Informe de acción humanitaria 2007 – Página principal

AFGHANISTÁN

Las comunidades y UNICEF unidas para proteger las escuelas de Afganistán

Una escuela en llamas

Juma Khan, de 13 años, corre descalzo desde casa hasta la escuela en la mitad de una ventosa noche de junio para sofocar las llamas que saltaban desde el tejado de su escuela en la  remota aldea de Arzankar, en el distrito de Charbolak de la provincia de Balkh, en el norte de Afganistán. Todo lo que recuerda Juma Khan es a su padre diciendo que tenían que ser más rápidos que el viento para salvar la escuela.

“Al minuto siguiente estaba levantado y corriendo con mi padre y otros muchos de mi aldea y también de las aldeas vecinas. Todos íbamos en dirección a las crepitantes llamas que estaban frente a nosotros en mitad de la oscura noche. El fuego se estaba extendiendo hacia los lados y hacia abajo, así que podría decirse que el tejado era el lugar donde había empezado el fuego,” dijo Juma Khan.

¿Estaba el pequeño Juma Khan asustado por la furia del fuego? “No había tiempo para ello. Pero estaba muy enfadado y disgustado cuando oí que alguien había prendido fuego a mi escuela a propósito. Amigos de 17 aldeas de los alrededores estudian aquí, en mi escuela. ¿Por qué alguien querría quemarla?”, preguntó.

Esa fue de hecho la pregunta que un montón de niños y niñas planteaban al día siguiente cuando se congregaron alrededor de los restos carbonizados de la Escuela de Secundaria Qazi Farooq. Los niños pequeños lloraban. El fuego no sólo había quemado su escuela, había carbonizado su inocencia, se había llevado su infancia. Algunos padres también lloraban. Todos estaban destrozados.

La comunidad se defiende

“Tuvimos suerte de tener agua en el arroyo próximo a la escuela, procedente de la nieve derretida de las montañas,” comenta Haji Ghulam Ali, Jefe del ‘shura’ de la aldea, el órgano de gobierno local. La región del norte de Afganistán se ha visto asolada por  las sequías durante casi siete años. Los aldeanos fueron rápidos y apagaron el fuego con agua y barro.

El incidente tuvo lugar el 7 de junio. “Aquí estábamos en mitad de los exámenes finales,” comentó Mohammad Naeem, director de la escuela. “No queríamos que los niños perdiesen sus exámenes por culpa del incendio. Este reto se ha convertido en una fuente de fuerza para la comunidad.” En el plazo de dos días se retiraron los escombros de las vigas carbonizadas, los techos quemados y los muros dañados. Tras el incidente los aldeanos pusieron dos vigilantes por turnos a los que la policía local les proporcionó escopetas de caza, y las familias también hacieron turnos para vigilar durante la noche.

Ayuda oportuna de UNICEF

A primera hora de la mañana del 7 de junio, se informó del incidente a la Oficina de Zona de UNICEF en Mazar. El Oficial de Educación, Ahmadshah Azizyar, se puso de inmediato a darle seguimiento al incidente con las autoridades del distrito y con la comunidad de la aldea de Arzankar. Tras una rápida valoración de los daños, UNICEF proporcionó tiendas de campaña y esteras para el suelo de las clases, vigas de madera para reparar el tejado, y artículos de papelería para los estudiantes. Con esta ayuda la escuela pudo reanudar su trabajo y los exámenes se realizaron con un retraso mínimo.

Afortunadamente los muros de barro y ladrillos no se habían desmoronado, como tampoco lo hizo el espíritu de la comunidad. Ahora se presentaba una oportunidad para mejorar los locales de la escuela que fue construida en 1972. Se invitó a la comunidad a participar en un proyecto asociativo e innovador: UNICEF proporcionaría los materiales de construcción básicos al Comité de Administración de la Escuela, compuesto por el director de la escuela y dos miembros de la comunidad, con el objeto de seguir de cerca y supervisar su reconstrucción. 

Sin olvidarse de las niñas

Hasta que la Escuela de Secundaria Qazi Farooq sea de nuevo totalmente funcional, algunas estudiantes han sido reunidas en una tienda de campaña proporcionada por UNICEF bajo una morera con Latifa Jan, una de las tres únicas profesoras de Arzankar. Shughla Jan hermana de Juma Khan está ahí y quiere ser doctora. Ella quiere trabajar para su ‘qaum’ o comunidad. “Me gusta aprender cosas nuevas en la escuela y enseñárselas a otros,” comenta otra niña, Fareba, una entusiasta estudiante de 14 años. Las niñas y sus padres están decididos a volver a poner en pie su escuela para que todos puedan continuar sus estudios.

“Somos soldados de la educación, aprender es nuestra meta,
Nuestro lema es conocimiento, nos hace sentirnos orgullosos.
Odiamos las tinieblas, luchamos contra el analfabetismo,
Buscando el conocimiento,
Somos valientes y estamos comprometidos
Ah, amamos nuestra patria, nuestro ‘watan’,
Una vez más te transformáremos en un jardín de flores...”

Una sonrisa se dibuja en el rostro de las niñas y sus ojos están llenos de esperanza mientras cantan a coro. Sus palabras valerosas vuelan lejos con la brisa de la calurosa tarde. 

© UNICEF Afghanistan/2006

Algunas alumnas junto con su maestro debajo de una morera, esperando a que su escuela comience de nuevo las clases.