momento más de 1 millón de litros de agua embotellada, centrándose sobre todo en los más desfavorecidos. Recientemente, ha lanzado una campaña de concienciación con el objetivo de sensibilizar a los libaneses sobre los peligros del explosivos militares sin explotar (UXO). Las botellas están etiquetadas con un mensaje de concienciación sobre los UXO.

Ahora, una vez satisfecha la necesidad inmediata de agua potable, UNICEF está trabajando para proporcionar soluciones a medio plazo mientras se realiza la reconstrucción y reparación de las redes dañadas, ayudando así al Líbano a superar la fase de emergencia para lograr una rápida recuperación. “El acceso al agua es un derecho humano básico, y una de nuestras principales prioridades,” comenta el Representante de UNICEF en el Líbano, Roberto Laurenti. En el caluroso verano, el agua es todavía más crucial para ayudar a la gente a continuar con los esfuerzos comunitarios de rehabilitación. El suministro de agua potable también es vital para evitar la propagación de enfermedades transmisibles a través del agua.

Al tiempo que proporciona asistencia técnica cuando es necesaria, UNICEF está respondiendo a las solicitudes de tanques de agua por parte de los pueblos y ayudando a reparar los sistemas dañados. También está proporcionando generadores de energía adquiridos localmente en las áreas en las que los cortes de energía han inutilizado los sistemas de agua existentes.

Aunque todavía queda mucho por hacer antes de satisfacer plenamente las necesidades de las áreas afectadas, la emergencia ya está empezando a remitir. ”Sin embargo, llevará su tiempo antes de que el problema sea resuelto,” dijo Laurenti. “No es posible definir cuánto tiempo, puesto que todo depende del alcance de los daños. En algunas áreas, puede llevar semanas y en otras meses,” añadió.
 
Las necesidades básicas de agua están siendo satisfechas y los libaneses están empezando a sentirse más esperanzados, a pesar de la destrucción generalizada, y sienten que pueden trabajar en la reconstrucción de sus vidas. “Nuestro problema con el agua ya está mucho mejor,” cuenta Ammar. “Ahora tenemos que empezar a ver cómo reconstruir todo lo que hemos perdido.”

© UNICEF/HQ06-1214/Debbas

Botellas de agua, etiquetadas con mensajes sobre los riesgo de las UXO, que serán transportadas desde el puerto de Beirut a los pueblos del Sur del país.