Un padre crea un futuro brillante para sus hijos en uno de los barrios más peligrosos de El Salvador

En una región asediada por la violencia, un padre educa a sus hijos para ser líderes comunitarios

Por Michelle Centeno
A father and his children walk through a park, El Salvador
UNICEF El Salvador/2017/Centeno
08 Septiembre 2017

SANTO TOMAS, El Salvador, 8 de septiembre de 2017- David Corena, padre de Lupita, de 11 años, vive en una remota comunidad de Santo Tomás, un municipio que figura entre los más violentos de El Salvador.

Cuando Lupita nació, David y su esposa se separaron y la niña se quedó con él. En ese momento, David se comprometió a desempeñar un papel importante en la vida de su hija, no quería que su propia hija repitiera su historia de crecer sin un padre.

 “Siempre he querido disfrutar de cada momento con ella, desde que era una bebé, porque ver a un niño pequeño crecer son momentos muy hermosos para un padre, ver cuando da sus primeros pasos y comienza a caminar o cuando dice la primera palabra y luego empezar a hablar... todos esos momentos son tan especiales y permanecen para siempre en la memoria, en el corazón. Ser padre es lo más hermoso de la vida”, concluye David con voz emotiva. “Lupita es lo mejor que me ha pasado”.
  

Temor y violencia afectan a la región

El apoyo y protección de David es particularmente importante para su hija debido al contexto en el que viven.

El crimen organizado ha crecido en El Salvador y en las vecinas Honduras y Guatemala a raíz de guerras civiles que dejaron a muchas personas desempleadas y con fácil acceso a armas. Pandillas fuertemente armadas tienen ahora decenas de miles de miembros en los tres países, en donde se dedican a la extorsión, asesinatos, tráfico de drogas, robo de automóviles, venta de armas ilegales, secuestros y luchas territoriales.

Con 103 homicidios por cada 100.000 habitantes en el 2015, El Salvador tiene la tasa de asesinatos más alta del mundo. Santo Tomás, donde viven David y Lupita, es uno de los municipios más violentos. Muchos niños y familias deciden huir, haciendo un peligroso viaje hacia el norte en busca de seguridad y oportunidades.
  

UNICEF El Salvador/2017/Centeno

David ayuda a Lupita con su lectura. Ella ha vivido con él desde que sus padres se separaron poco después de que ella naciera.

Dando ejemplo

Haber crecido sin su madre ha representado para Lupita algunas dificultades. Sin embargo, a pesar del desafío de situaciones como sentirse incómodo preguntándole a su papá sobre los problemas de las mujeres, ella está agradecida por todo el apoyo que le da.
"Lo que más aprecio de mi padre es que siempre me ha apoyado y nunca me ha dado la espalda. Siempre he estado con él ", dice Lupita, y añade que una de las cosas favoritas que le encanta hacer con su papá es leer.

David se siente tan empoderado en su papel de padre que hace dos años asumió la responsabilidad del cuidado de los hijos de su pareja actual: Katherine, de 12 años y Steven Alexander, de 5 años. Ambos hijastros tienen padres diferentes que nunca estuvieron presentes en sus vidas.

"Lo amo como si fuera mi padre. Nunca me ha despreciado ni a mí ni a mi hermano. Nos ama como si fuéramos sus verdaderos hijos. Siempre cuida de nosotros y nos da lo que necesitamos ", dice Katherine.

Todos los días, los tres niños esperan ansiosamente que su papá vuelva del trabajo para pasar algún tiempo juntos. Su rutina de la tarde es sentarse a la mesa para comer juntos y hablar de su día, y tienen una tradición familiar de encender una vela mientras que su papá les habla sobre valores.
  

De niña a líder de la comunidad

Lupita es un rayo de sol y una líder en su comunidad. Es franca y articulada, sabia y brillante, fuerte y resiliente.

Lupita y Katherine siguen el ejemplo de su padre y su madre, defensores muy activos de los derechos de los niños y participan en proyectos que mejoran la calidad de vida del barrio, como el programa Conacaste Eco Cultura, iniciativa apoyada por UNICEF para promover espacios seguros, educativos y creativos para las familias de Santo Tomás.

La atención amorosa temprana, la orientación y el cuidado que Lupita recibió de su padre, la han ayudado a convertirse en quien es hoy. Su familia, especialmente su padre, están muy orgullosos de ella. David añade: "Quiero que sea una jovencita segura e inteligente que pueda cuidar de sí misma. Me preocupa la situación actual (en el país), lo que me hace pensar que no quiero un futuro oscuro para mi hija. Quiero que crezca sana y feliz, y que se desarrolle de la mejor manera posible en esta sociedad".

 

Conacaste Eco Cultura es un espacio acogedor para los niños que pretende reintegrar a los niños en las comunidades y abordar algunas de las causas de la violencia y la migración en El Salvador. El parque se instala en un espacio público abandonado que se ha transformado en un espacio seguro para que niños y adolescentes jueguen y participen en actividades como la pintura, el deporte, la música y la fotografía. Gracias también a este espacio, UNICEF identifica a los niños que necesitan apoyo y los alienta a volver a entrar al sistema escolar formal.