La matrona de Mukalla, Yemen

En casa, en el trabajo o en los partos a media noche, la matrona Bamoumen proporciona cuidados que salvan la vida de niños y mujeres de un pequeño distrito de Mukalla

Por Rajat Madhok
UNICEF Yemen/2016/Al Batati
29 Marzo 2016

MUKALLA, Yemen, 29 de marzo de 2016 – Entesar Saeed Bamoumen es un nombre muy conocido en el distrito de Roukeb, en la ciudad portuaria de Mukalla. Es fácil verla por la calle yendo de un lado con el maletín médico que la caracteriza.

Bamoumen es matrona y lleva un ritmo de vida apresurado para poder ayudar a niños y mujeres. Esta mujer y su maletín han salvado innumerables vidas en este diminuto distrito del sudeste de Yemen.
  

Un cuarto de siglo ayudando

Durante 25 años, la matrona Bamoumen ha ofrecido distintos servicios: desde vacunación y atención posparto hasta formación para mujeres acerca de la atención médica para niños y la prevención de enfermedades.

De vuelta en su hogar, encontramos a esta madre de tres hijos cuidando no solo de ellos, sino también de otros seis fruto del matrimonio de su marido con su anterior esposa, ya fallecida. Durante el día, siempre está en el centro médico de Roukeb: desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde. Cuando hay más trabajo —por ejemplo, durante las campañas de vacunación o cuando hay una escalada en enfermedades como el dengue— se queda hasta las seis de la tarde. El centro se construyó en la década de los sesenta, pero ella lleva allí nueve años. Entre otros servicios, se ofrece planificación familiar, atención previa y posterior al parto, pruebas de laboratorio, vacunación y radiografías.

Además del horario habitual de la clínica, también hace visitas acompañada de su maletín para supervisar el estado de mujeres embarazadas o apresurarse para asistir a las mujeres que se ponen de parto en mitad de la noche y no logran localizar a un médico. “Contesto a todas las llamadas de ayuda, sean de quien sean y a la hora que sean”, afirma, sonriente.
  

Una campeona de vacunación

Durante las campañas de vacunación y también fuera de ellas, la matrona Bamoumen es una campeona de vacunación. Por ejemplo, en la actualidad participa en la campaña de inmunización contra la poliomielitis, el sarampión y la rubeola que se está llevando a cabo con la cofinanciación de UNICEF. “Durante estas campañas, llego a vacunar hasta a 375 niños al día”, asegura. ¿Hay mucha diferencia en comparación con la media habitual de vacunaciones? “En días normales suelo vacunar a unos 40 niños que vienen al centro de lunes a miércoles”, responde.

En su opinión, para garantizar la vacunación de todos los niños es necesario inmunizar a las mujeres de la comunidad. De hecho, Bamoumen es conocida por haber concienciado a muchas de ellas, incluso durante el parto. “Poco después de que nazca el bebé”, explica, “voy a visitar a las madres para supervisar su salud y la del bebé. Normalmente me encuentro a muchas mujeres reunidas en la misma habitación. Entonces, aprovecho para concienciarlas sobre la vacunación, la atención médica prenatal y los síntomas de enfermedades como el dengue”.

Bamoumen considera que las campañas, los talleres y los anuncios publicitarios han cosechado buenos resultados, ya que cada vez más hombres y mujeres se dirigen al centro y solicitan vacunas e información para prevenir enfermedades. “Durante los primeros días de la campaña [que hay en marcha en la actualidad], vacunamos casi al 70% del total de los niños que habíamos planificado”, sostiene.
  

Atención en el hogar

En abril de 2015 se produjo una escalada en el conflicto de Mukalla y, como resultado, se cerraron todas las carreteras que conectaban con el principal hospital materno de la ciudad. Las mujeres embarazadas de Roukeb y de las zonas vecinas recurrieron a la matrona en busca de ayuda.

Ella hizo lo que mejor sabe hacer. “En algunas ocasiones recibía visitas en mi casa o iba hasta sus casas para atenderlas”, cuenta.

  • Aquí puedes obtener más información sobre las necesidades humanitarias de los niños de Yemen.
     
La lucha contra la escasez

Aunque las cosas se compliquen para gente como la matrona Bamoumen, ella sigue dando lo mejor de sí misma en su trabajo. Durante los últimos meses, una oleada de dengue ha sacudido Mukalla y sus alrededores, sucedida por un ciclón que arrasó la ciudad en noviembre. “Las organizaciones benéficas y la autoridad local nos facilitaron medicamentos para el dengue”, explica, “pero se terminaron rápidamente porque cada vez había más afectados”. La escasez está complicando las tareas de ayuda a un número creciente de pacientes que necesitan urgentemente tomar esos medicamentos.

De hecho, tanto en épocas de paz como de conflictos, para combatir una enfermedad es necesario contar con un buen armamento de medicinas y un flujo firme de financiación y transporte a los que personas como la matrona Bamoumen tienen difícil acceso. Sin embargo, para los habitantes de Mukalla, esta matrona ha traído la respuesta a sus oraciones, ayudando a la comunidad con el estilo que la caracteriza: con celeridad y sin separarse del maletín de los milagros.