En Tanzania, los sistemas de protección infantil mantienen a los niños a salvo del peligro

"¡Estamos listos!" Los niños tienen derecho a sobrevivir"

Por Chiara Frisone
UNICEF Tanzania/2016/Frisone
18 Julio 2016
La vida de Pretty, de 18 meses, no comenzó de la mejor manera posible. La niña tendría tan solo dos semanas cuando la encontraron en una letrina de pozo en el Concejo del Distrito de Mbeya, en Tanzania. Sin embargo, y gracias a la ayuda de distintas unidades del sistema gubernamental de protección de la infancia, se logró enviar a Pretty a una familia de acogida en la que está creciendo adecuadamente. 
  

MBEYA, Tanzania, 18 de julio de 2016 – Es en el patio trasero de la casa de Christer y Juma Mabuza en Muvwa, una aldea del Concejo del Distrito de Mbeya, donde la familia se reúne para preparar la cena. Mientras Juma enciende el fuego y Christer corta espinacas de su huerto, sus seis hijos tocan una batería improvisada con Pretty*, una niña de 18 meses que los Mabuzas tienen en acogida. Como “familia apta”, Christer y Juma Mabuza cuidan de niños vulnerables durante periodos cortos, hasta que se les vuelve a integrar con sus familias de origen. “Sabemos que hay niños que necesitan ayuda. Cuando escuchamos la historia de Pretty, dijimos: ‘¡estamos preparados!’ Los niños tienen derecho a sobrevivir”, cuenta Juma.

La vida de Pretty no comenzó de la mejor manera posible. La niña tendría tan solo dos semanas cuando la encontraron en una letrina de pozo de una aldea cercana. Cuando un hombre la oyó llorar, fue inmediatamente a buscar la ayuda de sus vecinos y juntos rompieron la letrina hasta que lograron abrirla y rescatar a Pretty, que estaba gravemente desnutrida y con la piel llena de ampollas. Al mismo tiempo, otros miembros de la comunidad alertaron a la policía, que acudió hasta allí y se llevó a Pretty a la Sección de asuntos infantiles y cuestiones de género del Concejo del Distrito de Mbeya. Una vez allí, abrieron un expediente por abandono infantil para poder enviar a la niña al Hospital de Remisión de Mbeya y que la atendieran de urgencia.

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Pretty, a la izquierda, con su hermana adoptiva Sipora, a la derecha. Pretty ya le ha tomado mucho cariño a sus hermanos adoptivos.

“Yo no estaba de servicio esa noche, pero me informaron del caso de la niña y me puse en contacto inmediatamente con el oficial de Bienestar Social del Distrito para ir al hospital al día siguiente y hacerme cargo del caso”, explicó Pudensiana Simeo Baitu, Oficial de la Sección de asuntos infantiles y cuestiones de género del Concejo del Distrito de Mbeya. “El oficial de Bienestar Social y yo decidimos llamar a la niña “Pretty” (en inglés, Bonita), porque era muy dulce e inocente”.
  

La violencia es generalizada, pero también poco visible

Una encuesta publicada en 2009 sobre la violencia contra los niños reveló que tres de cada 10 niñas y uno de cada siete niños de Tanzania son víctimas de abusos sexuales, mientras que más de siete de cada 10 niños y niñas sufren violencia física antes de los 18 años. La mayoría de los niños suele ocultar su experiencia; además, se denuncian relativamente pocos casos a la policía, ya sea a causa del estigma, la vergüenza, la presión de la familia o la comunidad o la amenaza de la separación familiar. Además, en general se confía poco en la policía y en los tribunales para que impartan la justicia para las víctimas. Como resultado, muy pocas de ellas reciben la ayuda que necesitan para recuperarse, y muy pocos perpetradores se enfrentan a la justicia, lo que los deja libres para seguir cometiendo esos delitos contra los niños.

La sección de la policía dedicada a asuntos infantiles y cuestiones de género es una de las unidades establecidas en las comisarías de policía dedicadas a llevar todos los casos de violencia de género y abuso infantil. La Sección de asuntos infantiles y cuestiones de género del Concejo del Distrito de Mbeya es una de las distintas secciones que las Fuerzas de la Policía de Tanzania renovaron con la ayuda de UNICEF. La sección está formada por oficiales de policía como Pudensiana, a los que han preparado para llevar casos de abusos infantiles y violencia contra las mujeres. “He visto un aumento en el número de denuncias de casos de abusos y violencia desde que se estableció esta sección”, afirmó Pudensiana. “Ahora la gente se atreve más a denunciar; en la comunidad me conocen por las sesiones formativas y de concienciación que he llevado a cabo, así que tienen confianza para acudir a mí”.

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Pudensiana Simeo Baitu, Oficial de la Sección de Género en el Concejo del Distrito de Mbeya. Otros oficiales como Pudensiana han recibido formación para llevar casos de abuso infantil y violencia contra las mujeres. Cuando encontraron a Pretty, Pudensiana se hizo cargo del caso.

Los Oficiales de Sección como Pudensiana garantizan que los casos de abuso infantil y violencia contra mujeres se tramitan rápidamente y que las víctimas reciban la ayuda médica y psicosocial adecuada. Además, los Oficiales de Sección también llevan a cabo sesiones de concienciación en las escuelas, durante reuniones comunitarias y en lugares donde la gente se reúne en su tiempo libre, como restaurantes y bares. Son los propios miembros de la comunidad los que derivan muchos casos al Oficial de Sección, aunque también lo hacen los miembros de los Equipos de Protección Infantil y de los Comités dedicados a los niños más vulnerables, que trabajan a nivel comunitario para identificar y derivar casos de violencia y abusos contra mujeres y niños.
  

Una segunda oportunidad en la vida

Nunca se llegó a encontrar a los padres de Pretty, por lo que su caso se asignó a la Oficial de Bienestar Social Annunciata Christian Rwechungura, que identificó a los Mabuzas como la familia apta para hacerse cargo de Pretty después de que le dieran el alta en el hospital. “Conocía a Christer porque siempre participa como voluntaria en actividades de la comunidad”, explicó Annunciata. “Christer y su marido están cuidando bien de Pretty. Antes, la niña enfermaba casi todas las semanas, pero ahora su salud ha mejorado y, cada vez que la visito, la encuentro feliz y y con ganas de jugar”.

Las familias aptas se eligen de entre distintas comunidades atendiendo a una serie de criterios que incluyen, entre otros: la capacidad económica de la familia para la manutención del niño, las condiciones del hogar en el que viven y sus motivaciones para acogerlo. Todas las familias reciben algo de ayuda del gobierno en forma de paquetes con comida y pequeñas cantidades de dinero para cubrir las necesidades básicas del niño.

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Christer sostiene a Pretty en sus brazos. No se ha logrado encontrar a los padres de Pretty, y los Mabuzas tienen la intención de adoptarla.

Christer y Juma le han tomado tanto cariño a Pretty que tienen la intención de adoptarla. “El modo en que cayó en nuestros brazos fue como una señal de Dios, y tenemos la sensación de que con nadie estará tan segura como con nosotros. Nos gustaría quedárnosla para siempre”, afirma Juma. Con la ayuda de Annunciata, están pensando enviar una solicitud de adopción a las autoridades locales.

La historia de Pretty es un ejemplo de los esfuerzos del Gobierno para crear un sistema de protección infantil en Tanzania que prevenga y responda casos de violencia, abuso, abandono y explotación de niños. Además, muestra el modo en que distintos niveles del gobierno pertenecientes a múltiples sectores son capaces de unirse para garantizar la seguridad y la protección de los niños vulnerables.

Cuando la familia Mabuza empieza a servir la cena, Pretty comienza a patalear porque no quiere que la separen de sus hermanos adoptivos. Pero en cuanto Christer la toma en brazos, la niña deja de llorar y se calma hasta quedarse dormida. Mientras mece a su hija con cariño entre sus brazos, Christer piensa con ilusión en su futuro: “Si Pretty sigue creciendo bien, podrá ir a la escuela y estudiar. Tal vez un día llegue a ser médico”.

*No es su nombre real