El regreso a la escuela de Eliezer
Gracias al apoyo de su familia, comunidad y profesores, Eliezer volvió a las aulas para continuar con sus estudios.

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Al costado de una ruta no muy transitada, entre cursos de agua cristalina y naturaleza imponente, se encuentra la casa de Eliezer Riveros (13), donde vive con sus padres y seis hermanos. Este lugar se encuentra en la compañía Peguajho Typy del distrito de Horqueta, departamento de Concepción. Esta zona del Paraguay se caracteriza por tener mucha población y uno de los índices de pobreza más elevados del país. Históricamente, los habitantes de estos paisajes enfrentan desafíos para subsistir y garantizar sus derechos básicos.
La familia de Eliezer trabaja en el cultivo de maíz, mandioca, poroto y otros rubros de la agricultura familiar. Sus tres hermanos mayores trabajan en estancias aledañas, mientras que su madre, Ramona, y su marido, Pedro, cultivan en un predio ubicado a 2 km, con la ayuda de Eliezer y su hermana. Esta familia demuestra su fortaleza todos los días, en su lucha para cubrir sus necesidades básicas y buscar nuevas oportunidades y medios de vida.
El 13 de marzo de 2020, ante el avance del COVID-19, Paraguay cerró las escuelas. Si bien esta medida tuvo un impacto positivo a nivel sanitario, para niños como Eliezer implicó dejar de estudiar por falta de herramientas tecnológicas necesarias para acceder a la educación virtual.
“Las tareas venían por medio del celular y nosotros no teníamos celular y era muy difícil ir a buscar los materiales y fotocopias. Él ya había dejado la escuela y yo ya perdí la esperanza que vuelva a asistir”, explica su mamá, cargando en sus brazos a su hija más pequeña, de 12 meses.
A partir de esa situación, Eliezer dejó el sexto grado y se dedicó a las labores del campo, trabajando medio tiempo en una estancia que se encuentra frente a su casa. Vestido con ropas de trabajo, mientras prepara su caballo, cuenta con alegría sus actividades cotidianas, sin perder la picardía de un niño que va creciendo en una situación de exclusión, que limita sus oportunidades y traza un camino de dificultades, sin acceso a la herramienta transformadora que es la educación.
“Llevo la azada y limpio las malezas. Siembro maíz, poroto, mandioca, entre otras tareas. Voy a arrear el ganado, le doy de comer. Pero cuando termino mi trabajo a la tarde, me voy a jugar al fútbol, al arroyo o de pesca”, cuenta Eliezer entre risas y bromas.
El camino de retorno
“Hice la verificación en la escuela y ahí le pregunté de dónde es Eliezer y ahí la profesora me pasó la dirección. Me dijo que vive muy lejos, a 20 kilómetros de la escuela. Yo me comuniqué con la mamá, le expliqué cuál es mi trabajo y le dije que podía ir a visitarle para hablar mejor”, relata Rosalba Muñoz, facilitadora social del proyecto ¡Vamos a la escuela! del departamento de Concepción. Rosalba trabaja en equipo con los docentes de las escuelas para identificar a niños y niñas en esta situación. Realiza visitas a las familias para promocionar el derecho a la educación y articular los servicios para que puedan asistir a una institución educativa lo antes posible.
Al día siguiente, Rosalba visitó a la mamá de Eliezer y pudo identificar las barreras que dificultan el acceso a la educación, además de sensibilizar a sus padres sobre la importancia que tiene asistir a la escuela para su presente y futuro.
Luego de la entrevista, Ramona conversó con Eliezer sobre la posibilidad de volver a estudiar y él le dijo que quiere regresar a la escuela.
Superar las barreras
Dos días después, Eliezer volvió a la escuela. “Primeramente, no se sentía muy cómodo para entrar junto a sus nuevos compañeros, porque es más grande que ellos. De a poco se fue adaptando y ahora ya está perfectamente integrado”, explicó el director de la institución educativa, Santiago Torales.
Eliezer fue matriculado en agosto de 2023 en la escuela Nº 28 Próceres de Mayo de Horqueta, Concepción. Con 13 años, está cursando el sexto grado. Con ayuda de sus profesores y compañeros logró reencontrarse con la escuela como espacio de desarrollo y formación, que redefine su camino y garantiza sus derechos.
Así como el trabajo a nivel comunitario resultó en el retorno de Eliezer a la escuela, también se requiere un acompañamiento pedagógico que le permita recuperar los aprendizajes y desarrollar las habilidades necesarias. “Lo que plantea este proyecto es interesantísimo: crear los espacios de recuperación de aprendizajes, tener un aula para apoyar a recuperar los aprendizajes que no tenía y donde se le dan los contenidos más importantes", explica la supervisora pedagógica del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), Gricelda Arce Cañete.
El trabajo del equipo técnico de la escuela, sumado a la búsqueda y acompañamiento de la facilitadora social del proyecto, fueron importantes para lograr que Eliezer esté nuevamente en aula. Sin embargo, todo este trabajo no tendría sentido sin la fortaleza y determinación de la familia y la voluntad de superación de Eliezer, que resultaron en un cambio en la trayectoria de vida del niño.
Hoy, Eliezer es un alumno regular, viaja todos los días en el primer bus, a las 5:30 de la mañana, por 20 kilómetros para llegar a la escuela y retorna a su casa con el mismo bus a las 2 de la tarde. Sus padres hacen un esfuerzo enorme para cubrir los gastos diarios de transporte y alimentación, al tiempo que Eliezer pone de su parte para poder recuperar los aprendizajes e integrarse con sus nuevos compañeros.
“Cuando se incorpora el elemento educación en cualquier persona, cambia radicalmente la vida de esa persona y de su familia”, resalta Teresita Riela, secretaria de educación de la Gobernación de Concepción.
A través del proyecto ¡Vamos a la escuela!, instituciones educativas, entes gubernamentales, sociedad civil y familias han tomado el compromiso de trabajar de manera conjunta para cambiar esta realidad.
A nivel país existen muchos niños y niñas en esta situación. Según un estudio reciente del MEC y UNICEF, actualmente en Paraguay 1 de cada 4 niños, de entre 5 y 17 años, está fuera de la escuela.
Después de haber estado dos años fuera del sistema educativo, la posibilidad de seguir estudiando significa una esperanza para Eliezer, para poder superar las dificultades con la ayuda de todas las personas que acompañan su desarrollo y que buscan garantizar su derecho a la educación.
¡Vamos a la escuela!
El proyecto ¡Vamos a la escuela!, liderado por el MEC con la cooperación de UNICEF y la Fundación Education Above All (EAA), de Catar, está apoyando la matriculación de niños y niñas en seis departamentos del país.
La iniciativa, que a nivel local cuenta con el apoyo de Global Infancia y Fundación Alda, se centra en la matriculación de niños y niñas que aún no se han inscripto en las escuelas y que se encuentran fuera del sistema educativo en los departamentos de Central, Itapúa, Alto Paraná, Caaguazú, Concepción y San Pedro.