Los niños de los países más pobres han perdido casi cuatro meses de escolarización desde que comenzó la pandemia, según la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial

29 Octubre 2020
Educación
UNICEF/2020/García

Un nuevo informe analiza las respuestas nacionales a la COVID-19 en materia de educación, prestando especial atención a la pérdida de aprendizaje; las ayudas a la educación a distancia para estudiantes, progenitores y maestros; los planes de reapertura de las escuelas; los protocolos de salud; y la financiación.

NUEVA YORK/PARÍS/WASHINGTON, 29 de octubre de 2020 – Los niños en edad escolar de los países de ingresos bajos y medianos bajos han perdido ya casi cuatro meses de escolarización desde que comenzó la pandemia, en contraposición a la pérdida de seis semanas en los países de ingresos altos, según un nuevo informe publicado hoy por la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial.

“No hace falta irse muy lejos para ver los efectos devastadores de la pandemia sobre la educación de los niños de todo el mundo. En los países de ingresos bajos y medianos bajos, esos efectos se han magnificado debido a que las limitaciones del acceso a la educación a distancia, el aumento del riesgo de recortes presupuestarios y la demora en los planes de reapertura han frustrado cualquier oportunidad de que los niños en edad escolar recuperen la normalidad”, aseguró Robert Jenkins, Jefe de Educación de UNICEF. “Es muy importante lograr que la reapertura de las escuelas sea una prioridad y proporcionar las clases de recuperación que tanto necesitan”.

El informe recopila los resultados de distintas encuestas sobre las respuestas nacionales a la COVID-19 en materia de educación realizadas en 150 países entre junio y octubre. Según el informe, los niños en edad escolar de los países de ingresos bajos y medianos bajos tienen menos probabilidades de acceder a la educación a distancia, y también es más difícil llevar un seguimiento de la pérdida de aprendizaje que sufren estos niños. Por otro lado, hay más probabilidades de que sus escuelas reabran con demora y no dispongan de los recursos adecuados para garantizar un funcionamiento en condiciones de seguridad.

  • Si bien las escuelas de más de dos terceras partes de los países han abierto total o parcialmente, una de cada cuatro lo ha hecho más tarde de la fecha inicialmente prevista o aún no ha fijado una fecha de reapertura. La mayor parte de esos países son los de ingresos bajos y medianos bajos.
  • Solo en uno de cada cinco países de ingresos bajos se consideraron días lectivos oficiales los días dedicados a la educación a distancia, lo cual refleja la escasa repercusión de las medidas de educación a distancia en estos países en comparación con tres cuartas partes de los países de todo el mundo.
  • De los 79 países que respondieron a las preguntas relacionadas con la financiación, casi un 40% de los países de ingresos bajos y medianos bajos anticipaban o habían sufrido ya recortes en los presupuestos de educación de su país para el ejercicio actual o el siguiente.
  • Aunque en la mayoría de los países se aseguró que los maestros estaban supervisando el aprendizaje de los estudiantes, en una cuarta parte de los países de ingresos bajos y medianos bajos no se estaba llevando a cabo ese seguimiento.
  • La mitad de los encuestados de los países de ingresos bajos aseguraron no contar con financiación ni con medidas de seguridad adecuadas, como instalaciones para lavarse las manos, medidas de distanciamiento físico y equipos de protección para los estudiantes y los maestros, en comparación con el 5% encuestado en los países de ingresos altos.
  • Aproximadamente en dos de cada tres países de ingresos bajos se iban a promulgar medidas para promover el acceso o la inclusividad de las personas en riesgo de exclusión.
  • Más del 90% de los encuestados de los países de ingresos altos y medianos altos aseguraron que los maestros debían seguir impartiendo clases durante el cierre de las escuelas, en comparación con menos del 40% de los encuestados de los países de ingresos bajos.

“La pandemia acentuará el déficit de financiación de la educación en los países de medianos ingresos. Si, en lugar de esperar, tomamos las decisiones adecuadas en materia de inversiones, este déficit podría reducirse significativamente”, afirmó Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO. “En la Reunión Mundial sobre la Educación organizada el 22 de octubre por la UNESCO en coordinación con Ghana, Noruega y el Reino Unido, 15 jefes de estado y de gobierno, cerca de 70 ministros de educación y los asociados para el desarrollo se comprometieron a proteger la financiación de la educación, actuar para abrir las escuelas en condiciones de seguridad, dar apoyo a todos los maestros como trabajadores de primera línea y cerrar la brecha digital. Esta responsabilidad nos corresponde a todos”.

Además, del informe se desprenden las siguientes conclusiones:

  • Casi todos los países incluyeron el aprendizaje a distancia en su respuesta de educación, en forma de plataformas digitales, programas de radio y televisión o materiales para trabajar en casa.
  • Nueve de cada 10 países facilitaron el acceso al aprendizaje digital, más frecuentemente a través de teléfonos móviles y, en otros casos, ofreciendo acceso a internet mediante subvenciones o sin coste alguno, si bien la cobertura del acceso fue muy variada.
  • En 6 de cada 10 países se distribuyeron materiales para ayudar a orientar a los padres en el funcionamiento de la educación desde el hogar, mientras que cuatro de cada 10 países ofrecieron asistencia psicosocial a los niños y los cuidadores durante el cierre de las escuelas. Estos esfuerzos fueron más comunes entre los países de altos ingresos y en los entornos donde los recursos ya estaban disponibles.

“Pese a los esfuerzos generalizados, existen grandes diferencias en la capacidad de los países para proporcionar a los niños y a los jóvenes una educación efectiva. Además, las diferencias son probablemente más notables dentro de los países en lo que respecta a la estimulación educativa que han recibido los niños y los jóvenes. Antes de la pandemia ya nos preocupaba la pobreza de aprendizajes, así como la desigualdad de oportunidades educativas. La base de referencia del aprendizaje ahora es más baja, pero el aumento de la desigualdad de oportunidades podría ser catastrófico. La necesidad de reavivar el proceso de aprendizaje es muy urgente”, aseguró Jaime Saavedra, Director Mundial de Educación para el Banco Mundial.

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