16 Diciembre 2022
Axlyn, la estudiante que marca una ruta de esperanza en Tumbes para la integración venezolana
https://www.unicef.org/peru/historias/axlyn-estudiante-marca-ruta-esperanza-tumbes-integracion-venezolana
Para muchos quizá se trate tan solo de un pedazo de tela trenzada o de uno más de los elementos que acompaña el uniforme escolar. Pero el cordón de brigadier general que lleva Axlyn Rodríguez en el brazo derecho es, en realidad, el símbolo de una nueva etapa para ella y más de 4000 niñas, niños y adolescentes venezolanos que han tenido que abandonar su país de origen y que ahora buscan adaptarse a su nuevo hogar: Tumbes. La región fronteriza, ubicada en el extremo norte del Perú, ha sido testigo, desde el año 2018, del tránsito de más de un millón de migrantes venezolanos. De ese enorme caudal, unos 20 mil decidieron asentarse en Tumbes, según cifras estimadas por UNICEF. Una de esas 20 mil historias es la de Yarinés Martínez, madre de Axlyn Rodríguez, quien dejó, en 2019, su natal Los Teques, en el estado venezolano de Miranda, buscando un mejor futuro para sus tres hijos, a costa, incluso, de separarse de ellos durante dos años. Axlyn con su madre y hermana Axlyn Rodríguez (16) posa para un retrato junto a su madre, Yarinés Martínez (41), y su hermana, Daniela Castro (11), en el cruce fronterizo de Aguas Verdes, en Tumbes, Perú. Una vez instalada en Tumbes y tras reponerse de las consecuencias de la pandemia, Yarinés pudo lograr que sus dos hijas menores llegaran al Perú para reencontrarse con ella: Axlyn (16) y Daniela (11). En pocos días, sin embargo, la euforia familiar dio paso a una angustiante incertidumbre en torno a la adaptación de las recién llegadas. A las dificultades para lograr la inscripción al sistema educativo se sumaron los desafíos de la virtualidad -en el contexto de la pandemia del COVID-19, lo que no favoreció el relacionamiento entre las jóvenes y sus compañeros peruanos. Mientras Daniela lograba poco a poco adoptar el ritmo de sus clases, Axlyn sufría la incomunicación y el aislamiento. A duras penas, pudo acabar el año escolar 2021, alentada, sobre todo, por el cariño de su hermana. “Mi experiencia en las clases virtuales fue horrible. La verdad no me entendía con los profesores. No interactué con nadie, ni me hice amiga de nadie”, recuerda. La vuelta a las clases presenciales, decretada por el Ministerio de Educación, no fue lo que ella esperaba. Todo era nuevo y a la vez desconocido e intimidante: el uniforme, los profesores, los compañeros. “Cuando entré a la escuela, por primera vez, sentí miedo y desesperación. Tenía miedo de que me fueran a odiar o criticar por mi origen, por donde nací, por ese lugar que yo tanto quiero” Axlyn, estudiante de 16 años A pesar de sus intentos por integrarse, Axlyn y Daniela se sentían ignoradas. La distancia que sentían con sus compañeros, atravesada por la desconfianza hacia la población migrante y una xenofobia muchas veces soterrada, y la tensión de la adaptación a un nuevo entorno, con hábitos y costumbres ajenos, hicieron que ir a la escuela se convirtiera en una angustia diaria. Axlyn caminando a la escuela junto a su hermana y su madre Axlyn Rodríguez (16) se dirige a la escuela junto a su madre, Yarinés Martínez (41), y su hermana, Daniela Castro (11), en el distrito La Cruz, en Tumbes, Perú. Al tanto de todo, Yarinés decidió actuar de inmediato. Docente de formación, pero dedicada a otras labores en Tumbes desde su llegada, solicitó la intervención de autoridades y profesores del colegio. “Yo les decía: ‘Hijas, pa' lante. Vamos a buscar ayuda. No decaigan. Hemos rodado tanto, hemos sufrido tanto, para dejarnos caer ahorita’", cuenta. Gracias a su contacto con la red de instituciones que apoyan a la población migrante, Yarinés pudo garantizar a sus hijas terapia psicológica gratuita, brindada por la ONG Encuentros. Esto, sumado a la presencia de UNICEF en la escuela, a través de un enfoque de educación inclusiva, generarían resultados positivos. Poco a poco, Axlyn empezó a tener mayor participación en el aula. Los profesores la incluían en más actividades y, desde la dirección, decidieron nombrarla brigadier general del colegio por su desempeño. “Axlyn fue elegida por ser una estudiante aplicada, respetuosa, empática con sus compañeros, pero que, además, proyectaba esa confianza necesaria para imponer orden” José Luis Paiva Azo, docente de Arte y Cultura Con el cordón de brigadier general en el brazo derecho, los cambios en Axlyn empezaron a ser cada vez más visibles. La distancia con sus compañeros se acortó y, de pronto, nuevos lazos de amistad fueron surgiendo. Omar Arca pudo presenciar todo eso desde una de los pupitres del salón del quinto año de secundaria. “Axlyn se fue ganando el cariño de todos. Es una chica extraordinaria”, dice de la que ahora es su mejor amiga. Axlyn y sus compañeros en clase Axlyn Rodríguez (16) y sus compañeros asisten a una clase en la Institución Educativa Andrés Araujo en el distrito La Cruz, en Tumbes, Perú. El caso de Axlyn es una prueba viva del impacto positivo que tiene para la integración de los niños, niñas y adolescentes contar con instituciones educativas sensibles y comprometidas. Para garantizar las mismas oportunidades para todos, UNICEF trabaja en articulación con el Ministerio de Educación y sus respectivas dependencias en cada región, buscando generar las condiciones para lograr un sistema educativo inclusivo. Mediante la instalación de espacios de nivelación escolar destinados tanto a estudiantes migrantes como peruanos, UNICEF aspira no solo a lograr avances académicos, sino a generar instancias de socialización e intercambio donde niños y niñas puedan conocerse y se produzca empatía. “La educación me ayudó muchísimo a insertarme más. Llegué aquí como una nube, no sabía dónde ir, qué hacer, cómo actuar, pero el conocer el país fue esencial para crecer”, dice Axlyn. José Vásquez, coordinador de la oficina de UNICEF en Tumbes, conversa con alumnos en una escuela José Vásquez, coordinador de la oficina de UNICEF en Tumbes, conversa con alumnos en una escuela, en el distrito La Cruz, en Tumbes, Perú. La nueva meta de UNICEF en la región es que los 4000 venezolanos en edad escolar -1500 de ellos aún fuera de las aulas- puedan acceder a una educación inclusiva como Axlyn. “Queremos brindar a la población migrante y refugiada las condiciones adecuadas para que se integren y puedan recuperarse tanto a nivel emocional como educativo” José Vásquez, coordinador de UNICEF en Tumbes En ese sentido, el programa de reforzamiento académico, denominado Diverticlases, viene siendo clave para los estudiantes venezolanos. La iniciativa se aplica en diez escuelas de Tumbes, pero se extenderá a toda la región en el año escolar 2023. Axlyn Rodríguez posa para un retrato afuera de su casa Axlyn Rodríguez (16) posa para un retrato afuera de su casa en el distrito La Cruz, en Tumbes, Perú. Los miedos han quedado atrás. Actualmente, la participación de Axlyn en los espacios creados en las escuelas por UNICEF sirve para llevar el mensaje de integración a más peruanos y venezolanos. “Creo que estoy aportando deseos y actitudes para una buena relación entre residentes y migrantes” Axlyn, estudiante de 16 años Nos explica Axlyn, quien ahora es una de las mejores alumnas de su clase y se prepara con mucha dedicación para postular a la carrera de medicina en la Universidad Nacional de Tumbes. “Mi escuela es ahora como un segundo hogar”, dice emocionada.