Los derechos de los niños en acción
La Convención en acción
La Convención
sobre los Derechos del Niño no es un tratado internacional
anquilosado. Por el contrario, se trata de una herramienta de promoción
dinámica y potenciadora mediante la cual se están
transformando profundamente las vidas de los niños en todo
el mundo. Aquí se presentan sólo algunos de los muchos
ejemplos de la Convención en acción. Los detallados
Exámenes del Fin del Decenio del Plan de Acción de
la Cumbre Mundial en favor de la Infancia de 1990 que aparece en
el Informe del Secretario General para la Sesión especial
en favor de la infancia contienen informes más amplios por
países sobre el grado de eficacia con que ha sido puesta
en práctica.
Reformas jurídicas
Muchos gobiernos comienzan a promover los derechos de los niños
mediante la incorporación de los principios de la Convención
en las normas jurídicas de sus países. Esto se logra
mediante la eliminación de las leyes que discriminan a los
niños o mediante la creación de nuevos instrumentos
jurídicos que protegen los derechos de los niños.
Durante el último decenio, muchos países han aprobado
medidas jurídicas orientadas específicamente a los
niños y varios han enmendado sus constituciones a fin de
incorporar los principios de la Convención en todos los aspectos
de las leyes nacionales.
Organismos y mecanismos institucionales
La creación de estructuras nacionales orientadas a los niños
y jóvenes constituye otro ejemplo pertinente. Casi todos
los gobiernos del mundo cuentan actualmente con un ministerio, comisión
o consejo dedicado a las cuestiones de los niños. Esos organismos
se encargan de generar conciencia en el plano nacional acerca de
los temas de la niñez, vigilar las mejoras en las vidas de
los niños, y promover los derechos de los niños en
los ámbitos en que se generan las políticas públicas.
Hasta la fecha, en más de 20 países se han establecido
o se están estableciendo organismos independientes dedicados
a los derechos humanos de los niños.
Políticas
Una vez que disponen de normas jurídicas y estructuras adecuadas,
los gobiernos deben continuar avanzando mediante la ejecución
de políticas y programas que tengan en cuenta al niño
y que fomenten y protejan los derechos de los niños. Esas
iniciativas abarcan también el mejoramiento de los servicios
sociales y su mayor adecuación a las necesidades individuales
de los niños, la modificación de los sistemas de educación
a fin de que resulten más asequibles a los niños y
la ejecución de políticas de protección de
los niños. Entre los ejemplos de esas actividades figuran
los mecanismos de apoyo a las familias, los programas para los familias
que carecen de atención a la salud para los niños
que no están en edad escolar y las iniciativas para mejorar
las aptitudes de los padres y madres en materia de crianza de sus
hijos.
Recursos para los niños
Aunque para garantizar el respeto de los derechos de los niños
resulta fundamental contar con buenas leyes y políticas,
éstas, por sí solas, no son suficientes. Los estados
deben respaldar sus palabras con los recursos financieros y humanos
necesarios para garantizar que se tomen medidas prácticas
concretas. Diversos gobiernos han comenzado a referirse a los "presupuestos
para la infancia" y a estudiar los presupuestos nacionales
para comprobar cuáles son los porcentajes de los recursos
gubernamentales que se asignan a los programas que benefician a
los niños y si tales programas satisfacen adecuadamente las
necesidades de ese sector de la población.
Participación
La Convención establece claramente que los derechos de los
niños no se pueden hacer realidad a menos que se tengan en
cuenta sus opiniones y se escuchen sus voces. La auténtica
participación de los niños requiere que los adultos
les presten atención y otorga a los niños, acorde
con su edad y madurez, la oportunidad de participar en la toma de
las decisiones que les afecten.
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