A medida que la crisis en la República Árabe Siria entra en su tercer año, y los titulares de los diarios se centran en los enfrentamientos militares y los esfuerzos políticos para resolver la crisis, el mundo no debe olvidar las realidades humanas en juego.
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BUNJ, Sudán del Sur, 5 de octubre de 2012. En el hospital de Bunj, en el condado de Maban (Sudán del Sur), se puede escuchar la fuerte lluvia que cae afuera. En el interior, el Dr. Evan Atar trata a Mustapha (2 años) contra la desnutrición grave.
VÍDEO (en inglés): UNICEF informa sobre los esfuerzos de UNICEF y sus aliados para proporcionar servicios básicos a los refugiados en el condado de Maban (Sudán del Sur).
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“No hay comida. Me voy a comprar comida y sólo hay lentejas”, dice el padre de Mustapha, Abdulah Abdulah.
Los niños con alto riesgo
La desnutrición es un grave problema en el condado de Maban, hogar de más de 100.000 refugiados de Sudán. La continuación del conflicto y la inseguridad alimentaria en los estados de Kordofán y Nilo Azul, al sur de Sudán, han dado lugar a una afluencia de refugiados en Sudán del Sur.
La mayoría de los refugiados viajan a pie, muchos durante varios meses. Cruzan las zonas peligrosas de conflicto a lo largo de carreteras secundarias que son apenas transitables debido a las inundaciones. En el camino, el hambre y las enfermedades son dos amenazas constantes, en particular para los refugiados más vulnerables: los niños.
Radwan Al Fahil (12 años) recuerda: “Nos llevó a mí y a mis hermanas cinco días para llegar a la frontera con Sudán del Sur, un viaje que fue aún más difícil porque no teníamos calzado”.
Las lluvias estacionales han comenzado a descender en toda la zona y han aumentado la transmisión de enfermedades. La diarrea aguda ha provocado un aumento de la mortalidad infantil y de los casos de paludismo.
Radwan Al Fahil (12 años) asiste a clase en la escuela Black del campamento de refugiados de Batil en el condado de Maban (Sudán del Sur). Radwan llegó a Sudán del Sur en abril de 2012 después de huir de su aldea en el estado de Nilo Azul, Sudán.
El apoyo internacional
Con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados como organismo coordinador, UNICEF y sus aliados brindan apoyo a varias intervenciones que incluyen la nutrición y la salud, la protección infantil y la educación.
En el hospital de Bunj, la clínica ofrece tratamientos de emergencia para los niños con desnutrición grave, tanto para los refugiados como para las comunidades de acogida.
“Hemos proporcionado servicios básicos de salud y de vacunación básica, como el sarampión, las gotas orales contra la poliomielitis y el tétanos”, dice Chandra Gilmore, del International Medical Corps (IMC), un aliado de UNICEF. Cada día, el IMC vacuna a cerca de 350 niños y mujeres en edad fértil en el punto de entrada al campamento de Gendrasa.
El apoyo psicosocial es también un componente clave para estos niños, que han sufrido experiencias traumáticas. Marte Ricci, de la organización de ayuda humanitaria sin fines de lucro INTERSOS, describe los espacios acogedores para la infancia donde los niños juegan y aprenden: “UNICEF nos proporciona material recreativo y escolar para 2.000 niños en este espacio. Los espacios acogedores para la infancia permiten que los niños olviden su pasado, hagan amigos y también obtengan nuevos conocimientos”.
Layla Saleh, una refugiada de 8 años oriunda del estado de Nilo Azul (Sudán), juega con un tren de juguete en un espacio acogedor para la infancia en el campamento de refugiados de Gendrasa, en el condado de Maban (Sudán del Sur).
UNICEF suministra materiales educativos para apoyar la educación en Maban. Khalda Hasan, un maestro de la escuela Black del campamento de refugiados de Batil, dice que los niños están ansiosos por aprender.
Según Radwan, “la escuela es lo mejor de estar aquí. La educación es aun más importante que los zapatos. Prefiero estar en clase con los pies descalzos que tener zapatos”.
Los retos que aguardan
Aunque los aliados han intensificado la respuesta de emergencia, la elevada tasa de llegadas, incluida una gran cantidad de niños y niñas vulnerables, ha ejercido una presión enorme sobre las operaciones.
“Los niños que huyen de la violencia de Sudán se han enfrentado a una tensión inmensa y estamos viendo sus consecuencias. Tenemos que asegurarnos de que los niños tengan acceso a la atención médica, la educación y a un entorno protector que les permita no sólo sobrevivir, sino prosperar en una situación tan difícil. Y para eso es esencial recibir mayor apoyo y financiación”, dice Yasmin Ali Haque, Representante de UNICEF en Sudán del Sur.